31 de marzo de 2014

Don Denís de Portugal


Cincuenta e Catro Cantigas de Amigo (2)


XXVIII

Mi amigo un mal muy grande tiene,
tal, amiga, que es tanto mal para él
que en verdad no hay mal peor que aquel,
y todo esto ved de donde le viene:
porque no cree mi bien conseguir
vive apenado, en pena por morir
.

Tanto mal sufre, y que Dios dé perdón,
que él, amiga, ya lástima me dio,
y, por cuanto de sus asuntos sé yo,
todo su mal es por esta razón:
porque no cree mi bien conseguir
vive apenado, en pena por morir
.

Morirá de esta, y nada es más real,
pues tiene dentro tan grande pesar
que no puede de la muerte escapar
y, amiga, viene aquí todo su mal:
porque no cree mi bien conseguir
vive apenado, en pena por morir
.

Pues si creyera mi bien conseguir
mejor querría vivir que morir.



XXIX

Mi amigo: yo no puedo vivir
sin vos ni vos sin mí, y que será
de vos? Mas a Dios, que el poder da,
yo le ruego que Él quiera elegir,
por vos, amigo, y también por mí,
que no muramos vos ni yo así


como morimos, pues no es menester
que tal vida hayamos de pasar,
que más os valdrá muerte os dar,
mas Dios elija, si a Él le ha de placer,
por vos, amigo, y también por mí,
que no muramos vos ni yo así


como morimos, pues en la mayor
pena del mundo y en la más mortal
vivimos, amigo, y el mayor mal,
mas Dios elija, como buen Señor,
por vos, amigo, y también por mí,
que no muramos vos ni yo así


como morimos, en verdad, pues
hace mucho que este mal nos llegó
y aún sigue, y mucho nos duró,
mas Dios elija, como quien Él es,
por vos, amigo, y también por mí,
que no muramos vos ni yo así


como morimos, y Dios ponga aquí
remedio, amigo, a vos y a mí.



XXX

Qué ansia tuvisteis, madre y señor,
de impedirme que pudiera yo ver
a mi amigo, mi bien y mi placer,
mas si yo logro, por Nuestro Señor,
que lo vea y le pueda hablar,
lo haré, y pese a quien quiera pesar
.

Vos pusisteis todo vuestro poder
en buscar que, por ninguna razón,
yo viera a mi amigo y mi corazón,
mas, si logro, con todo mi poder,
que lo vea y le pueda hablar,
lo haré, y pese a quien quiera pesar
.

Mi muerte queréis, madre, y nada más,
pues hicisteis que ya nunca también
llegara a ver a mi amigo y mi bien,
mas, si logro, y no puede haber más,
que lo vea y le pueda hablar,
lo haré, y pese a quien quiera pesar
.

Y si, madre, esto puedo alcanzar,
lo otro pase como pueda pasar.



XXXI

Amigo falso y desleal:
de qué os vale trabajar
por mi merced poder ganar,
pues lo habéis llevado tan mal
que, aunque quiera, no he de poder,
amigo, ya bien os hacer
.

Llevasteis el asunto así
como quien no es conocedor
de bien ni de prez ni de amor,
y por esto creedme a mí
que, aunque quiera, no he de poder,
amigo, ya bien os hacer
.

Caísteis en tal perdición
que remedio aquí no os sé,
pues yo ya os abandoné
de manera, y Dios dé perdón,
que, aunque quiera, no he de poder,
amigo, ya bien os hacer
.



XXXII

Mi amigo viene hoy aquí
y quiere conmigo hablar
y sabe él que me hace pesar,
madre, pues yo le prohibí
que no fuese a ninguna hora
donde yo fuera, y viene ahora


aquí, y fue suyo el pecado
de pensar en su corazón
en quebrantar mi prohibición,
pues sabe que yo le he mandado
que no fuese a ninguna hora
donde yo fuera, y viene ahora


aquí, cuando yo con él hablé
ante vos, madre, y con rigor,
y así él ha perdido mi amor,
pues yo le prohibí y le mandé
que no fuese a ninguna hora
donde yo fuera, y viene ahora


aquí y, si el buen juicio ignora,
que pierda mi bien sin demora.



XXXIII

Quisiera con vos hablar de grado,
ay, mi amigo y mi enamorado,
pero no oso ahora con vos hablar
pues tengo gran miedo del airado;
airado haya a Dios quien me lo fue a dar
.

En penas de mil modos me trabo
por deciros con qué yo me agravo,
pero no oso ahora con vos hablar,
pues tengo gran miedo del mal bravo;
mal bravo haya a Dios quien me lo fue a dar
.

Pesar sufro, amigo, y a menudo
os quiero decir mi mal tan mudo,
pero no oso ahora con vos hablar,
pues tengo gran miedo del muy rudo;
muy rudo haya a Dios quien me lo fue a dar
.

Señor de mi corazón, cautivo
estáis por yo vivir con quien vivo,
pero no oso ahora con vos hablar,
pues tengo gran miedo del esquivo;
esquivo haya a Dios quien me lo fue a dar
.



XXXIV

Con mi amigo, madre, os vi yo a vos
hoy hablar y ello me dio gran placer
porque lo vi de junto a vos volver
alegre, y creo que bien me hace Dios,
pues, si él tan alegre partió de aquí,
no puede ser sino un bien para mí
.

Se volvió alegre y se rio, ya que
hace mucho tiempo que no lo hacía,
mas, puesto que esto esta vez sucedía,
me quedo alegre, y Dios bien me dé,
pues, si él tan alegre partió de aquí,
no puede ser sino un bien para mí
.

Él me miró a los ojos con pasión,
cuando visteis que se os despidió,
y miró hacia vos alegre y se rio,
y tengo placer en mi corazón,
pues, si él tan alegre partió de aquí,
no puede ser sino un bien para mí
.

Y, aunque yo de palabra nada oí,
tengo muy gran placer en lo que vi.



XXXV

Hace tiempo, amigo, que no quiso Dios
que con mis dos ojos os viera yo a vos,
y no pone, por tal razón, en mí los
suyos mi madre, amigo, y, pues es así,
arreglad de irnos, por Dios, ya de aquí,
y que haga mi madre lo que pueda allí
.

No os vi hace tiempo ni así se arregló,
pues lo impidió mi madre, a quien le pesó
este asunto, y le pesa, y me guardó
que no os viese, amigo, y, pues es así,
arreglad de irnos, por Dios, ya de aquí,
y que haga mi madre lo que pueda allí
.

Que hace mucho que mis ojos no os ven
ni vi en este tiempo yo ningún bien,
pues lo impidió mi madre, e hizo también
que no os viese, amigo, y, pues es así,
arreglad de irnos, por Dios, ya de aquí,
y que haga mi madre lo que pueda allí
.

Y, si no lo arreglarais muy pronto así,
os matáis, amigo, y me matáis a mí.



XXXVI

Os auxiliaría, amigo y mi bien,
si yo me atreviera, mas mirad quien
me lo impide y quiere mi mal:
mi madre, que os tiene mortal
desamor, y, con pena tal,
morir ya no me pesaría.

Os auxiliaría, por Dios, mi bien,
si yo me atreviera, mas mirad quien
me impide que lo pueda hacer:
mi madre, que tiene el poder
y muy mal os sabe querer
y ya aquí mi muerte querría.



XXXVII

Para ver a mi amigo,
que dejó de hablar conmigo,
voy allá, madre.

Para ver a mi amado,
que conmigo lo ha dejado,
voy allá, madre.

Que dejó de hablar conmigo
es por esto que yo os digo:
voy allá, madre.

Que conmigo lo ha dejado
es por esto que yo os hablo:
voy allá, madre.



XXXVIII

Me llegó, amiga, el recado
de aquel que quiero con bien,
de que, al saber mi mandado,
ya él vendrá en un amén,
y estoy yo alegre y también
hago en esto lo adecuado.

Por llegar viene angustiado,
pues sufre gran mal de amor,
porque está muy alejado
de hallar placer ni calor
sino donde yo esté, por
ser todo este su cuidado.

Con todo el mal que ha pasado,
amiga, el modo veré
de darle algo de agrado,
pues viene cual le mandé,
y luego él será, bien sé,
del mal sanado y pagado,

y del mal que le causé
desde que es mi enamorado.



XXXIX

Que vos muráis por mí muy justo es,
amigo, y mi belleza no debéis
en nada agradecer y bien sabréis
que a Dios yo gracias doy, en verdad, pues
morir por mí sin razón no ha de ser
para el que esta belleza pueda ver
.

De morir por mí nada os debo yo
agradecer, pues igual ha de hacer
quien bien mire belleza de mujer,
y, pues Dios esta belleza me dio,
morir por mí sin razón no ha de ser
para el que esta belleza pueda ver
.

De así por mi amor vos os matar
yo en nada nunca os lo agradeceré
y, mi amigo, aún más aquí os diré:
pues me quiso Dios tal belleza dar,
morir por mí sin razón no ha de ser
para el que esta belleza pueda ver


que Dios me ha dado, y podéis creer
que yo nada os tengo que agradecer.



XL

Mi madre querida,
al baile yo iba
de amor;

mi madre alabada,
yo al baile marchaba
de amor;

al baile yo iba
que hay en la villa,
de amor;

yo al baile marchaba
que hay en la casa,
de amor;

que hay en la villa
del que bien quería,
de amor;

que hay en casa
del que mucho amaba,
de amor;

del que bien quería,
o soy fementida,
de amor;

del que mucho amaba,
o soy perjurada,
de amor.



XLI

Infeliz vivo, amigo, porque yo no os veo
y vos vivís infeliz y con gran deseo
de verme y de hablarme, y por esto creo
que es pena tan fuerte
que no me es sino muerte,
como quien vive, amigo, en tan gran deseo.

Yo por veros, amigo, vivo apenada,
e igual vos, por verme, que ya no es nada
la vida que hacemos, y así asombrada
estoy de como vivo
sufriendo tan esquivo
mal, pues más me valdría no ser yo aquí nada.

Ya por veros, amigo, no sé quién sufriera
tal pena cual yo sufro, y vos, que no muriera,
y, así con estas penas, ya que no naciera,
qué será de mí no sé
y la muerte envidiaré
a todo hombre o mujer que ya muriera.



XLII

De vuestro amigo, ay amiga,
en el que tanto confiáis,
pronto quiero que sepáis
que una, que Dios maldiga,
lo tiene loco y maltrecho,
y yo muero de despecho
.

No hay aquí verdad profunda
ni nada os es encubierto,
mas tenedlo muy por cierto
que una, que Dios cofunda,
lo tiene loco y maltrecho,
y yo muero de despecho
.

No sé mujer que se pague
de quitarles a su amigo,
a las otras mas yo os digo
que una, que Dios estrague,
lo tiene loco y maltrecho,
y yo muero de despecho
.

Y tengo mucho derecho,
pues quiero vuestro provecho.



XLIII

Ay, falso amigo y sin lealtad,
veo ahora la gran falsedad
con que vos tanto tiempo me hablasteis,
pues ya de otra yo sé en verdad
a la que esa piedra vos lanzasteis
.

Amigo falso y muy encubierto,
veo vuestro engaño al descubierto
con que vos tanto tiempo me hablasteis,
pues ya de otra yo sé bien cierto
a la que esa piedra vos lanzasteis
.

Ay, falso amigo, yo no temía
esta gran traición y felonía
con que vos tanto tiempo me hablasteis,
pues ya de otra sé, que lo sabía,
a la que esa piedra vos lanzasteis
.

Y que cogierais justo sería
las falsedades que sembrasteis.



XLIV

Amigo, yo esto creo,
nunca pierdo el deseo
sino cuando os veo,
y de esto vivo apenada
con este mal tan feo
que sufro yo, agraciada.

Pues sin vos, donde sea,
mi ser siempre os desea
mientras que yo no os vea,
y de esto vivo apenada
con la pena tan fea
que sufro yo, agraciada.

Es solamente espanto
cuando no os veo cuanto
yo hallo, y quebranto,
y de esto vivo apenada
con todo este mal, tanto,
que sufro yo, agraciada.



XLV

Por Dios, intentad ver a mi estimado
amigo, amiga, que aquí llegó,
y decidle, aunque me ha importunado,
que lo que muchas veces me rogó,
que a él le hiciera yo aquel placer,
por mor de mi madre no he de poder
.

Si vos lo veis os lo agradeceré,
pues sabéis cuánto hace que me sirvió,
y decidle, aunque se lo reproché,
que lo que él rogó siempre que me vio,
que a él le hiciera yo aquel placer,
por mor de mi madre no he de poder
.

Si vos lo veis gran gozo tendré aquí,
pues de mi bien desesperado está;
por esto, amiga, decidle así:
que aquello que él mucho me rogó ya,
que a él le hiciera yo aquel placer,
por mor de mi madre no he de poder
.

Y por esto no tengo yo el poder
de procurarle a él ni a mí placer.



XLVI

Amiga: aquel que os ama
y está por vos penado
y que vuestro se llama,
desde que fue enamorado
no vio placer, yo lo sé;
por esto morirá
y de ello me doleré.

Aquel que pena fuerte
tuvo desde aquel día
que os vio, que igual que muerte
le es, por santa María,
nunca vio placer ni bien;
por esto morirá
y me pesa a mí también.



XLVII

Amigo: mientras no os vi
no descansé ni dormí,
pero ahora ya aquí
que os veo, descansaré
y veré placer en mí
pues veo cuánto deseé
.

Porque no os llegaba a ver
calma no pude tener,
y ya, Dios os fue a traer,
que os veo, descansaré
y veré en mí placer
pues veo cuánto deseé
.

Cuando mis ojos no os ven
no han placer, y pierdo el buen
juicio, mas ahora también
que os veo, descansaré
y veré todo mi bien
pues veo cuánto deseé
.

Poder veros es mi paz
y además me place asaz,
y si hace Dios, que es veraz,
que os veo, descansaré
y tendré muy gran solaz
pues veo cuánto deseé
.



XLVIII

Pues ya dice mi amigo
que quiere irse conmigo,
pues a él place asaz,
me place, bien os digo;
este es mi solaz
.

Pues dice que a porfía
vamos a nuestra vía,
pues a él place asaz,
me place, y en buen día;
este es mi solaz
.

Pues que llevarme veo
que es su solo deseo,
pues a él place asaz,
me place, y ya lo creo;
este es mi solaz
.



XLIX

Por Dios, amiga, lamentad el mal
que anda diciendo aquel muy desleal,
pues dice de mí, y de vos igual,
y a muchos, que yo le hice bien
y que vos sabéis de todo este mal,
mas tal cosa yo ignoro, y vos también
.

Debéis lamentaros de esta cuestión
pues anda diciendo muy gran traición
de mí y de vos, que Dios nos dé perdón,
y se alaba de que yo le hice bien
y que vos sabéis toda la cuestión,
mas tal cosa yo ignoro, y vos también
.

Y que aquí os lamentéis muy justo es
pues habla muy mal, y todo al revés,
de mí y de vos allá donde esté, pues
él dice, amiga, que yo le hice bien
y que vos sabéis todo tal como es,
mas tal cosa yo ignoro, y vos también
.



L

Me habló hoy mi amigo
muy bien y muy humildoso
de mi semblante hermoso,
amiga, estando conmigo,
mas, aun así yo os digo
que no le quedó recado
que a él le fuera de su agrado
.

Me dijo él, amiga, cuanto
yo mejor que él sabía
que de cuán bien yo lucía
era todo su quebranto,
mas, aun así sabed tanto:
que no le quedó recado
que a él le fuera de su agrado
.

Me dijo él: «Señora, creed
que vuestra gran hermosura
me hace un mal sin mesura,
por esto de mí doled».
Aun así, amiga, sabed
que no le quedó recado
que a él le fuera de su agrado
.

Y se fue tan apenado
que ya me ha preocupado.



LI

Se marcha mi amigo a muy lejos morar
y, amiga, por Dios, de eso tengo pesar,
porque ya se va, en mi corazón,
tan grande que no se puede contar,
pues se lo prohibí, y tengo gran razón.

Yo le prohibí que se marchara de aquí,
pues todo mi bien perdería él así,
y ahora se va y me hace gran traición,
y desde hoy no sé qué va a ser de mí
y morir sólo, amiga, es mi ambición.



LII

No sé, amigo, de quién padeciera
pena cual padezco, que no muriera,
sino yo, infeliz, mejor no naciera,
porque no os veo cuanto yo querría,
y quiera Dios que yo olvidar pudiera
que os vi, amigo, en aquel mal día
.

No sé, amigo, mujer que pasara
pena cual yo paso, que lo soportara
y no muriera o se desesperara,
porque no os veo cuanto yo querría,
y quiera Dios que yo no recordara
que os vi, amigo, en aquel mal día
.

No sé, amigo, quién el dolor sintiera
que yo siento, que así lo encubriera,
sino yo, infeliz, que Dios maldijera,
porque no os veo cuanto yo querría,
y quiera Dios que yo nunca supiera
que os vi, amigo, en aquel mal día
.



LIII [Pastorela]

La pastora se quejaba
mucho tiempo el otro día
y consigo allí hablaba
y lloraba y aun decía,
del amor que la forzaba:
«Por Dios, te vi en mal día,
ay, amor».

Y se seguía quejando
como mujer con gran pena
y que al pesar, desde cuando
nació, siempre fue ajena,
y allí decía llorando:
«Tú no eres sino mi pena,
ay, amor».

Penas le daban amores
que no le eran sino muerte,
y se acostó entre unas flores
y dijo con pena fuerte:
«Mal te venga en donde mores,
pues no eres sino mi muerte,
ay, amor».



LIV [Pastorela]

Una pastora agraciada
pensando iba en su amigo
y estaba, bien os lo digo,
por lo que vi, disgustada,
y dijo: «No vale nada
el fiarse de enamorado
la mujer enamorada,
pues el mío ha perjurado».

Ella traía en la mano
un papagayo hermoso
cantando muy delicioso,
pues ya entraba el verano,
y dijo: «Amigo lozano,
¿qué haría por amores,
pues hablasteis tan en vano?»
Y cayó entre unas flores.

Una gran parte del día
yació allí, y nada hablaba,
y a veces despertaba,
y a veces desfallecía,
y dijo: «Ay, santa María,
¿qué será de mí ahora?».
Y el papagayo decía:
«Bien, por lo que sé, señora».

«Si no me quieres herida»,
dice ella, «di la verdad,
papagayo, en caridad,
porque me es muerte esta vida».
Dijo él: «Señora cumplida
en todo, no os quejéis,
pues al que os tiene servida,
alzad la vista y veréis».



LV [Pastorela]

Vi yo hoy de amor cantar
en un hermoso vergel
a una pastora sin par
en belleza, que hasta aquel
día nunca igual la vi;
por eso le dije así:
«Señora: soy vuestro y fiel».

Se enojó entonces con
lo que allí me oyó decir,
y dijo: «Idos, varón;
¿quién os hizo aquí venir
a causarme sinsabor
mientras canto de mi amor
lo que él me fue a escribir».

«Ya que me ordenáis marchar»,
dije «señora, me iré,
mas yo tras vos he de andar
y así siempre os serviré,
pues el amor me forzó
y a ser vuestro me obligó,
y vuestro siempre seré».

Dijo ella: «Nada yo doy
por lo que habláis ni quién
sois me importa, y ya estoy
harta de oíros también,
pues mi corazón no es
en verdad, ni será, pues
sino del que quiero bien».

«Ni el mío» le dije «ya,
señora, se apartará
de vos, y es vuestro rehén».

«El mío» dijo «será
de quien fue y con quien está,
y por vos siente desdén».



Universo Cantigas. Don Denis
B. D. Lírica Profana Galego-Portuguesa. Don Denis
Xacopedia. Don Denís
Real Academia de la Historia. Dionís de Portugal
Cantigas Medievais Galego Portuguesas. D. Dinis
Rip Cohen, 500 Cantigas d’ Amigo: Edição Crítica / Critical Edition
Trad. E. Gutiérrez Miranda 2014




XXVIII

O meu amigo á de mal assaz
tant’, amiga, que muito mal per é
que no mal non á máis, per boa fe,
e tod’ aquesto vedes que lho faz:
porque non cuida de mí ben aver,
viv’ en coita, coitado per morrer.

Tanto mal sofre, se Deus mi perdón,
que ja eu, amiga, del doo ei,
e, per quanto de sa fazenda sei,
tod’ este mal é por esta razón:
porque non cuida de mí ben aver,
viv’ en coita, coitado per morrer.

Morrerá desta, u non pod’ aver al,
que toma en si tamanho pesar
que se non pode de morte guardar
e, amiga, venlh’ i tod’ este mal:
porque non cuida de mí ben aver,
viv’ en coita, coitado per morrer.

Ca se cuidasse de mí ben aver
ant’ el quería viver ca morrer.


XXIX

Meu amigo: non poss’ eu guarecer
sen vós nen vós sen mí, e que será
de vós? Mais Deus, que end’ o poder á,
lhi rog’ eu que El quera escolher,
por vós, amigo, e des i por mí,
que non moirades vós nen eu assí

como morremos, ca non á mester
de tal vida avermos de passar,
ca máis vos valrría de vos matar,
mais Deus escolha, se a El prouguer,
por vós, amigo, e des i por mí,
que non moirades vós nen eu assí

como morremos, ca ena maior
coita do mundo nen na máis mortal
vivemos, amigo, e no maior mal,
mais Deus escolha, come bon Senhor,
por vós, amigo, e des i por mí,
que non moirades vós nen eu assí

como morremos, ca, per boa fe,
mui gran temp’ á que este mal passou
per nós, e passa, e muito durou,
mais Deus escolha, come quen Ele é,
por vós, amigo, e des i por mí,
que non moirades vós nen eu assí

como morremos, e Deus ponha i
conselh’, amigo, a vós e a mí.


XXX

Que coita ouvestes, madr’ e senhor,
de me guardar que non possa veer
meu amig’ e meu ben e meu prazer,
mais, se eu posso, par Nostro Senhor,
que o veja e lhi possa falar,
guisarlho ei, e pes a quen pesar.

Vós fezestes todo vosso poder,
madr’ e senhor, de me guardar que non
visse meu amig’ e meu coraçón,
mais, se eu posso, a todo meu poder,
que o veja e lhi possa falar,
guisarlho ei, e pes a quen pesar.

Mha coita morte quisestes, madr’, e non al,
quand’ aguisastes que per nulha ren
eu non viss’ o meu amig’ e meu ben,
mais, se eu posso, u non pod’ aver al,
que o veja e lhi possa falar,
guisarlho ei, e pes a quen pesar.

E se eu, madr’, esto poss’ acabar,
o al passe como poder passar.


XXXI

Amig’ e fals’ e desleal:
que prol á de vos trabalhar
d’ én a mha coita mercee cobrar,
ca tanto o trouxestes mal
que non ei de vos ben fazer,
pero m’ eu quisesse, poder.

Vós trouxestes o preit’ assí
come quen non é sabedor
de ben nen de prez nen d’ amor,
e por én creede per mí
que non ei de vos ben fazer,
pero m’ eu quisesse, poder.

Caestes en tal ocajón
que sol conselho non vos sei,
ca ja vos eu desemparei
en guisa, se Deus mi perdón,
que non ei de vos ben fazer,
pero m’ eu quisesse, poder.


XXXII

Meu amigo vén oj’ aquí
e diz que quer migo falar
e sab’ el que mi faz pesar,
madre, pois que lh’ eu defendí
que non fosse per nulha ren
per u eu foss’, e ora vén

aquí, e foi pecado seu
de sol poer no coraçón,
madre, passar mha coita defensón,
ca sab’ el que lhi mandei eu
que non fosse per nulha ren
per u eu foss’, e ora vén

aquí, u eu con el falei
per ante vós, madr’ e senhor,
e oimais perde meu amor,
pois lh’ eu defendi e mandei
que non fosse per nulha ren
per u eu foss’, e ora vén

aquí, madr’, e pois fez mal sén,
dereit’ é que perça meu ben.


XXXIII

Quisera vosco falar de grado,
ai, meu amig’ e meu namorado,
mais non ous’ oj’ eu convosc’ a falar
ca ei mui gran medo do irado;
irad’ aja Deus quen me lhi foi dar.

En cuidados de mil guisas travo
por vos dizer o con que m’ agravo,
mais non ous’ oj’ eu convosc’ a falar,
ca ei mui gran medo do mal bravo;
mal brav’ aja Deus quen me lhi foi dar.

Gran pesar ei, amigo, sofrudo
por vos dizer meu mal ascondudo,
mais non ous’ oj’ eu convosc’ a falar,
ca ei mui gran medo do sanhudo;
sanhud’ aja Deus quen me lhi foi dar.

Senhor do meu coraçón, cativo
sodes en eu viver con quen vivo,
mais non ous’ oj’ eu convosc’ a falar,
ca ei mui gran medo do esquivo;
esquiv’ aja Deus quen me lhi foi dar.


XXXIV

Vivos, madre, con meu amig’ aquí
oje falar e ouv’ én gran prazer
porque o vi de cabo vós erger
led’, e tenho que mi faz Deus ben i,
ca, pois que s’ el ledo partiu d’ aquén,
non pode seer senón por meu ben.

Ergeuse ledo e riiu ja que,
o que mui gran temp’ á que el non fez,
mais, pois ja esto passou esta vez,
fic’ end’ eu leda, se Deus ben mi dé,
ca, pois que s’ el ledo partiu d’ aquén,
non pode seer senón por meu ben.

El pos os seus olhos nos meus entón,
quando vistes que xi vos espediu,
e tornou contra vós led’ e riiu,
e por end’ ei prazer no coraçón,
ca, pois que s’ el ledo partiu d’ aquén,
non pode seer senón por meu ben.

E, pero m’ eu da fala non sei ren,
de quant’ eu vi, madr’, ei gran prazer én.


XXXV

Gran temp’ á, meu amigo, que non quis Deus
que vos veer podesse dos olhos meus,
e non pon, con tod’ esto, en mí os seus
olhos mha madr’, amig’, e, pois ést’ assí,
guisade de nos irmos, por Deus, d’ aquí,
e faça mha madr’ o que poder des i.

Non vos vi á gran tempo nen se guisou,
ca o partiu mha madre, a que pesou
daqueste preit’, e pesa, e min guardou
que vos non viss’, amig’, e, pois ést’ assí,
guisade de nos irmos, por Deus, d’ aquí,
e faça mha madr’ o que poder des i.

Que vos non vi á muito, e nulha ren
non vi des aquel tempo de nen un ben,
ca o partiu mha madre, e fez por én
que vos non viss’, amig’, e, pois ést’ assí,
guisade de nos irmos, por Deus, d’ aquí,
e faça mha madr’ o que poder des i.

E, se o non guisardes mui ced’ assí,
matádesvos, amig’, e matades mí.


XXXVI

Valer vos ía, amig’ e meu ben,
se eu ousasse, mais vedes quen
me tolhe daquest’ e non al:
mha madre, que vos á mortal
desamor, e, con este mal,
de morrer non mi pesaría.

Valer vos ía, par Deus, meu ben,
se eu ousasse, mais vedes quen
me tolhe de vos non valer:
mha madre, que end’ á poder
e vos sabe gran mal querer
e por én mha coita morte quería.


XXXVII

Pera veer meu amigo,
que talhou preito comigo,
alá vou, madre.

Pera veer meu amado,
que mig’ á preito talhado,
alá vou, madre.

Que talhou preito comigo
é por esto que vos digo:
alá vou, madre.

Que mig’ á preito talhado
é por esto que vos falo:
alá vou, madre.


XXXVIII

Chegoumh, amiga, recado
daquel que quero gran ben,
que, pois que viu meu mandado,
quanto pode viir, vén,
e and’ eu leda por én
e faço muit’ aguisado.

El vén por chegar coitado,
ca sofre gran mal d’ amor,
er anda muit’ alongado
d’ aver prazer nen sabor
senón alí u eu for,
u é todo seu cuidado.

Por quanto mal á levado,
amiga, razón farei
de lhi dar end’ algun grado,
pois vén como lh’ eu mandei,
e log’ el será, ben sei,
do mal guarid’ e cobrado,

e das coitas que lh’ eu dei
des que foi meu namorado.


XXXIX

De morrerdes por mí gran dereit’ é,
amigo, ca tanto paresc’ eu ben
que desto mal grad’ ajades vós én
e Deus bon grado, ca, per boa fe,
non é sen guisa de por mí morrer
quen mui ben vir este meu parecer.

De morrerdes por mí non vos dev’ eu
bon grado poer, ca esto fará quenquer
que ben cousir parecer de molher,
e, pois mi Deus este parecer deu,
non é sen guisa de por mí morrer
quen mui ben vir este meu parecer.

De vos por mi amor assí matar,
nunca vos desto bon grado darei
e, meu amigo, máis vos én direi:
pois me Deus quis este parecer dar,
non é sen guisa de por mí morrer
quen mui ben vir este meu parecer

que mi Deus deu, e podedes creer
que non ei ren que vos i gradecer.


XL

Mha madre velida,
voum’ a la bailía
do amor;

mha madre loada,
voum’ a la bailada
do amor;

voum’ a la bailía
que fazen en vila
do amor;

voum’ a la bailada
que fazen en casa
do amor;

que fazen en vila
do que eu ben quería
do amor;

que fazen en casa
do que eu muit’ amava
do amor;

do que eu ben quería;
chamarm’ án garrida
do amor;

do que eu muit’ amava;
chamarm’ án perjurada
do amor.


XLI

Coitada viv’, amigo, porque vos non vejo
e vós vivedes coitad’ e con gran desejo
de me veer e mi falar, e por én sejo
sempr’ en coita tan forte
que non m’ é senón morte,
come quen viv’, amigo, en tan gran desejo.

Por vos veer, amigo, vivo tan coitada,
e vós, por me veer, que oimais non é nada
a vida que fazemos, e maravilhada
soo de como vivo
sofrendo tan esquivo
mal, ca máis mi valrría de non seer nada.

Por vos veer, amigo, non sei quen sofresse
tal coita qual eu sofr’, e vós, que non morresse,
e, con aquestas coitas, eu que non nacesse,
non sei de min que seja
e da mort’ ei enveja
a todo ome ou molher que ja morresse.


XLII

O voss’ amig’, ai amiga,
de que vós muito fiades,
tanto quer’ eu que sabiades
que unha, que Deus maldiga,
vo-lo ten louc’ e tolheito,
e moir’ end’ eu con despeito.

Non ei ren que vos asconda
nen vos será encoberto,
mais sabede ben por certo
que unha, que Deus cofonda,
vo-lo ten louc’ e tolheito,
e moir’ end’ eu con despeito.

Non sei molher que se pague
de lh’ outras o seu amigo
filhar, e por én vos digo
que unha, que Deus estrague,
vo-lo ten louc’ e tolheito,
e moir’ end’ eu con despeito.

E faço mui gran dereito,
pois quero vosso proveito.


XLIII

Ai, fals’ amig’ e sen lealdade,
ora vej’ eu a gran falsidade
con que mi vós á gran temp’ andastes,
ca doutra sei eu ja por verdade
a que vós atal pedra lançastes.

Amigo fals’ e muit’ encoberto,
ora vej’ eu o gran mal deserto
con que mi vós á gran temp’ andastes,
ca doutra sei eu ja ben por certo
a que vós atal pedra lançastes.

Ai, fals’ amig’, eu non me temía
do gran mal e da sabedoría
con que mi vós á gran temp’ andastes,
ca doutra sei eu, que o ben sabía,
a que vós atal pedra lançastes.

E de colherdes razón sería
da falsidade que semeastes.


XLIV

Meu amig’, u eu sejo
nunca perço desejo
senón quando vos vejo,
e por én vivo coitada
con este mal sobejo
que sofr’ eu, ben talhada.

U quer que sen vós seja
sempr’ o meu cor deseja
vos, ata que vos veja,
e por én vivo coitada
con gran coita sobeja
que sofr’ eu, ben talhada.

Non é senón espanto
u vos non vejo quanto
eu desej’, e quebranto,
e por én vivo coitada
com aqueste mal, tanto,
que sofr’ eu, ben talhada.


XLV

Por Deus, punhade de veerdes meu
amig’, amiga, que aquí chegou,
e dizédelhi, pero me foi greu,
o que m’ el ja muitas vezes rogou,
que lhi faría end’ eu o prazer,
mais tólhem’ ende mha madr’ o poder.

De o veerdes gradecérvo-lo ei,
ca sabedes quant’ á que me serviu,
e dizédelhi, pero lh’ estranhei,
o que m’ el rogou cada que me viu,
que lhi faría end’ eu o prazer,
mais tólhem’ ende mha madr’ o poder.

De o veerdes gran prazer ei i,
pois do meu ben desasperad’ está;
por énd’, amiga, dizédelh’ assí:
que o que m’ el per vezes rogou ja,
que lhi faría end’ eu o prazer,
mais tólhem’ ende mha madr’ o poder.

E por aquesto non ei eu poder
de fazer a min nen a el prazer.


XLVI

Amiga: quen vos ama
e por vós é coitado
e se por vosso chama,
des que foi namorado
non viu prazer, seio eu;
por én ja morrerá
e por aquesto m’ é greu.

Aquel:que coita forte
ouve des aquel día
que vos el viu, que morte
lh’ é, par santa María,
nunca viu prazer nen ben;
por én ja morrerá
e a min pesa muit’ én.


XLVII

Amigo: pois vos non vi
nunca folguei nen dormí,
mais ora ja des aquí,
que vos vejo, folgarei
e verei prazer de mí
pois vejo quanto ben ei.

Pois vos non pudi veer
ja máis non ouvi lezer,
e, u vos Deus quis trager
que vos vejo, folgarei
e verei de min prazer
pois vejo quanto ben ei.

Des que vos non vi, de ren
non vi prazer, e o sén
perdí, mais pois que mi avén
que vos vejo, folgarei
e verei todo meu ben
pois vejo quanto ben ei.

De vos veer a min praz
tanto que muito é assaz,
mais, u m’ este ben Deus faz
que vos vejo, folgarei
e averei gran solaz
pois vejo quanto ben ei.


XLVIII

Pois que diz meu amigo
que se quer ir comigo,
pois que a el praz,
praz a mí, ben vos digo;
este é o meu solaz.

Pois diz que toda vía
nos imos nossa vía,
pois que a el praz,
prazm’ e vej’ i bon día;
este é o meu solaz.

Pois m’ ende levar vejo
que este é o seu desejo,
pois que a el praz,
prazmi muito sobejo;
este é o meu solaz.


XLIX

Por Deus, amiga, pesvos do gran mal
que diz andand’ aquel meu desleal,
ca diz de mí, e de vós outro tal,
andand’ a muitos, que lhi fiz eu ben
e que vós soubestes tod’ este mal,
de que eu nen vós non soubemos ren.

De vos én pesar é mui gran razón
ca diz andando mui gran traiçón
de min e de vós, se Deus mi perdón,
u se louva de min que lhi fiz ben
e que vós soubestes end’ a razón,
de que eu nen vós non soubemos ren.

De vos én pesar dereito per é
ca diz de min gran mal, per boa fe,
e de vós, amiga, cada u sé
falando, ca diz que lhi fiz eu ben
e ca vós soubestes todo com’ é,
de que eu nen vós non soubemos ren.


L

Faloum’ oj’ o meu amigo
mui ben e muit’ omildoso
no meu parecer fremoso,
amiga, que eu ei migo,
mais, pero tanto vos digo
que lhi non tornei recado
ond’ el ficasse pagado.

Díssem’ el, amiga, quanto
m’ eu melhor ca el sabía
que de quan ben parecía
que tod’ era seu quebranto,
mais, pero sabede tanto:
que lhi non tornei recado
ond’ el ficasse pagado.

Díssem’ el: «Senhor, creede
que a vossa fremosura
mi faz gran mal sen mesura,
por én de mí vos doede».
Pero, amiga, sabede
que lhi non tornei recado
ond’ el ficasse pagado.

E fois’ end’ el tan coitado
que tom’ end’ eu ja coidado.


LI

Vais’ o meu amig’ alhur sen mí morar
e, par Deus, amiga, ei end’ eu pesar,
porque s’ ora vai, eno meu coraçón,
tamanho que esto non é de falar,
ca lho defendí, e faço gran razón.

Defendilh’ eu que se non fosse d’ aquí,
ca todo meu ben perdería per i,
e ora vais’ e faz mi gran traiçón,
e des oimais non sei que seja de mí
nen ar vej’ i, amiga, se morte non.


LII

Non sei oj’, amigo, quen padecesse
coita qual padesco, que non morresse,
senón eu, coitada, que non nacesse,
porque vos non vejo com’ eu quería;
e quisesse Deus que m’ escaecesse
vos que vi, amigo, en grave día.

Non sei, amigo, molher que passasse
coita qual eu passo, que ja durasse,
que non morresse ou desasperasse,
porque vos non vejo com’ eu quería;
e quisesse Deus que me non nembrasse
vos que vi, amigo, en grave día.

Non sei, amigo, quen o mal sentisse
que eu senço, que o sol encobrisse,
se non eu, coitada, que Deus mal disse,
porque vos non vejo com’ eu quería;
e quisesse Deus que nunca eu visse
vos que vi, amigo, en grave día.


LIII

Unha pastor se queixava
muit’ estando noutro día
e sigo medes falava
e chorava e dizía,
con amor que a forçava:
«Par Deus, vi t’ en grave día,
ai, amor».

Ela s’ estava queixando
come molher con gran coita
e que a pesar, des quando
nacera, non fora doita,
por én dizía chorando:
«Tu non es senón mha coita,
ai, amor».

Coitas lhi davan amores
que non lh’ eran senón morte,
e deitous’ antr’ unhas flores
e disse con coita forte:
«Mal ti venha per u fores,
ca non es se non mha morte,
ai, amor».



LIV

Unha pastor ben talhada
cuidava en seu amigo
e estava, ben vos digo,
per quant’ eu vi, mui coitada,
e diss’: «Oimais non é nada
de fiar per namorado
nunca molher namorada,
pois que mi o meu á errado».

Ela tragía na mao
un papagai mui fremoso
cantando mui saboroso,
ca entrava o verao,
e diss’: «Amigo louçao,
que faría por amores,
pois m’ errastes tan en vao?»
E caeu antr’ unhas flores.

Unha gran peça do día
jouv’ alí, que non falava,
e a vezes acordava,
e a vezes esmorecía,
e diss’: «Ai, santa María,
que será de min agora?»
E o papagai dizía:
«Ben, per quant’ eu sei, senhora»

«Se me queres dar guarida»,
diss’ a pastor, «di verdade,
papagai, por caridade,
ca morte m’ é esta vida».
Diss’ ele: «Senhor comprida
de ben, e non vos queixedes,
ca o que vos á servida,
erged’ olho e veelo edes».



LV-507

Vi oj’ eu cantar d’ amor
en un fremoso virgeu
unha fremosa pastor
que ao parecer seu
ja máis nunca lhi par vi,
e por én díxilh’ assí:
«Senhor: por vosso vou eu».

Tornou sanhuda entón,
quando m’ est’ oíu dizer,
e diss’: «Ídevos, varón;
quen vos foi aquí trager
pera m’ irdes destorvar
d’ u dig’ aqueste cantar
que fez quen sei ben querer?»

«Pois que me mandades ir»,
dixi lh’ eu «senhor, irm’ ei,
mais ja vos ei de servir
sempr’ e por voss’ andarei,
ca voss’ amor me forçou
assí que por vosso vou,
cujo sempr’ eu ja serei».

Dix’ ela: «Non vos ten prol
esso que dizedes nen
mi praz de o oír sol;
ant’ ei noj’ e pesar én,
ca meu coraçón non é
nen será, per boa fe,
senón do que quero ben».

«Nen o meu» díxilh’ eu «ja,
senhor, non se partirá
de vós, por cujo s’ el ten».

«O meu» diss’ ela «será
u foi sempr’ e u está
e de vós non curo ren».




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