30 de noviembre de 2019

Deshielo



Various Solitary and Terrible Stars.
Many Frosty Nights,many previously Unseen Sky-flowers.
(Varias Estrellas Terribles y Solitarias.
Muchas Noches Glaciales, muchas Flores Celestes nunca antes vistas.)
A. Oswald. Various Portents

Ahora el Dios está bajo los hielos,
Enki, Ishtar, Ra, Zeus, Brahma,
bajo los hielos,
héroes, reyes, sacerdotes, hetairas,
están bajo los hielos,
los quarks, leptones y bosones
aguardan bajo los hielos,
el chamán, la matrona y el psiquiatra,
también bajo los hielos,
los ritos, el arte, el conocimiento,
están bajo los hielos,
la Realidad yace
bajo el sueño de los hielos;

la Tierra ahora está bajo los hielos,
y aun el Sol
está bajo los hielos,
el pez, el pájaro, el insecto, el simio,
bajo los hielos,
esta galaxia y el grupo local
de galaxias, también bajo los hielos,
el Universo —este universo—
aguarda bajo los hielos,
tu Realidad, junto a la mía,
bajo el sueño de los hielos,
el Ente Creador, el Anticristo,
ahí, bajo los hielos;

ahora el hielo está bajo los hielos,
el permafrost,
bajo el hielo de los hielos,
aguardando el deshielo
de la primavera del Tiempo, que
—la masa, la luz, la energía,
bajo los hielos—
no tendrá fuerza suficiente
para deshelar el sueño,
y también el estío hallará hielo
bajo el hielo, hielo eterno ocultando,
apropiándose —en el hielo—
de todos las efímeros presentes;

ahora el Ahora está
soñando —inciertas realidades—
el crítico futuro del deshielo.


egm.2019

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29 de noviembre de 2019

Parpadeo



The exit from eternal inflation does not produce an infinite
fractal-like multiverse, but is finite and reasonably smooth.
(La salida de la inflación eterna no produce un multiverso
infinito similar a un fractal, sino finito y razonablemente plano.)
S. W. Hawking / T. Hertog, A smooth exit from eternal inflation?

Mañana será el fin del universo.
V. Huidobro, Poemas árticos

Aquel dios, abstraído,
contemplaba el cosmos inabarcable,
en su infinidad de universos

y antiuniversos, incendiados
de cúmulos de galaxias, de plasma
y energía expansiva.

Preguntándose quién
—por qué, para qué— lo habría creado,
engarzado, erigido,

por un muy breve instante
—un destello de oscuridad—, absorto,
el dios parpadeó.

Durante ese trivial
—brevísimo— lapso del parpadeo
de aquel dios, en algún planeta

apareció la vida,
que evolucionó, que mutó sus formas,
y por fin se extinguió.

Y cuando el dios volvió a mirar
no quedaba ni el más nimio vestigio
de vida en el planeta

—en cualquier universo—
al que sus seres más autoconscientes
solían llamar Tierra.

Y entonces bostezó.
El Tiempo y el Espacio ni siquiera
habían comenzado a contraerse.


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28 de noviembre de 2019

Himno al dios de la Tempestad



Y enviaron contra ellos, como una tempestad,
fiebres, enfermedades, pestes y epidemias.
Poema de Atrahasis

Oh dios de las tormentas, señor de la tempestad,
Oh dios de las tormentas, señor de la tempestad,
de la tempestad,
señor de los vientos, de las lluvias y del rayo destructor,
señor de la tempestad,
dueño del vendaval, del tornado y del vehemente ciclón,
señor de la tempestad,
dueño del aguacero, de la riada y la funesta inundación,
señor de la tempestad,
dueño del trueno, del relámpago y del rayo destructor,
señor de la tempestad,
de la tempestad;
[…]

oh tú, señor, dueño del vehemente ciclón,
dueño del vendaval, del tornado y del vehemente ciclón,
oh tú,
dueño del vendaval devastador,
del vendaval devastador
que levanta los tejados y a los árboles derriba
y hace retemblar las sólidas puertas de los palacios,
oh tú,
dueño del tornado vortiginoso,
del tornado vortiginoso
que alza las blancas casas hacia las nubes
y aplasta como mieses al orgulloso cedro y al ciprés,
oh tú,
dueño del vehemente ciclón,
del vehemente ciclón
que arrasa hermosas villas y grandes ciudades
dejando tras de sí la muerte y la desolación,
oh tú, señor,
dios de las tormentas, señor de la tempestad,
de la tempestad;

oh tú, señor, dueño de la funesta inundación,
dueño del aguacero, de la riada y la funesta inundación,
oh tú,
dueño del aguacero persistente,
del aguacero persistente
que confina a las fieras en sus ocultas guaridas
y a los hombres en la húmeda oscuridad de sus moradas,
oh tú,
dueño de la riada impetuosa,
la riada impetuosa
que anega las verdes riberas y las feraces vegas
arruinando las abundantes y nutricias cosechas,
oh tú,
dueño de la funesta inundación,
la funesta inundación
que revuelve las negras tierras con las tumultuosas aguas
y a los hombres con las bestias en mortífera confusión,
oh tú, señor,
dios de las tormentas, señor de la tempestad,
de la tempestad;

oh tú, señor, dueño del rayo destructor,
dueño del trueno, del relámpago y del rayo destructor,
oh tú,
dueño del trueno ensordecedor,
del trueno ensordecedor
que atemoriza al bravo guerrero sobre las almenas
y espanta a las feroces alimañas de la selva,
oh tú,
dueño del relámpago deslumbrante,
del relámpago deslumbrante
que ilumina la aguzada lluvia con azulada luz
y ciega a aquel que osa mirarlo de frente,
[…]
oh tú,
dueño del rayo destructor,
del rayo destructor
que hiende la altanera y enhiesta roca
e incendia los anchurosos campos y los tupidos bosques,
oh tú, señor,
dios de las tormentas, señor de la tempestad,
de la tempestad;

oh dios de las tormentas, señor de la tempestad,
de la tempestad,
[…]
deja que el viento corra y que galope el ciclón,
señor de la tempestad,
deja que la lluvia anegue el mundo durante meses,
señor de la tempestad,
deja que el rayo resquebraje los peñascos y las murallas,
señor de la tempestad,
mas líbranos de los necios, de los sandios y mentecatos,
líbranos de los engreídos, arrogantes y presuntuosos,
de los mezquinos, ególatras y desagradecidos,
y sálvanos,
señor de la tempestad,
de todos aquellos que hacen la vida del ser humano
más difícil aun de lo que ya es sobre la Tierra,
señor de la tempestad,
y arrástralos con tu vendaval desenfrenado,
y ahógalos en tus torrentes impetuosos,
y fulmínalos con tu rayo exterminador,
señor de la tempestad.

Oh tú, Adad, hijo de An,
toro radiante, hijo de An,
dios de las tormentas, señor de la tempestad,
de la tempestad,
entono este sacro himno en tu loor,
toro radiante,
en tu loor.


egm.2019

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27 de noviembre de 2019

A los númenes



Por voluntad de los dioses y el hado, él, que era mortal,
fornicó con una diosa inmortal sin entenderlo del todo.
Himno homérico a Afrodita

Ecuánimes y omniscientes,
distantes diosas y dioses:
agradezco
los altos dones, sin ruego,
recibidos:

A ti, Inanna,
hieródula de los cielos, en Lagash,
con juncos,
entre los dos ríos;
y a ti, Ishtar, estrella matutina,
en Úruk, sobre el deseo y la guerra;
a ti, Bast, gata, en el Nilo, en Bubastis,
y a ti, ebria, Hathor, en Menfis,
en Heliópolis y en Dendera;
a ti, Astarté,
en todo el litoral,
desde Tiro, Sidón y Biblos
hasta Cartago, Tingis o Gadir;
a ti, Turan, alada, en los espejos,
con cisnes, gansos y palomas,
en Vulci y en Gravisca;
a ti, reidora, Afrodita,
que portas el ceñidor,
en Creta, en Pafos, en Citerea,
y del Euxinio al Océano,
y a ti, ciego, Eros, en Tespias,
flechador, hijo del Caos Primigenio;
y a ti, Venus, en Cyrene,
en Londinium, en Brigantium y en Barcino,
donde casi siempre es pronto…
… para esperar;
a ti, Anahita, en Nishapur,
en los oasis y dunas, y en las rosas;
a ti, Angus Og, en Inishmore,
la fortaleza en la roca del mar;
a ti, Freyja, en Gotland,
y en las naves, y en el hielo;
a ti, Semara, en Bali, en las islas;
a ti, Kamadeva, incorpóreo,
y a ti, Shiva, en Benarés,
sobre el Ganges, el sagrado;
a ti Aizen, loto secreto,
sobre los archipiélagos del sol;
a ti, flor, Xochiquétzal,
y a ti, Tlazoltéotl, jaguar,
en Teotihuacán, en los lagos;
a ti, Kurupí,
en la Amazonia,
oculto en la humedosa jungla,
donde las fieras más bellas
matan y aman…

a vos, innombrables e innumerables
—inevitables— númenes,
que aceptáis las ofrendas de los siglos
idos, vivos
y futuros: os agradezco.


egm.2019

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26 de noviembre de 2019

Eu quero, e tu?



Here in this simmering marsh.
(Aquí, en esta ardiente marisma.)
D. H. Lawrence, River Roses

No ignora el rito.
Zumba al oído
con un zumbido frío
ya conocido,
aquel profundo río.

Rígido espectro hesitando en la sombra;
escarabajo expectante en la arena.
El dios permanece sonriente,
astuto y flemático;
sabe que el ritmo ya avanza, ya punza.

Reflejos en la autopista lluviosa,
espejos en un silencioso cuarto,
tan viejos instintos remotos;
ya lejos,
lejos los ecos de envites frustrados.

Lentas circunvalaciones, rodeos,
veladas aproximaciones;
fluido, sonido, silbido sabido.
Despacio
se acerca el escarabajo a la duna.

Deja el espectro su aura sombría.
Trepa la pendiente el escarabajo;
sigue la orden de un dios muy antiguo,
nunca olvidado.
Vuelve el zumbido y el ritmo medido.

Dulce silbido umbrío
vuelve al oído:
nuevo profundo río
desconocido.
Y acata el rito.


egm.2019

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25 de noviembre de 2019

Comezón



I had to run away,
And get down on my knees and pray
That they’d go away but still they’d begin.
(Tuve que huir, y arrodillarme y rezar
para que se fueran, pero empezaron de nuevo.)
S. Bono / J. DeShannon / J. Nitzsche, Needles and Pins

Mar agridulce,
plásticos, viento,
pared de piedra,
tapa, cerveza,
gafas de sol,

un cigarrillo,
polvo y papeles,
hora de irse,
último trago,
el malecón,

pero de pronto
sale en la esquina,
pasa y no mira,
bolsa, basura,
finge no ver,

el cosquilleo
de sus agujas,
mis alfileres,
cambio de idea,
pie en la pared,

otro pitillo,
espera, espero,
cuenta, diez, treinta,
vuelve —sorpresa—
al malecón,

mar salidulce,
paso volátil,
mira al soslayo,
yo, pie en la piedra,
gafas al sol,

cruza la calle,
mira de nuevo,
vuelan agujas,
viento en los labios
—¡quieta, pared!—,

arden agujas,
mil alfileres,
el hormigueo,
inapagable
la comezón.


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24 de noviembre de 2019

Rapaces



Xa fixen amizade coas aves de rapiña.
(Ya hice amistad con las aves de rapiña.)
Á. Cunqueiro, No máis esvío cume

Mira: en la mano tengo el milano
que el llano allana,
la sierra encierra
y el mundo aferra.

En el albor traigo el azor
que el sueño azora,
al tiempo entrampa
y el mundo campa.

Junto al anillo llevo el autillo
que el día astilla,
la noche estrecha
y el mundo acecha.

Mírame: aquí muestro el neblí
que el mar anubla,
el sol circunda
y el mundo inunda.

Con esta mano alzo el milano
que el cielo asuela,
la tierra asierra
y al mundo entierra.

· · ·

Con fino afán va el gavilán
sobre el salobre
río bravío
del cuerpo tuyo y el tiempo mío.


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23 de noviembre de 2019

Los cisnes



Bequeathing your white feathers to the moon
And giving your bland motions to the air.
(Legando vuestros blancos plumajes a la luna
y dando vuestros suaves movimientos al aire.)
W. Stevens, Invective Against Swans

El muro se alza en el cerro,
la torre, contra el castillo;
el cisne doma la altura,
el aire se rinde al cisne.

Las alas aman el aire;
el aire circunda, ciñe,
sustenta, dirige, impulsa
y lanza pujante al cisne.

Ascienden los albos cisnes
sobre el castillo en la cima
de la alta montaña abrupta.
Planean los claros cisnes,

se elevan en leves vuelos
sobre los bosques aislados
de frondas frías y oscuras.
Descienden los blancos cisnes

y vuelan claros y elípticos;
se posan sobre los páramos,
las charcas y las lagunas
remotas de la amplia tundra.

Y nadan los níveos cisnes
velando su cruel secreto
de musgo, de hielo y turba,
diluido en la densa bruma.

· · ·

La torre se alza en la altura;
sobre el castillo, la luna.
Al aire el cisne fulgura:
el cisne es blanca laguna.


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22 de noviembre de 2019

Acetrero



Volé tan alto, tan alto,
que le di a la caza alcance.
S. J. de la Cruz, Tras de un amoroso lance

Voy husmeando los halos
de tu carnada,

voy discerniendo tu sombra
en la distancia;

voy calculando los pulsos
de tu desgana,

voy alcanzando tu esencia
y tu metáfora:

voy asumiendo tus grados
de incierta magia

y abalanzando a tu inercia
mi frágil ansia.


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21 de noviembre de 2019

La princesa, a medianoche,



Iuppiter, admonitus nihil esse potentius auro,
corruptae pretium uirginis ipse fuit.
(Júpiter, advertido de que nada hay más poderoso que el oro,
en oro se convirtió para seducir a una virgen.)
Ovidio, Amores, III, 8

cerval se despertó, fría y ardiente
—la crespa cabellera enmarañada
alzando negras ondas en la almohada—,
transida en el recuerdo de un torrente

de oro que cerniéndose a su pecho
fluía bajo el fin de su cintura
y, pronta, con la mano aún insegura
—dudando fuera sueño o daño hecho—,

rozó la herida, donde halló, pungente
y densa, una humedad inesperada
quemando de sus muslos la blancura:

urdimbre de un oráculo impudente
que el dios trabó en la virgen, difamada
por siglos de vender su arcano lecho.


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20 de noviembre de 2019

Reina de las algas



—Seica é roxiña de pelo?
(—¿Acaso es rubita de pelo?)
A. Cunqueiro, Si o vello Sinbad volvese ás illas

En las blancas olas
y el azul del mar
hay una sirena
que me quiere ahogar.

Si la tarde amaina
la oigo cantar
su canción salada,
reina del algar.

Aunque yo no quiera
verla ni escuchar
su cantiga antigua,
no eligió al azar.

Con un espumoso
—leve— aletear
de rubias escamas
me viene a llamar…

He de ir con ella
y me he de ahogar
en las negras olas,
en la sal del mar.


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19 de noviembre de 2019

Algo sabes



Nasty little words, nasty long words,
it’s unhealthy.
(Sucias palabras cortas, sucias palabras largas;
es insano.)
B. Bunting, What the Chairman Told Tom

Improviso un verso liso,
fluctuante,
sin contornos ni figuras,

juego a un juego donde el todo
busca el modo
de agarrarse a las fisuras

inseguras de la vida
mareante y dividida,
volitante,

juego al juego,
nado en esta vaga nada
vagilante

donde nadie
juega a nada,
sé que alguien sabe algo

de las algas,
de la arena y las mareas
volitantes,

mido en brazas
la profundidad del viento
inextenso,

yo no sé si intuyes algo,
frío brasas
en aceite frío y denso

mientras miro el tiro y pienso
que me abrasas
si me abrazas,

quizá alguien sepa algo
de los túneles hadales
abisales,

pierdo el juego,
yo no sé si sabes algo
de las nalgas,

de sus órbitas fluctuantes,
de los lóbregos algares
irrigantes,

por si hay caso
eyaculo un verso inverso,
terso y laso,

sin arrugas ni verrugas,
nado en ángstroms,
mido en micras

las corrientes subcutáneas,
trazo líneas tangenciales
y abismadas,

lanzo lanzas erectantes,
deleznantes,
crasa espuma,

a tus labios vagimales,
quizá alguien sepa algo,
juego al fuego,

timo rimas arrimadas
a los límites adversos
de los versos,

juego a un juego
en que nadie paga nada
de hadal modo,

pero el todo es todo el pero
que asegura la fisura
tersa y dura

de la vida revivida,
erectante y desabrida,
volitante,

pierdo en pársecs
la altitud de tu reflujo,
especulo,

vuelvo y salgo,
sé que tú sabías algo,
eyaculo

versos tersos,
volitantes, erectantes,
indiversos

en tus labios expectantes,
algo intuyes,
vaginantes,

aunque no es nada moderno
—sabes algo—
ni tan tierno.


egm.2019

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18 de noviembre de 2019

Nido en llamas



Se eu disser que vi um pássaro
Sobre o teu sexo, deverias crer?
(Si yo dijese que he visto un pájaro
sobre tu sexo, ¿deberías creerlo?)
H. Hilst, Do desejo

Noche de luna
azul y alta,
plena de invierno;
fulgente ansia.

Si fuera el mirlo
junto a su almohada
y la infundiera
de oscuras alas.

Noche tendida
sobre la playa;
sueño de arena,
salmo de algas:

Si el mirlo fuera
y la inundara
del denso trino
que a mí me calma.

Noche azulada
de luna en llamas:
¡Si el mirlo armara
nido en sus sábanas!


egm.2019

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17 de noviembre de 2019

Regreso al oscuro océano



If you don't like my peaches, don't shake my tree.
(Si no te gustan mis melocotones no sacudas mi árbol.)
Kim Lenz and the Jaguars, If You Don't Like My Peaches

Oh, ¿has mordido un pez
que no puedes tragar?

El pez lucha en tu boca
con torpes aleteos

y tú no lo devoras
ni lo entregas al mar.

¿Has atrapado un pez
y no puedes comerlo?

Oh, has pescado un pez
que se dejó pescar:

El pez, de un coletazo,
regresará al océano,

a las profundas simas
que son su hogar.


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16 de noviembre de 2019

Nordeste



Dumanlı havayı kurt sevsin.
(El lobo ama el aire neblinoso.)
A. Arif, Karanfil Sokaği

Muerde el viento de la sierra
en la landa anubarrada.
Baja a los bosques —hambrienta—
la manada.

Trepa el lobo con la lluvia
a la peña nunca hollada:
canta a la noche y la luna,
y a su amada.

Sesga el lobo por el valle
tras la presa acorralada;
huele y puede ver la sangre
la manada.

Yace el lobo en un recodo
de la profunda vaguada,
cerrando un ojo y el otro
en su amada.

Vira a nordeste en la sierra.
Ama el lobo; garra alzada.
Aguarda en silencio —inquieta—
la manada.


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15 de noviembre de 2019

En chino o castellano,



A good artist’s always got his hand in his zipper.
P. Smith, Interview by N. Tosches, Penthouse, April ’76

un buen poeta
debe tener siempre la mano
en su bragueta.


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14 de noviembre de 2019

Poème d’amour du printemps

(pour une jeune fille amoureuse)

Car le temps de l'amour
c'est long et c'est court,
ca dure toujours, on s'en souvient.
(Porque el tiempo del amor
es largo y es corto,
dura para siempre, lo recordamos.)
F. Hardy (Morisse/Salvet/Dutronc), Le temps de l'amour

Deja el amor:
vamos —rápido— a follar.
Ven, mi amor;
vamos a echar un polvo sin amor,
y a disfrutar.

Déjame absorber tus tetas
pizpiretas,
mordisquea mis pezones,
que me pones;
voy a paladear tu coño
(oh madroño),
degusta mi polla rosa
(sustanciosa);
déjame atrapar tus nalgas
—dunas y algas—
y enzárzate entre mis brazos
sin flechazos.

Ven: voy a follarte aprisa
como brisa
que refresca los pinares
y arde mares;
mueve al ritmo tus caderas
volanderas
como ola que en la roca
(loca) choca.

Vamos a follar —mi amor—
sin amor
y mandemos
—pues podemos—
a tomar por culo la poesía
(majadería)
y todo ese puto amor.

Y mañana
—o cuando nos dé la gana—,
por favor,
hagamos el amor pacientemente
(como la buena la gente),
casi, casi con amor,

pero ahora
no me seas soñadora:
deja el amor
(es mejor)
—deja el sado—,
y echemos un gran polvo alucinado,
sí, mi amor:
que ya siento en mis pezones tus dientes
impacientes,
que mis dientes ya sienten tus pezones
reventones.

Deja el amor,
por ahora
—es tan pronto, en las olas del azar…
… para esperar—,
sin demora
y vayamos más allá del amor:
por favor:

rindámonos por un ratito
al sempiterno
(turbio / tierno)
antiguo rito.


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13 de noviembre de 2019

El aire del sueño



Media noche. Tengo que ir a la ciudad
a encontrarme con quien no quiera soñar.
A. Vega (Nacha Pop), Antes de que salga el sol

Océanos secretos de aguas centelleantes.
L. A. de Cuenca, El otro Barrio de Salamanca

Celia Merlín
vino en un sueño
desde el confín
del sur porteño.

Llegó cantando
un sutil verso
dulce y fragante
de sal y sexo.

Cisnes salvajes
volaban frescos
por las orillas
del día extenso;

nuevos colores
vertía el cielo
sobre las calles
de un barrio ingenuo.

Llegó agitando
con breve gesto
una varita
de magia y cuento.

El frío urbano
se hizo incendio
de roja hierba
y blancos pétalos;

ceniza en plomo
creció rugiendo
y alzando olas
de savia y riesgo.

Celia Merlín
maduró el juego
del no te doy
ni me lo quedo.

Dragó la sangre
y pisó muertos
siguiendo un culto
de impíos rezos;

brotaron lirios
en los paseos
y en los tejados,
acebo y muérdago.

Y una ave fiera
cernió su aliento
sobre las selvas
del mundo quieto;

cerró sus garras
contra los huesos
y agarró fuerte
entero el nervio.

El rayo antiguo
rompió los cercos
con duro brazo
de puño eléctrico.

Vibraban rápidos
ritmos etéreos
en la explanada
del pulso abierto;

potros indómitos
corrieron recios
las avenidas
del orbe incierto,

con sed de eras
iban mordiendo
cerveza y vino
en agua y hielo.

En la tormenta
de sal y sexo
murieron pájaros
sobre el mar terso,

cayeron árboles
de troncos yertos
en las veredas
del firmamento.

Y… el ave fiera
levó su vuelo
hacia otros astros
del universo.

Celia Merlín
se fue en el metro
entre los túneles
ciegos del tiempo;

movió su vara
de magia y verbo
y quebró el aire
del sortilegio.

Cisnes de plata
solos se fueron
por las orillas
del día inmenso.

«Lo que me das
yo te lo entrego,
y lo que doy
es lo que tengo…»

Celia Merlín
se abrió sin dueño
hacia el confín
gris madrileño.


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12 de noviembre de 2019

La cuesta del pinar



Y es la salvia, y sson las rosas,
y el liryo e las violas.
Razón de Amor, 45-46

Me paso el tiempo viéndote venir.
R. Mercado, Agradecido

El tiempo quiso blanquear
el hueco oscuro del tiempo,
bestia rapada,
vela azul en blanco azar.

El ojo apuntando al mar,
bien de zancas tan expuesta,
en la cuesta del pinar
te hallé.

Ai, aínda moi cedo…
… é pra agardar.

Detente como un tonto
o espera aún poco
y corre como un loco
o ama y vete pronto.

Falling in the pool,
loving like a lad,
running like a mad,
standing like a fool.

Vuelve a llover donde solía:
la niña raposa, y él
con savia seca en la piel,
y una dríade que espía.

Concito el rito.

El crepúsculo del río:
suma y despojo del aire;
la recomposición del movimiento
que canto, siento, pinto, afronto, unto.

Corre coma un tolo
ou para coma un parvo.
É man e ollo, é nervo e intre, é corda e arco.
Elepan otuxne emeso,
asopar ahinem ahnim!

Si planto, cuento, finto, monto, junto
el éxtasis en descomposición;
sueño y violencia de luz:
fluye el tiempo, fluye frío.

Habito el rito.

Por peña, bosque, prado, arena
vuelve el agua al mar que solía;
sobre el jacinto y la azucena,
llueve otra vez como llovía.

Standing like a fool,
running like a mad,
loving like a lad,
falling in the pool.

Ama y vete pronto
y corre como un loco
o espera aún poco,
detente como un tonto.

Ay, demasiado pronto…
… para esperar.

Eu vinte
pola encosta do pinal,
tan de coxas expostiña,
co ollo apontando pra o sal.

Vela azul no branco azar,
besta rapada,
buraco escuro do tempo
que o tempo volveu albar.

En el oscuro agujero del tiempo
que por fin el tiempo logró encontrar.


egm.2019

Revisión del poema publicado en Luz de invierno en octubre de 2010
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11 de noviembre de 2019

Peñón sin algas



This fever for you was just burning me up inside.
(Esta fiebre por ti me estaba quemando por dentro.)
R. Orbison (B. Steinberg / T. Kelly), I drove all night

Condujo horas, la noche entera,
los ojos secos, pensando solo
en verla a ella.

Lava en las rocas, sal en el viento;
ropa en el terso suelo encerado;
lluvia de ayer.

Pasos de baile, juegos confusos;
curvas fugadas, asfalto huido.
Pensando en ella.

Toda la noche, simas y llanos;
peñón sin algas, viento del mar.
Condujo horas.

Y ella, sin ropa, sin la camisa
de talla grande, vencido el tanga
violeta y negro

—solo los densos calentadores
en los tobillos y zapatillas
rosas de danza—,

se retorcía sobre la barra
ante el espejo mostrando el pubis
albo, desierto,

los largos miembros, ligeras piernas
y tensos brazos, prensiles manos
de ave dorada;

pandos, pequeños, pungentes pechos;
mueca de niña; bajo el pajizo
y lacio pelo,

los ojos glaucos como olas calmas
tras la tormenta, profundos, fríos:
verdor letal.

Lisas paredes, ventiladores,
luz de quirófano; piso de tablas,
pasos de danza;

pubis sin vello contra la barra:
peñón sin algas, pálido abismo,
marmóreo altar.

Aún ebrio, el hombre arrancó el coche.
Condujo absorto entre la lluvia,
sobre la lluvia;

hacia la lluvia —zigzags de viento,
pulso de agua—, sabiendo ahora
que no era eso,

que no era aquello lo que olvidaba;
cuero en los labios, zinc en las manos…
No, no era así.

Condujo horas bajo la lluvia,
borrosos faros entre la lluvia;
difuso azar.

Ya casi al alba, solo en su cuarto
—los ojos secos—, miró la foto,
bebió aguardiente,

rojo aguardiente de fruta amarga;
secos los ojos, lluvia rompiendo
en los cristales.

En las noticias del olvidado
televisor, cuerpos prendidos
en fuego y sangre,

humo y acero, vidas mordidas,
dolor y miedo; frágil silencio,
palor de algar.

Y en la cabeza, virando en vórtices
de vidrio y hielo, rubio aguardiente,
cándido pubis,

dudosa hondura; halo en la noche,
tajo desnudo, blancura oscura…
Lluvia de ayer.

Miró la foto, giró la llave;
bajó a la entrada, pagó la cuenta.
No dijo adiós.

Condujo horas, toda la noche
—la noche entera—, pensando solo
en alejarse

de aquel naufragio, de la tormenta
que aún aullaba detrás de él.
Condujo horas.


egm.2019

Revisión del poema publicado en Luz de invierno en octubre de 2010
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10 de noviembre de 2019

Flores si nieva



Se acumula la nieve
sobre las páginas del mundo.
J. Riechmann, Muro con inscripciones

Trae flores si nieva
o una postal de Gilbert & George
comprada de paso al volver.

Tráeme un beso nevado con copos
bordando tu gorro de lana;
un beso de flores y frío.

Trae una botella de vino tinto
y una lata de mejillones
de la tienda de abajo.

Trae algunas flores si nieva
y un poco de aire limpio de invierno
en tus desfondados bolsillos.

Y pondremos las flores
en un feo vaso grande con agua
junto a la ventana empañada.

Miraremos nevar bebiendo
el vino barato con mejillones.
Y la nieve nos abrazará.

Y follaremos girando despacio,
sin que se deslice la manta,
mientras el perro nos mira, sabiendo.

Trae flores si nieva
y algún recuerdo del tiempo esquivado
que en la nieve se ha ido.

Que en la nieve se fue
y nunca pudo volver a encontrarnos.
Trae algunas flores de nieve…

Trae flores si nieva
o una postal de Gilbert & George.
Y la pegaremos en la pared.


egm.2019

Nuevo poema publicado en Luz de invierno escrito en 2011
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9 de noviembre de 2019

Cálido infierno



Pues, aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
Anónimo, Soneto a Cristo crucificado

Si subo al infierno
envidiaré el cielo;
si me caigo al cielo
añoraré el infierno,
turbio y tierno.

Si me invierto a roca
desearé ser río;
si me asumo en río
añoraré la roca,
lisa y loca.

Si me venzo en tierra
anhelaré ser aire;
si regreso al aire
añoraré la tierra,
puta y perra.

Si me torno infierno
intentaré ser cielo;
si me das tu cielo
añoraré mi infierno,
tibio y tierno.


egm.2019

Revisión del poema publicado en Luz de invierno en octubre de 2010
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8 de noviembre de 2019

Imaginé sus ojos,



Mistress, May-girl, whom will you kiss?
(Señora, Niña de mayo, ¿a quién besarás?)
K. Volkman, Create Desire

rumor de nieve en torno a los alerces,

imaginé sus ojos,
aleteo de sombra en niebla rota,

imaginé sus ojos,
deseo de la fresa por el mirlo,

imaginé sus ojos,
fugacidad de vino fresco y fruta,

imaginé sus ojos,
embriaguez del azor en la borrasca,

imaginé sus ojos,
aliento de magnolia atardecida,

imaginé sus ojos,
letargo de la arena en el invierno,

imaginé sus ojos,
flujo del tiempo en algas y marea,

imaginé sus ojos,
resurrección del sol sobre la elipsis,

imaginé sus ojos,
idea del espacio navegable,

sus ojos de malicia, lirio y cuarzo.


egm.2019

Nuevo poema publicado en Luz de invierno escrito en 2018
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7 de noviembre de 2019

La pulpa no es la hembra del pavo

(Panorama indeciso del otro lado del río Pedras)

To the wild applause of eels.
(Para el salvaje aplauso de las anguilas.)
N. Beer, Ad Hominem

No queda más silencio
que el que manan las estrellas,
predicen las mareas
plenilunios de tormento,
por mi pulpa, por mi pulpa.

Alejan los idiomas
poco más que las palabras
flotando con las algas
y las letras de la sopa,
por mi pulpa, mi gran pulpa.

Culebras, lagartijas
enzarzadas en la acequia,
los humos de la guerra
se ensortijan en la brisa,
por tu pulpa, por tu pulpa.

Fermentan infectados
organismos en la masa,
hormigas en la playa,
cementerios del verano,
por tu pulpa, tu gran pulpa.

De hielo precipicios
asomados a las sombras,
los mohos de la mofa
desembotan los cuchillos,
por mi pulpa, por tu pulpa.

Aíslame con besos
de tu rabia y de mi saña,
lacérame en tu jaula
a la luna del silencio,
por mi gran pulpa, por tu gran pulpa.


egm.2019

Nuevo poema publicado en Luz de invierno escrito en 2012
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6 de noviembre de 2019

Oh lumias



Hast thou found a nest softer than cunnus
Or hast thou found better rest.
(¿Has encontrado un nido más suave que el cunnus
o un descanso mejor?)
E. Pound, Cantos, XLVII

1. Calima

Ya oscilan
los prismas
del día,

las niñas
orinan
tequila;

ven, gira
mi esquina
sin prisa:

las frías
zorrillas
me excitan.


2. Penumbra

Ya ondulan
las grutas
dïurnas,

las brujas
se azufran
la vulva;

ven, busca
mi espuma
sin dudas:

las lumias
tan chungas
me gustan.


3. Tiniebla

Le das la efervescencia de tu pecho
y tu duda absoluta

pero la poesía es una puta
con el culito estrecho.


egm.2019

Nuevo poema publicado en Luz de invierno , fusión de tres poemas escritos en 2016 y 2020
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5 de noviembre de 2019

El amor es un cuesco



Que grandes corações eles possuíam.
Vísceras imensas, tripas sentimentais
e um estômago cheio de poesia…
(Qué grandes corazones poseían.
Vísceras inmensas, tripas sentimentales
y un estómago lleno de poesía…)
C. Drummond de Andrade, Necrológio dos desiludidos do amor

Tras la playa, agotados,
se nos hizo muy tarde
para más ironías
y no había desvíos
en los mapas astrales.

De los juegos salobres
—a la arena revierten—
aún persiste en tu boca
el sabor de sus flujos
y una llaga latiente.

El amor es un cuesco,
aunque ya lo sabías;
has perdido el camino,
la maleza te encierra:
lo que sabes, lo olvidas.

Allá, clara la playa
de fulgores y dunas;
entre innato y crecido,
solo el miedo sostiene
al soldado en la jungla.

El amor se evapora
como niebla del alba;
luego el sol se ensortija
y, otro día, otras nieblas
en el alba se alzan.

El amor es un cuesco;
lo sabemos, sin duda.
Y vagamos sin rumbo
—ignorando la herida—
subsistiendo en la jungla.


egm.2019

Nuevo poema publicado en Luz de invierno escrito en 2018
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4 de noviembre de 2019

Altivamente inalcanzables,



Why do I remember you
As a singing bird?
(¿Por qué te recuerdo
como un pájaro cantando?)
E. St. Vincent Millay, Souvenir

los cisnes vuelan blancos
más allá del acantilado, sobre
el laberinto azul
del tiempo eternamente inalcanzable.

¿Recuerdas cuando, azules,
éramos cisnes que volaban sobre
el blanco laberinto
del tiempo, altivamente inalcanzables?

Pero estos cisnes vuelan
blancos sobre el lejano laberinto
del tiempo altivo,
azul y eternamente inalcanzable.

Blancos y ajenos vuelan
los cisnes en la blanca lejanía,
más allá del acantilado
del tiempo, altivamente inalcanzables.


egm.2019

Nuevo poema publicado en Luz de invierno escrito en 2011
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3 de noviembre de 2019

Barrio extremo



Le più delicate e voluttuose trasgressioni
le deiezioni più sconsiderate.
(Las más delicadas y voluptuosas transgresiones,
las deyecciones más insensatas.)
E. Villa, Sibylla (foedus, foetus)

Miraba a la luna ofuscada
alzando una pleamar de deshoras
desde la nada;
no iría.

La noche viraba velada
orientando la fluidez del deseo
desde la nada…
no iría.

Alguna caricia turbada
y desconcertados besos sin hambre
hacia la nada:
No iría.


egm.2019

Revisión del poema publicado en Luz de invierno en octubre de 2010
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2 de noviembre de 2019

Queso



L’amour ne meurt jamais de besoin,
mais souvent d’indigestion.
(El amor no muere nunca de hambre
sino, a menudo, de indigestión.)
N. de Lenclos, Lettres au marquis de Sévigné

No es un perro loco —si los perros
se volvieran locos— soltado del
infierno —si existiera algún infierno—

que aúlla a las arañas del garaje
de la vecina mientras ella ajusta
las tiras de su liguero a las medias,

no es un milagro —si hay milagros—
ni —si hay brujas— un cuesco de bruja
retumbando en las montañas, ni es

mucho más que el hambre, o la sed nublosa
de la mañana siguiente a un gran día
reinando sobre el polvo, ni tampoco

más que serotonina y dopamina
e irreductibles instintos atávicos…
aunque, en realidad,

mirándolo de forma menos técnica:
¿por qué carajo me hablas de amor
cuando, mi amor, lo que quieres es queso?


egm.2019

Nuevo poema publicado en Luz de invierno escrito en 2018
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1 de noviembre de 2019

Romance del Infante Henryques



Yo no digo esta canción
sino a quien conmigo va.
Romance del conde Arnaldos

¡Quién hallara tal ventura
en las orillas del Sar
cual halló el Infante Henryques
una mañana sin par!

Yendo a recoger castañas
para asarlas en su lar
vio llegar una morena
que el río quiere pasar.

Las faldas trae de seda,
de azabache su collar;
sus labios, moras de zarza,
los ojos, algas del mar.

Mientras sonríe encantada
cantando viene un cantar
que la lluvia pone en calma,
al viento lo hace amainar;

a las aves de los cielos
las hace a tierra posar
y a los peces de lo hondo
los hace arriba asomar…

Allí habló el Infante Henryques,
el de ventura sin par:
«¡Por mi vida, moreniña,
canta otra vez tu cantar!»

Le respondió la rapaza,
tal respuesta le fue a dar:
«¡Solo canto mi cantiga
a quien me sabe besar!»


egm.2019

Nuevo poema publicado en Luz de invierno escrito en Santa Rosa en 2009
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