30 de noviembre de 2016

Compromiso



Es un modo de convivencia ambiguo,
en el que, en cuanto avanza la liturgia,
cada adepto responde

a cada tacto de forma variable;
la combinación de varios individuos
en un vórtex —hallar el flujo puede

ser esencial— exige
un complejo grado de compromiso.
El dragón de sangre, a veces apático,

guarda y suele defender sus valiosos
tesoros; nunca pierde,
aunque no siempre obtenga beneficios.

Cada adicto cree entender qué hace
y quién es, si bien para discernir
su propia identidad

no deja de atravesar los espejos;
el flujo se diluye en la marea,
que vuelve a sus turbias profundidades.

El dragón es paciente
pues sabe que mañana hay otro eclipse.

egm. 2016

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28 de noviembre de 2016

Lo olvidado



La información se daña en las revueltas
de las sinapsis, siempre en movimiento.
Los sucesos se pierden

en ciertas regiones de la memoria
y desaparecen para el cerebro,
se disipan, se esfuman

como algo entrevisto en la carretera
fugazmente desde el coche y que luego
la memoria diluye,

aunque exista allí como el mismo objeto,
quizá similar a lo recordado
o tal vez diferente.

Los hechos se transforman en el tiempo.
De lo real le queda a la memoria
tan solo lo olvidado.

egm. 2016

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26 de noviembre de 2016

Siempre ingenuo,



supuse que sería
el principio de algo, pero fue
el puto fin de nada.

egm. 2016

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23 de noviembre de 2016

Tu dipi



es una cinta de Moebius,
con su misma forma, y el mismo efecto
sobre el espacio y el tiempo.


egm. 2016

En caso de que alguna palabra no sea fácilmente comprensible y no figure en los diccionarios de español, se recomienda substituir cada consonante por la consonante anterior, en el orden alfabético, y cada vocal por la posterior (nota del transfuctor).


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18 de noviembre de 2016

Asli Erdogan

El edificio de piedra

Nos reiremos más tarde, por ahora voy a llevarte al edificio de piedra. Cuando llegues a la esquina te creerás en un callejón sin salida, pero justo enfrente, al pie de la escalera, la calle gira a la izquierda. Detente ahí para decir adiós al mundo de los hombres.

El camino que nos ha traído aquí no tiene retorno. En el interior la luz está encendida día y noche; todo está expuesto a una claridad violenta e implacable y cada uno reducido a su sombra.

A cada pregunta hay que dar una respuesta breve; un destino se sostiene en unas pocas frases. Debe admitirse. El tiempo no tiene otro significado. El hombre es el más antiguo de los misterios, es materia que habla.

Antes yo amaba a alguien. Se fue y me dejó sus ojos. No tenía nadie a quien dejarme. Amar… Esa palabra, me la encontré hurgando en mi corazón, sondeando incansablemente estas densas tinieblas. ¡Pero nadie me dijo que «todo el mundo mata a quien ama»!

Estábamos juntos en el edificio de piedra. Durante mucho tiempo he prestado atención a los ruidos. Cuando llegó mi turno, el día no se había alzado aún.

Por supuesto, no me creéis. ¿Pensáis que este edificio es fruto de mis sueños? Pero, ¿no son nuestros sueños la levadura de la masa con la que estamos hechos? Por fin, el alba nace, regueros de rojo sangre aparecen en el horizonte… En el cielo tenso, apagado, muy plano, las estrellas se solidifican y desaparecen una tras otra. La última dejará una cuerda colgando hacia abajo, hacia nosotros. Tu noche silenciosa, tus palabras partidas por la mitad y ensangrentadas, tus sombras errantes, privadas de su dueño, tus sueños de color de corazón que nadie quiere, tus palabras aladas, podrán subir por ella… Todos tus sueños, que vinieron a vivir entre nosotros y regresaron sin avisar, podrán elevarse hacia las profundidades… En el trasfondo en que se pierden todo hombre y toda cosa…

¿Pero no me entendéis? Yo quizá hubiera podido contar mi relato en pasado. He empezado mi canción por el sitio equivocado, por la nota equivocada.



Asli Erdogan. Le bâtiment de pierre (fragmento) (bleudencreeditions-revue.over-blog.com)
Versión de E. Gutiérrez Miranda sobre la traducción al francés de Jean Descat

                    ∼

Le bâtiment de pierre

Nous rirons plus tard, pour l'instant je vais vous emmener dans le bâtiment de pierre. Arrivé à l'angle de l'édifice, vous aurez l'impression d'être dans une impasse, mais droit devant, au pied de l'escalier, la rue tourne à gauche. Vous vous arrêterez là pour dire adieu au monde des hommes.

Le chemin qui nous a menés ici est sans retour. Dedans, nuit et jour, la lumière est allumée, tout est exposé à une clarté violente et impitoyable et chacun est réduit à son ombre.

A chaque question, il faut faire une réponse brève, une destinée tient en quelques phrases. Il faut avouer. Le temps n'a plus d'autre sens. L'homme est le plus vieux des mystères, c'est de la matière qui parle.

Autrefois j'ai aimé quelqu'un. Il est parti en me laissant ses yeux. Il n'avait personne à me laisser. Aimer… Ce mot-là, je l'ai trouvé en fouillant dans mon cœur, en sondant inlassablement ces épaisses ténèbres. Mais personne ne m'a dit que "chacun tue celui qu'il aime" !

Nous étions ensemble dans l'édifice de pierre. J'ai longtemps prêté l'oreille aux bruits. Quand mon tour est venu, le jour n'était pas encore levé.

Bien sûr, vous ne me croyez pas. Vous pensez que ce bâtiment est issu de mon rêve ? Mais nos rêves ne sont-ils pas le levain de la pâte dont nous sommes pétris ? Finalement, l'aube va naître, des traînées rouge sang vont apparaître à l'horizon… Dans le ciel tendu, terne, tout plat, les étoiles vont se solidifier et disparaître l'une après l'autre. La dernière laissera pendre une corde vers le bas, vers nous. Ta nuit muette, tes mots coupés en deux et ensanglantés, tes ombres errantes, privées de leur maître, tes rêves couleur de cœur dont personne ne veut, tes mots ailés vont pouvoir y grimper… Tous tes rêves, venus vivre parmi nous et repartis sans crier gare, vont pouvoir se hisser vers les profondeurs… Dans les tréfonds où se perdent tout homme et toute chose…

Mais vous ne m'entendez pas ? J'aurais peut-être dû faire mon récit au passé. J'ai attaqué ma chanson dans le mauvais sens, par la mauvaise note.





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16 de noviembre de 2016

Hilda Hilst

Filó, la Hadita lésbica

Ella era gorda y menuda,
tenía pechitos redondos
y su almeja era peluda
como la mano de un mono.
Muy alegre y vital
cual golondrina,
por las tardes se vestía
como un chaval
para engañar mocitas.
La llamaban «Filó, la lésbica hadita».
En todo cuanto tocaba
dejaba su marca registrada:
una estrellita color de maravilla,
fucsia, rojo de flor,
nadie sabía el nombre de aquel color.
Metía el dedo en todos
los coñitos: negras, rubias con pecas,
incluso se decía…
que escarbaba en las muñecas.
Revolvía, pellizcaba,
como quien bien sabía
lo que un dedo hace
desde recién nacida.
Pero por la noche… cuando dormía…
se peía, rugía… y…
le nacía un palo grueso,
al principio igual que un hueso,
luego allí…
iba abultando, creciendo,
y se volvía un tronco
malva,
fucsia,
rojo de flor,
nadie sabía el color del tronco
de la Hadita Filó.
Hacían fila en la Villa,
conocida por «Villa del Tronco»,
y por toda la comarca
se extendió pronto la fama
y todo mundo cogía
de aquel árbol una rama.
Era un gozo gozoso,
tenebroso, sabroso,
¡un espasmo en el medio!
Muchachitas, mozarrones
y resecas viejecitas,
todo mundo gemía y lloraba
de pura alegría
en la Villa del Tronco.
Hasta que un buen día...
un tipo corpulentón,
con hocico de ardilla,
de boca roja, fucsia o maravilla,
(nadie sabía el nombre de aquel color)
raptó a la Hadita
y la llevó a vivir a su Isla.
Ni barco, ni puente,
el corpulentón nadando
como un bisonte impaciente
cargó con la Hadita.
De piernas abiertas
en la espalda del gigante,
por primera vez
en su corta vida
Filó se convulsionaba
revolviendo los ojillos
mientras, veloz veloz,
el corpulentón nadaba.
La Villa del Tronco
se quedó triste, vacía,
zurumbática, tétrica,
pues nunca más se vio
a Filó, la Hadita lésbica,
que por la noche se volvía fiera
y se peía y rugía,
y le nacía un tronco
fucsia,
malva,
maravilla,
rojo de flor,
hasta hoy nadie conoce
el nombre de aquel color.
Y nunca más se vio
a Alguien-Fantasía
que dejaba una estrella
en todo cuanto tocaba
y un agujero en el culo
de quien se apasionaba.

Moraleja del cuento, en relación a la Hadita:
Cuando menos se espera,
todo reverbera.

Moraleja del cuento, en relación a los vecinos
de la Villa del Tronco:
Nunca creas en haditas,
y mucho menos con tranca,
o se van cual golondrinas
o te dejan cara blanca.



Hilda Hilst. Filó, a Fadinha lésbica (angelfire.com)
Trad. E. Gutiérrez Miranda 2016


                    ∼

Filó, a Fadinha lésbica

Ela era gorda e miúda.
Tinha pezinhos redondos.
A cona era peluda
Igual à mão de um mono.
Alegrinha e vivaz
Feito andorinha
Às tardes vestia-se
Como um rapaz
Para enganar mocinhas.
Chamavam-lhe "Filó, a lésbica fadinha".
Em tudo que tocava
Deixava sua marca registrada:
Uma estrelinha cor de maravilha
Fúcsia, bordô
Ninguém sabia o nome daquela cô.
Metia o dedo
Em todas as xerecas: loiras, pretas
Dizia-se até...
Que escarafunchava bonecas.
Bulia, beliscava
Como quem sabia
O que um dedo faz
Desde que nascia.
Mas à noite... quando dormia...
Peidava, rugia... e...
Nascia-lhe um bastão grosso
De início igual a um caroço
Depois...
Ia estufando, crescendo
E virava um troço
Lilás
Fúcsia
Bordô
Ninguém sabia a cô do troço
Da Fadinha Filô.
Faziam fila na Vila.
Falada "Vila do Troço".
Famosa nas Oropa
Oiapoc ao Chuí
Todo mundo tomava
Um bastão no oiti.
Era um gozo gozoso
Trevoso, gostoso
Um arrepião nos meio!
Mocinhas, marmanjões
Ressecadas velhinhas
Todo mundo gemia e chorava
De pura alegria
Na Vila do Troço.
Até que um belo dia...
Um cara troncudão
Com focinho de tira
De beiço bordô, fúcsia ou maravilha
(ninguém sabia o nome daquela cô)
Seqüestrou Fadinha
E foi morar na Ilha.
Nem barco, nem ponte
O troncudão nadando feito rinoceronte
Carregava Fadinha.
De pernas abertas
Nas costas do gigante
Pela primeira vez
Na sua vidinha
Filó estrebuchava
Revirando os óinho
Enquanto veloz veloz
O troncudão nadava.
A Vila do Troço
Ficou triste, vazia
Sorumbática, tétrica
Pois nunca mais se viu
Filó, a Fadinha lésbica
Que à noite virava fera
E peidava e rugia
E nascia-lhe um troço
Fúcsia
Lilás
Maravilha
Bordô
Até hoje ninguém conhece
O nome daquela cô.
E nunca mais se viu
Alguém-Fantasia
Que deixava uma estrela
Em tudo que tocava
E um rombo na bunda
De quem se apaixonava.

Moral da estória, em relação à Fadinha:
Quando menos se espera, tudo reverbera.

Moral da estória, em relação ao morador
da Vila do Troço:
Não acredite em Fadinhas.
Muito menos com cacete.
Ou somem feito andorinhas
Ou te deixam cacoetes.




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10 de noviembre de 2016

Paulo Henriques Britto

Cuidado, poeta

Cuidado, poeta: el tiempo hincha el alma.
Después de un cierto número de páginas
ya no hay ángeles entre las líneas.
Y hasta la lucidez, esa moderna,
también se gasta, como las monedas.

Tener qué decir es juego arriesgado;
no se resuelve en un lance de dados.
No basta con la precisión del gesto.
El más felino gesto es casi nada
sin la existencia en lastre, esa cansada,

con su textura demasiado densa
para traspasar la tímida criba
de la pálida poesía, esa antigua.
El diccionario es grueso; el tiempo, corto.
Cuidado: Todo silencio es poco.



Paulo Henriques Britto. Cuidado, poeta (nsantand.wordpress.com)
Trad. E. Gutiérrez Miranda 2016


                    ∼

Cuidado, poeta

Cuidado, poeta: o tempo engorda a alma.
Depois de um certo número de páginas
anjos não pousam mais nas entrelinhas.
E até a lucidez, essa moderna,
também se gasta, como qualquer moeda.

O ter o que dizer é jogo arriscado,
não se resolve com um só lance de dados.
Não basta a precisão do gesto apenas.
O gesto mais felino é quase nada
sem o lastro da existência, essa cansada,

com sua textura por demais espessa
pra traspassar a tímida peneira
da pálida poesia, essa antiga.
O tempo é escasso. O dicionário é gordo.
Cuidado: Todo silêncio é pouco.




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3 de noviembre de 2016

Herberto Helder

De tal manera en el tiempo

de tal manera en el tiempo si es que se engañan de tal manera
siempre se engañan en cualquier cosa se engañan
en el poco tiempo que tienen para morir
de tal manera se engañan en las palabras que se engañan
en la cabeza que tienen
que tienen poca
y por eso cuando meten los dedos en la materia
se ve que la materia no estaba aún madura
¿qué prisa es esa? es la de que ya les huya enero y estén aún
en septiembre u octubre
¿de qué les valen las flores de la estación si cambian
rosas por margaritas silvestres?
de tal manera los aromas en las narinas de los búfalos
y las mariposas de plata se posan
apenas en nombres vagos no en corolas feroces
en las primaveras con grandes espacios entre palabras
¿pero qué buscan? ¿nombres?
¿apenas nombres entre tantos desastres?
yo no sé, yo tiemblo de dolor apenas
ante los nombres no vistos y tan aspirados que apetezca
morir por un nombre o dos o tres
juntos, exactos, repetidos,
como exactamente en pleno trance loco
entre las flores de los nombres como:
diccionario hoja tras hoja,
y aun así es como una especie de miedo,
con un temblor en el fondo de nuestra edad
que vamos a ver dónde están las personas que han huido
de nuestra vida, y cuándo fue que los tocamos,
o en la camisa o en el cabello o al azar en los dedos,
y qué nombres eran los nombres de ellos entre
todos los nombres de la tierra,
y cuándo fue: si fue en el descubrimiento
o en los fines de mes o
en medio de una tarea leve como peinarse,
o resucitar en plena luz por
primera vez
o por última vez, justo antes de salir de las tinieblas
hacia las grandes danzas entre el aire y el agua,
sal ahora: y corta el cordón,
y entre sangre, ojos cerrados, abre toda la boca,
y respira mucho hasta casi caer borracho o loco
por la voz: el nombre y sobre todo nombre a nombre
cada cosa alrededor hasta que lo alcance
la ciencia de todos los nombres,
cosa a cosa de la tierra al final tan pequeña
que incluso él la domina,
en el dominio de los nombres,
y entonces lo suspende todo con miedo a que acabe allí con un solo nombre
el múltiple mundo matricial,
el mundo de las madres locas



Herberto Helder. De tal maneira no tempo... (folhadepoesia.blogspot.com)
Trad. E. Gutiérrez Miranda 2016


                    ∼

De tal maneira no tempo

de tal maneira no tempo se é que se enganam de tal maneira
sempre se enganam em qualquer coisa enganam-se
no tempo que pouco têm para morrer —
de tal maneira se enganam nas palavras que se enganam
na cabeça que têm
que a têm pouca —
e por isso quando metem os dedos na matéria
vê-se que a matéria não estava madura ainda —
que pressa é essa? é a de já lhes fugir janeiro e estarem ainda
em setembro ou outubro —
de que lhes valem as flores da época se trocam
rosas por margaridas silvestres?
de tal maneira os aromas nas narinas dos búfalos
e as borboletas de prata pousam
apenas em nomes vagos não em corolas ferozes
nas primaveras com grandes espaços entre palavras —
mas que procuram eles? nomes?
apenas nomes entre tantos desastres?
eu não sei, eu tremo de dor apenas
perante os nomes não vistos e aspirados tanto que apeteça
morrer por um nome ou dois ou três
juntos, exactos, repetidos,
como exactamente em pleno transe louco
entre as flores dos nomes como:
dicionário folha atrás de folha,
e mesmo assim é como uma espécie de medo,
com um tremor no fundo da nossa idade
que vamos ver onde estão as pessoas que fugiram
da nossa vida, e quando foi que lhes tocámos,
ou na camisa ou no cabelo ou ao acaso nos dedos,
e que nomes eram os nomes deles entre
todos os nomes da terra,
e quando foi: se foi na descoberta
ou nos fins dos meses ou
a meio de uma tarefa leve como pentear-se,
ou ressuscitar em plena luz pela
primeira vez
ou pela última vez, logo antes de sair das trevas
para as grandes danças entre o ar e a água,
sai agora: e corta o cordão,
e entre sangue, olhos fechados, abre a boca toda,
e respira muito quase até cair bêbedo ou louco
pela voz: o nome e sobretudo nome a nome
cada coisa em torno até que o alcance
a ciência dos nomes todos,
coisa a coisa da terra afinal tão pequena
que mesmo ele a domina,
no domínio dos nomes,
e então suspende tudo com medo que ali acabe com um só nome
o múltiplo mundo matricial,
o mundo das mães loucas




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2 de noviembre de 2016

Herberto Helder

Bicicleta

Allá va la bicicleta del poeta en dirección
al símbolo, en un día de verano
ejemplar. De pulmones en la espalda y boca
al aire, el poeta patilargo le da a la pata
en los pedales. Un gran recuerdo, las señales
de días sobrenaturales y la historia
secreta de la bicicleta. El símbolo es sencillo.
Los émbolos del corazón al ritmo de los pedales,
allá va el poeta en dirección a sus
señales. Le da a la pata
como los otros animales.

El sol es blanco, las flores legítimas, el amor
confuso. La vida es para siempre tenebrosa.
Entre las rimas y el sudor, aparece y des
aparece una rosa. En el día de verano,
violenta, la fantasía olvida. Entre
el nacimiento y la muerte, el movimiento de la rosa florece
sabiamente. Y la bicicleta se espacia
del milagro. El poeta aprieta el manillar y derrapa
en el instante de la gracia.

De pulmones a la espalda, la vida es para siempre
tenebrosa. La pata del poeta
apenas osa ahora pedalear. En mitad del aire
se distrae la flor perdida. La vida es corta.
Puta vida subdesarrollada.
La boca del poeta recorre los puntos cardinales.
El sol es blanco, el campo plano, la muerte
cierta. No hay sombra de señales.
Y el poeta le da a la pata como los otros animales.

Si la noche cae ahora sobre la rosa pasada,
y el día de verano se recoge
a su nada, ¿y la única dirección es la propia noche
hallada? De pulmones a la espalda, la vida
es tenebrosa. Muerte es transfiguración,
por la imagen de una rosa. Y el poeta patilargo
de rosa interior le da a la pata en los pedales
de la confusión del amor.
Por la noche secreta de los caminos iguales,
el poeta le da a la pata como los otros animales.

Si el sur es hacia atrás y el norte es hacia un lado,
es para siempre la muerte.
Agarrado al manillar y de pulmones a la espalda
como un neumático pinchado,
el poeta pedalea el corazón transfigurado.
En el recuerdo más antiguo la dirección de la muerte
es la misma que la del amor. Y el poeta,
al final más mortal que los otros animales,
le da a la pata en los pedales hacia un verano interior.



Herberto Helder. Bicicleta (geocaching.com)
Trad. E. Gutiérrez Miranda 2016


                    ∼

Bicicleta

Lá vai a bicicleta do poeta em direcção
ao símbolo, por um dia de verão
exemplar. De pulmões às costas e bico
no ar, o poeta pernalta dá à pata
nos pedais. Uma grande memória, os sinais
dos dias sobrenaturais e a história
secreta da bicicleta. O símbolo é simples.
Os êmbolos do coração ao ritmo dos pedais –
lá vai o poeta em direcção aos seus
sinais. Dá à pata
como os outros animais.

O sol é branco, as flores legítimas, o amor
confuso. A vida é para sempre tenebrosa.
Entre as rimas e o suor, aparece e desaparece
uma rosa. No dia de verão,
violenta, a fantasia esquece. Entre
o nascimento e a morte, o movimento da rosa floresce
sabiamente. E a bicicleta ultrapassa
o milagre. O poeta aperta o volante e derrapa
no instante da graça.

De pulmões às costas, a vida é para sempre
tenebrosa. A pata do poeta
mal ousa pedalar. No meio do ar
distrai-se a flor perdida. A vida é curta.
Puta de vida subdesenvolvida.
O bico do poeta corre os pontos cardeais.
O sol é branco, o campo plano, a morte
certa. Não há sombra de sinais.
E o poeta dá à pata como os outros animais.

Se a noite cai agora sobre a rosa passada,
e o dia de verão se recolhe
ao seu nada, e a única direcção é a própria noite
achada? De pulmões às costas, a vida
é tenebrosa. Morte é transfiguração,
pela imagem de uma rosa. E o poeta pernalta
de rosa interior dá à pata nos pedais
da confusão do amor.
Pela noite secreta dos caminhos iguais,
O poeta dá à pata como os outros animais.

Se o sul é para trás e o norte é para o lado,
é para sempre a morte.
Agarrado ao volante e pulmões às costas
como um pneu furado,
o poeta pedala o coração transfigurado.
Na memória mais antiga a direcção da morte
é a mesma do amor. E o poeta,
afinal mais mortal do que os outros animais,
dá à pata nos pedais para um verão interior.




☛ PyoZ ☚