30 de agosto de 2013

Fermín Bouza Brey

Nao señera

¡Quién fuera nao señera
de aquel mar no presentido
en las sumergidas tierras!

Sin cielo ni astros, sin viento,
siempre al azar de las olas
tendido al arrobamiento;

sin andar ni desandar,
sin otro cuidado amargo
que dejarse ir por el mar…

¡Quién fuera nao señera!
Sin hito —estrella ni puerto—
¡ser yo la propia ribera!

¡Quién fuera…!



Fermín Bouza Brey. Nao senlleira (blogoteca.com)
Trad. E. Gutiérrez Miranda 2013


                    ∼

Nao senlleira

¡Quen dera ser nao senlleira
n-aquel mar non presentido
das ja mergulladas terras!

Sen ceo, sen astros, sen vento,
sempre á toa pol-as ondas
deitado no esquecimento,

nin andar nin desandar,
nin ter outro coido acedo
que leijarse ir pol-o mar...

¡Quen dera ser nao senlleira!
Sen fito —estrela nin porto—
ser eu a propia ribeira!!

¡Quen dera...!


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26 de agosto de 2013

Algún alguien



Nadie intentará salvarte,
todas las cosas que debo saber,
alguien que se parece a mí,
todas las noches voy,
todos los casos que hay que entender,

alguien como una imagen
en un espejo empañado,
un extraño en un asteroide expatrio,
tan aturdido en la orilla del río,
no tautees mi nombre,

no recéis en la oscuridad,
o una caricatura, o un dibujo
de una artista callejera,
pagazas, fumareles y charranes
van chillando hacia el final del mar,

bastante parecido
aunque ligeramente deformado,
todas las noches vengo,
vuelvo a mentirme un poco más,
una gota de semen sobre

el brazo izquierdo de esta otra galaxia,
algún alguien con mis gestos
o un remedo de ellos,
todo lo dijo la bruja en la cueva
y escuchó la zorra en su madriguera,

alguien que imita mi acento
como un humorista televisivo,
no demasiado bien pero con éxito,
risas, ¡ja, ja, ja!
carcajadas del público

que asiste en directo al show,
¿qué hora es
en el brazo izquierdo de mi galaxia?
son días estos muy extraños
en la fría cosmología,

y en los evos, raras horas,
alguien que usa ropa como la mía,
vaqueros y cazadoras,
pero no de las mismas marcas,
cuando era crío ya solías

jugar con hielo turbio en la mirada
y cambiar de amigos como de novias
después, puertecillas, puertas,
continentes en colisión,
al fúlgido crepúsculo del río

puertas que nunca nadie cruzará,
alguien que pretende saber
lo mismo que yo supiere
pero que no sabe ni apenas briznas,
e non si, Perceval?

mal le pesara saber,
vago río que no navegarás,
todas las noches creen
que ya jamás volverá a amanecer,
¿quién tú eres?

valor para enfrentarse en las tinieblas
a la fatal fascinación
de la más abyecta abominación,
mecago en la sombra de mis cojones,
alguien que dice lo contrario

de lo que él cree que está diciendo
pero que piensa aquello
que se supone que debe pensar,
atordado durante tanto tiempo
que no puede ser cierto, chica,

¿qué hora es?
eso depende de donde tú estés
y de lo que tengas entre los pies,
más risas en directo, ja, ja, ja,
todas las cosas que deba olvidar

perdido en la cerrazón del eclipse
de mis cojones, chica,
y nadie me salvará,
Enrique, te has pasado una vez más,
un alguien que sí que parece

que quizá se parezca a mí
sin ser en realidad
más que una caricatura en la acera
cuando está empezando a llover,
un trozo de cartón mojado

donde el desierto se convierte en mar,
sobre la cúspide de la marea
con que sueñan las hadas afeitadas,
y aun parece que recrece
la masa del universo irreal,

alguien que ya ha tomado mi lugar,
no con mi consentimiento
pero sí con mi distante aquiescencia,
solo por la pura pereza
de no decirle: oiga, ya le vale,

mas nadie te salvará,
thou, Perceval,
y Úther sobre el aliento del dragón
―¡corre, jinete, cabalga!―
busca la gruta del cañaveral,

tanto tiempo confuso y aturdido,
chica, en esas noches vemos
diez fusiles apuntando al vacío,
alguien que con su mala imitación,
¿crees que aún puedo amenizar?

risotadas, ja, ja, ja,
ha convencido a unos cuantos
torpes y desorientados
de que él es lo que no es él,
cómeme, bébete, escúpeme,

algo que empieza con una erección,
en el bosque del crepúsculo gris
solo mi subrazón subsiste,
y está ya convenciéndose a sí mismo,
igualmente torpe y desorientado,

más risas en el plató, ja, ja, ja,
Enrique, eres genial,
de que es quien realmente no es,
todos los casos que yo sé ignorar,
el tiempo y su gravedad,

lo que cantaba la bruja en la cueva
y habló el reptil en su cubil,
mengua la luna antes de medrar,
muévelo para mí, cielo,
muérdeme, cómeteme, trágame,

nada es tan violento como el amor,
camelia obriza, ñipe opalescente,
nadie ha visto, nadie oirá
al viejo perro traidor,
mueve ficha, miente y monta a la bicha,

azul la vela en los ojos del hada
aliabierta y trasquilada,
jugando al más perverso juego
que hemos podido llegar a jugar,
fatal fascinación en la abyección,

mais oui, Perceval,
la seirena del arrecife
susurra su suave canto a la sal
mientras la bruja en la espelunca
enuncia el conjuro abisal,

alguien que camina absorto
y abyecto por los resquicios del tiempo,
llaves equivocadas,
puertas que en ningún cosmos se abrirán,
río de oscuridad, quién eres,

ente exiliado de otro universo
cautivo en la densidad mineral,
por el sur la luz ya vuelve a virar
y con lúgubre resplandor
sella un misterio sin revelación,

―¡corre, jinete, sin descabalgar!―
conque nadie podrá salvarte
cuando el mundo comience a arder
y tus huesos a crepitar,
mon Perceval


egm. 2013

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23 de agosto de 2013

Tomas Tranströmer

Después de una muerte

Hubo una vez un choque
que dejó tras de sí una larga cola de cometa, pálida y brillante.
En ella vivimos. Vuelve borrosas las imágenes de televisión.
Se acumula en heladas gotas sobre los cables aéreos.

Todavía se puede esquiar despacio bajo el sol de invierno
por entre las arboledas a las que aún se aferran las hojas del pasado año.
Son como páginas arrancadas de una vieja guía telefónica,
los nombres de los abonados engullidos por el frío.

Es agradable aún sentir el propio corazón latiendo.
Pero a menudo la sombra parece más real que el cuerpo.
Un insignificante samurái
junto a su armadura de negras escamas de dragón.



Tomas Tranströmer. Efter någons död (blogs.elespectador.com)
Versión de E. Gutiérrez Miranda a partir de la traducción de Ricardo Bada

                    ∼

Efter någons död

Es war einmal ein Schock
der einen langen, bleichschimmernden Kometenschweif hinterließ.
Wir wohnen in ihm. Die Fernsehbilder verschwimmen in ihm, und
er setzt sich als Eistropfen an der Überlandleitung ab.

In der Wintersonne kann man unaufhörlich auf Skiern gleiten,
zwischen Sträuchern, an denen das Laub von Vorjahr hängt.
Blättern ähnlich aus alten Telefonbüchern –
die Namen der Teilnehmer von der Kälte verschluckt.

Es ist noch immer schön, mein klopfendes Herz zu hören.
Aber manchmal ist der Schatten wirklicher als der Körper.
Der Samurai sieht unbedeutend aus
Neben seiner Rüstung aus schwarzen Drachenschuppen.


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22 de agosto de 2013

Álvaro Cunqueiro

En la más ardua cumbre

En la más ardua cumbre, donde hadas y destinos
liberan sus anhelos en la noche al holgar,
tengo un hato de brezos que guardan veinte pinos,
vigías solitarios hacia la luz lunar.

Y allí, al lado, ceñida de aurifloridos tojos,
muy cerca de una fuente, besada de espadaña,
—¡Santa consagración de mis vagos antojos!—
tengo una ermita blanca tendida en la montaña.

Y ya son mis amigas las aves de rapiña
y tengo por amada un águila muy niña
que en un vuelo los rayos del sol sabe cortar.

Se me unen las urracas, comadres de la cumbre,
y cuando cae la nieve yo enciendo una gran lumbre
y estamos de tertulia en torno de mi lar…



Álvaro Cunqueiro. No máis esvío cume (books.google.es)
Trad. E. Gutiérrez Miranda 2013


                    ∼

No máis esvío cume

No máis esvío cume, onde as fadas dos sinos
ceiban os seus anceios nas tebras a vagar,
teño un rabaño de urces, que gardan vinte pinos,
vixías isolados cara á luz do luar.

E alí, ao carón, cinguida de aurifloridos toxos,
pretiño dunha fonte, bicada da espadaña,
—Santa consagración dos meus vagos antoxos!—
teño unha ermida branca no colo da montaña.

Xa fixen amizade coas aves de rapiña,
e teño, por amada, unha aguia pequeniña
que nun voo a raiola do sol sabe cortar.

Véñenme as pegas, as comadres do cume;
e cando cae a neve eu acendo un gran lume,
e facemos fiada ao redor do meu lar…


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16 de agosto de 2013

Ezra Pound

Alba

Mientras el ruiseñor a su pareja
trinando día y noche la corteja,
mi amada y yo, sin queja,
aquí nos ocultamos
entre flores y ramos,
cuando al guardián de la torre escuchamos
que grita:

«¡Arriba, bribón! ¡Rebulle!
¡Pues veo en verdad
que la claridad
llega y la oscuridad
se escabulle!»



Ezra Pound. Alba (poemhunter.com)
Trad. E. Gutiérrez Miranda 2013


                    ∼

Alba

When the nightingale to his mate
Sings day-long and night late
My love and I keep state
In bower,
In flower,
''Till the watchman on the tower
Cry:
'Up! Thou rascal, Rise,
I see the white
Light
And the night
Flies:


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14 de agosto de 2013

Calímaco

A los lenguaraces

Marchad en mala hora
funestos hijos de la envidia
y juzgad mi destreza
por mi arte y no por rancias medidas;
no esperéis de mí que produzca
el gran poema retumbante
pues no es mío el trueno, sino de Zeus.

Ya cuando por vez primera
apoyé sobre mis rodillas
la cérea tablilla de escribir
dijo Apolo, mi Apolo Licio:
«Es preciso, oh poeta, que me traigas
el incienso bien compacto
pero la musa, amigo, muy ligera;
te ordeno asimismo que evites
los senderos trillados por los carros
y no conduzcas nunca el tuyo
tras las vulgares huellas de los otros
ni por caminos prolijos
sino busca con vigoroso empeño
siempre tu propio sendero,
aunque sea el más áspero y difícil».

Le obedecí, pues yo canto
para aquellos que disfrutan del son
melodioso de las aves
y nunca del roznido de los asnos.
Que otros rebuznen cual las bestias
de alargadas orejas,
mas sea yo el etéreo, el ser alado.



Calímaco. A los lenguaraces
Versión de E. Gutiérrez Miranda basada en la traducción de M. E. Del Río y M. T. Forero, con el título de «Respuesta a los Telquinos», en Calímaco, Himnos, Ed. Aguilar, Madrid 1972.



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4 de agosto de 2013

Sujata Bhatt

Shérdi (Caña de azúcar)

De esta forma aprendí
a comer la caña de azúcar en Sanosra:
Utilizo los dientes
para desgarrar el duro chaal exterior,
luego muerdo en tiras
el fibroso corazón blanco y
chupo fuerte con los dientes, apretando hacia abajo
y el jugo se derrama.

En las mañanas de enero
el granjero corta la verde y tierna caña de azúcar
y la trae a nuestra puerta.
Por la tarde, mientras los mayores duermen,
nos escabullimos con los suaves y largos tallos.
El sol nos calienta, los perros bostezan,
nuestros dientes crecen fuertes,
nuestras mandíbulas se adormecen
de horas chupando el russ, el jugo
                                          pegajoso por toda la mano.

Así que esta noche
cuando me dices que utilice los dientes
para chupar más fuerte, más fuerte,
entonces, huelo la hierba de caña de azúcar
                                     en tu pelo
e imagino que te gustaría ser
sherdi       sherdi       afuera en los campos
          los tallos se balancean
                      abriendo un camino ante nosotros.



Sujata Bhatt. Shérdi (Sugar cane) (books.google.es)
Trad. E. Gutiérrez Miranda 2013


                    ∼

Shérdi (Sugar cane)

The way I learned Sujata Bhatt
to eat sugar cane in Sanosra:
I use my teeth
to tear the outer hard chaal
then, bite off strips
of the white fibrous heart ―
suck hard with my teeth, press down
and the juice spills out.

January mornings
the farmer cuts tender green sugar-cane
and brings it to our door.
Afternoons, when the elders are asleep
we sneak outside carrying the long smooth stalks.
The sun warms us, the dogs yawn,
our teeth grow strong
our jaws are numb ;
for hours we suck out the russ, the juice
sticky all over our hand.

So tonight
when you tell me to use my teeth
to suck harder, harder,
then, i smell sugar cane grass
in your hair
and imagine you'd like to be
sherdi sherdi out in the fields
the stalks sway
opening a path before us.


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