23 de agosto de 2013

Tomas Tranströmer

Después de una muerte

Hubo una vez un choque
que dejó tras de sí una larga cola de cometa, pálida y brillante.
En ella vivimos. Vuelve borrosas las imágenes de televisión.
Se acumula en heladas gotas sobre los cables aéreos.

Todavía se puede esquiar despacio bajo el sol de invierno
por entre las arboledas a las que aún se aferran las hojas del pasado año.
Son como páginas arrancadas de una vieja guía telefónica,
los nombres de los abonados engullidos por el frío.

Es agradable aún sentir el propio corazón latiendo.
Pero a menudo la sombra parece más real que el cuerpo.
Un insignificante samurái
junto a su armadura de negras escamas de dragón.



Tomas Tranströmer. Efter någons död (blogs.elespectador.com)
Versión de E. Gutiérrez Miranda a partir de la traducción de Ricardo Bada

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Efter någons död

Es war einmal ein Schock
der einen langen, bleichschimmernden Kometenschweif hinterließ.
Wir wohnen in ihm. Die Fernsehbilder verschwimmen in ihm, und
er setzt sich als Eistropfen an der Überlandleitung ab.

In der Wintersonne kann man unaufhörlich auf Skiern gleiten,
zwischen Sträuchern, an denen das Laub von Vorjahr hängt.
Blättern ähnlich aus alten Telefonbüchern –
die Namen der Teilnehmer von der Kälte verschluckt.

Es ist noch immer schön, mein klopfendes Herz zu hören.
Aber manchmal ist der Schatten wirklicher als der Körper.
Der Samurai sieht unbedeutend aus
Neben seiner Rüstung aus schwarzen Drachenschuppen.


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