Once Cantigas de Amigo
I
Os han dicho, mi amigo,
que, por causaros pesar,
fui yo con otro a hablar,
mas no habléis vos conmigo
si lo podéis conocer
por quien lo pueda saber.
Y en razón os vengaréis
de mí, si con alguien yo
hablé porque os pesara y no
ya nunca vos me habléis
si lo habéis de conocer
por quien lo pueda saber.
Si vos por verdad hallarais,
mi amigo, que es así,
que Dios me confunda ahí
mucho, y a vos, si me hablarais
si lo habéis de conocer
por quien lo pueda saber.
II
Amiga: muy amigos son
muchos en el mundo por buscar
amigas para las poder amar,
mas Dios no me dé perdón
si nunca yo vi tan amigo
de amiga como mi amigo.
Decir el vuestro ha de poder,
amiga, que os quiere bien
y os quiere, mas yo también
nunca vea del mío placer
si nunca yo vi tan amigo
de amiga como mi amigo.
Vi yo con estos mis dos
ojos a amigo que es
muy buen amigo, mas
que ya no me valga Dios
si nunca yo vi tan amigo
de amiga como mi amigo.
III
—Amiga: ¿visteis amigo
de amiga que tanto amara,
que tanto dolor pasara
como lo pasa mi amigo?
—No lo vi, ni quien lo viera
nunca vi en toda mi vida,
mas yo os veo más dolida.
—Amiga: ¿visteis amigo
que por amiga muriera
y tanto pesar sufriera
cuanto sufre mi amigo?
—No lo vi, ni quien lo viera
nunca vi en toda mi vida,
mas yo os veo más dolida.
—Amiga: ¿visteis amigo
que tan grande mal tuviera
de amiga que bien quisiera
cual tiene por mí mi amigo?
—No lo vi, ni quien lo viera
nunca vi en toda mi vida,
mas yo os veo más dolida.
Porque mayor mal tenéis
que el que vos morir ahí veis.
IV
Muero, amiga, deseando
a mi amigo, y vos del vuestro
me habláis, y yo no puedo
estar siempre así hablando.
Mas, ¿queréis hablar conmigo?
Pues hablemos de mi amigo.
Queréis que aún a porfía
de vuestro amigo yo hable
con vos y, si no, que calle;
y no puedo yo cada día.
Mas, ¿queréis hablar conmigo?
Pues hablemos de mi amigo.
Amiga: siempre queréis
que hable con vos y habláis
de vuestro amigo y pensáis
que puedo; no lo penséis.
Mas, ¿queréis hablar conmigo?
Pues hablemos de mi amigo.
No tenéis de más cuidado,
que yo con vos bien diga
de vuestro amigo y, amiga,
no puedo ni es adecuado.
Mas, ¿queréis hablar conmigo?
Pues hablemos de mi amigo.
V
Mi amigo, que me tiene gran querer,
me intenta él, amiga, siempre ver
y le intento yo luego bien hacer,
mas ved la ventura de esta mujer:
cuando yo le pudiera hacer bien,
no viene, y cuando no puedo yo, viene.
Pero sabe él que no queda por mí,
nunca, amiga, de quererlo arreglar
ni por él tampoco de demandar,
mas la ventura nos lo quiere así:
cuando yo le pudiera hacer bien,
no viene, y cuando no puedo yo, viene.
Y por mí no quedara, en verdad,
de él tener mi bien y dárselo yo;
ya si es mi pecado o el suyo no sé,
mas mi ventura tal fue y tal es:
cuando yo le pudiera hacer bien,
no viene, y cuando no puedo yo, viene.
VI
Por mi amigo, amiga, preguntar
os quiero hoy yo, pues se fue de aquí
enojado y ya nunca más lo vi;
si sabe ya que otro me quiere bien,
por Dios, amiga, sabed el pesar
que hoy él tiene no es por nada más.
Amiga: me pesa de corazón
porque lo sabe, pues de a él perder
tengo gran miedo, e idle a decir
que no le pese, pues no le traerá
mal; y, cuando él sepa esta razón,
sé que en seguida conmigo estará.
Y decidle que poder no tendré
de dejarlo, si aún me ha de querer,
que no me quiera, pues no sé mujer
que por nada lo pueda dejar, no tal,
sino por esto que yo así haré:
no hacer nada que me tengan por mal.
Y cuando venga mi amigo, yo sé
que nunca podrá por mí saber tal.
VII
Un cantar nuevo de amigo
querré ahora aprender
que hizo hoy mi amigo,
y pienso pronto entender
el cantar que dice que hizo
por mí, si por mí lo hizo.
Un cantar de amigo ha hecho,
y, si me lo dicen también,
derecho como está hecho,
pienso yo entender muy bien
el cantar que dice que hizo
por mí, si por mí lo hizo.
El cantar este muy dicho
todavía no lo sé,
mas, cuando me lo hayan dicho,
pienso yo que entenderé
el cantar que dice que hizo
por mí, si por mí lo hizo.
VIII
—Amiga: a vuestro amigo he visto hablar
con otra hoy, pero no sé de cuál
cosa hablaban y, Dios me ha de amparar,
ni si hablaban para bien o por mal.
—Amiga: que hable ya con quien quiera
mientras como estoy con él yo estuviera,
pues si a mi amigo tengo en mi poder
que cuantas damas que en el mundo están
traten ahora de darle placer,
pues ni en la muerte me lo quitarán.
—Amiga: tengo miedo de que ahí
sufráis, que ya vi a quién hizo así
como vos hacéis, pues, en vuestro amor,
tanto en el amor suyo os confiáis
que os hallaréis en esto aún peor,
y yo os lo digo, de lo que pensáis.
—Amiga: no, pues me quiere con bien
y sé que lo tengo a él y él también
a mí, y nadie nos alejará,
solo por muerte nos van a alejar,
y pues yo lo sé y duda no hay ya,
con cuantas vea le ordeno yo hablar.
—Con vuestro empeño, amiga, temeré
que perdáis a vuestro amigo, pues sé
bien, en verdad, de otras damas que van
hablando de cómo os lo quitarán.
—Amiga no, pues no es suyo el poder
ni de ellas, sino mío, a mi ver.
IX
—Por Dios, amiga: ¿podríais saber
como pudiera recado enviar
a mi amigo, que no tiene poder
de hablarme, y muero con este pesar?
Y bien os digo, si él muere ahí,
que no viviré ya más yo así.
—Amiga: sé que no pudo tener
mi amigo arte para conmigo hablar,
y yo tuve arte y le pedí hacer
para otra dama un muy buen cantar,
y, luego que a aquella dama trovó,
cuando él quiso siempre conmigo habló.
—Mi amigo, amiga, no es trovador,
mas a mí tanto y tan bien él me quiere
que fingirá a otra darle amor
y trovará, cuando yo le dijere;
pero, amiga, ¿por quién lo sabrá
que se lo mando o quién se lo dirá?
—Yo, amiga, le haré conocedor
de que cuando él un cantar hiciera
para otra dama, como su amador,
hablará con vos siempre que él quiera,
pero es menester que él lo haga bien
creíble, y que vos no os celéis también.
—Por celos, amiga, es que lo pasé
yo mal, mas nunca ya me celaré.
—Os es menester, pues lo entenderán,
si vos os celáis, y os respetarán.
X
Sé yo, damas, que no quiere tan bien
nadie a otra dama como a mí mi amigo
porque cuando aquel día yo le digo:
«No me veréis ya nunca más aquí»,
se desmayó en seguida allí y también
estuvo a punto él de morir por mí.
Porque le dije que no me iba a ver
ya nunca, por ello morir quería,
y fui allá y cuando lo hallé yacía
sin habla, y tuve por él gran pesar
y le hablé, y me pudo conocer
y dijo: «¿He oído a una dama hablar?»
Dije: «Sí oísteis», por que reviviera,
y revivió; pero la que os dijera
que un hombre ama tanto a otra mujer,
os mentirá, pues él ya lo probó
con cuantas halló, y las vio perder
todas a su amor, y así las dejó.
Y bien os puedo yo en firme jurar
que ningún otro hombre sabe amar
rectamente, pues, por probar,
vinieron otros aquí a inquirir
si algo de mí podrían ganar
y nada así pudieron conseguir.
Mas aquel que a mí tan de corazón
me quiere, por Dios, mal haré si no
lo amara, pues por mí quiso morir.
XI
—Decidme, madre: ¿por qué me metisteis
en tal prisión, y por qué me impedisteis
que más a mi amigo yo pueda ver?
—Porque, hija, desde que lo conocisteis,
siempre intentó de mí os coger,
y sé bien, hija, que os tiene engañada
con sus cantares que no valen nada,
que se los puede cualquiera torcer.
—No dicen, madre, así en cada posada
los que en trovar saben bien entender.
De estas paredes, madre, me saquéis
y veré a mi amigo, y vos veréis
que luego me deja en vuestro poder.
—Os mando, hija, que no me roguéis
ni más me vengáis tal caso a traer
pues sé yo muy bien cuál es su pelaje,
y sois vos, hija, de tal linaje
que él debería vuestro siervo ser.
—Madre: ¿pensáis que él tendrá tal coraje
que eso conmigo pueda componer?
Sacadme, madre, de estas prisiones,
pues no tenéis nada vos que temer.
—Hija: ya entiendo vuestros corazones,
mas yo no quiero pesar padecer.
☛ Universo Cantigas. Pedr'Amigo de Sevilha
☛ B. D. Lírica Profana Galego-Portuguesa. Pedr' Amigo de Sevilha
☛ Real Academia de la Historia. Pedr' Amigo de Sevilha
☛ Cantigas Medievais Galego Portuguesas. Pedro Amigo de Sevilha
☛ Rip Cohen, 500 Cantigas d’ Amigo: Edição Crítica / Critical Edition
Trad. E. Gutiérrez Miranda 2014
∼
I
Disséronvos, meu amigo,
que, por vos fazer pesar,
fui eu con outrén falar,
mais non faledes vós migo
se o poderdes saber
por alguén no entender.
E ben vos per vingaredes
de mí, se eu con alguén
falei por vos pesar én,
mais vós nunca mi faledes
se o poderdes saber
por alguén no entender.
Se vós por verdad’ achardes,
meu amigo, que é assí,
confonda Deus log’ i mí
muit’, e vós, se mi falardes
se o poderdes saber
por alguén no entender.
II
Amiga: muit’ amigos son
muitos no mundo por filhar
amigas polas muit’ amar,
mais ja Deus nunca mi perdón
se nunca eu vi tan amigo
d’ amiga come meu amigo.
Pode voss’ amigo dizer,
amiga, ca vos quer gran ben
e quérvo-lo, mais eu por én
nunca veja do meu prazer
se nunca eu vi tan amigo
d’ amiga come meu amigo.
Vim’ eu con estes olhos meus
amigo d’ amiga que lh’ é
muit’ amigo, per boa fe,
mais non mi valha nunca Deus
se nunca eu vi tan amigo
d’ amiga come meu amigo.
III
—Amiga: vistes amigo
d’ amiga que tant’ amasse,
que tanta coita levasse
quanta leva meu amigo?
—Non o vi, nen quen o visse
nunca vi des que fui nada,
mais vej’ eu vos máis coitada.
—Amiga: vistes amigo
que por amiga morresse,
que tanto pesar sofresse
quanto sofre meu amigo?
—Non o vi nen quen o visse
nunca vi des que fui nada,
mais vej’ eu vos máis coitada.
–Amiga: vistes amigo
que tan muito mal ouvesse
d’ amiga que ben quisesse
quant’ á por mí meu amigo?
—Non o vi nen quen o visse
nunca vi des que fui nada,
mais vej’ eu vos máis coitada.
Que mui maior mal avedes
ca el que morrer veedes.
IV
Moir’, amiga, desejando
meu amig’, e vós no vosso
mi falades, e non posso
estar sempr’ en esto falando.
Mais, queredes falar migo?
Falemos no meu amigo.
Queredes que toda vía
eno voss’ amigo fale
vosc’ e, se non, que me cale;
e non poss’ eu cada día.
Mais, queredes falar migo?
Falemos no meu amigo.
Amiga: sempre queredes
que fale vosc’ e falades
no voss’ amig’ e cuidades
que poss’ eu; non o cuidedes.
Mais, queredes falar migo?
Falemos no meu amigo.
Non avedes d’ al cuidado,
sol que eu vosco ben diga
do voss’ amig’ e, amiga,
non poss’ eu nen é guisado.
Mais, queredes falar migo?
Falemos no meu amigo.
V
O meu amigo, que mi gran ben quer,
punha sempr’, amiga, de me veer
e punh’ eu logo de lhi ben fazer,
mais vedes que ventura de molher:
quando lh’ eu podería fazer ben,
el non vén i, e u non poss’ eu, vén.
Pero sab’ el que non fica per mí,
amiga, nunca de lho eu guisar
nen per el sempre de mho demandar,
mais mha ventura nolo part’ assí:
quando lh’ eu podería fazer ben,
el non vén i, e u non poss’ eu, vén.
E non fica per el, per boa fe,
d’ aver meu ben e polo fazer eu,
non sei se x’ é meu pecado, se seu,
mais mha ventura tal foi e tal é:
quando lh’ eu podería fazer ben,
el non vén i, e u non poss’ eu, vén.
VI
Por meu amig’, amiga, preguntar
vos quer’ eu ora, ca se foi d’ aquí
mui meu sanhud’ e nunca o ar vi;
se sabe ja ca mi quer outro ben,
par Deus, amiga, sabed’ o pesar
que oj’ el á non é per outra ren.
Amiga: pésami de coraçón
porque o sabe, ca de o perder
ei mui gran med’, e ide lhi dizer
que lhi non pes, ca nunca lh’ én verrá
mal; e, pois el souber esta razón,
sei eu que log’ aquí migo será.
E dizédelhi ca poder non ei
de me partir, se me gran ben quiser,
que mho non queira, ca non sei molher
que se dele possa partir per al,
senón per esto que m’ end’ eu farei:
non fazer ren que mi tenhan por mal.
E pois venher meu amigo, ben sei
que nunca pode per mí saber al.
VII
Un cantar novo d’ amigo
querrei agora aprender
que fez ora meu amigo,
e cuido log’ entender
no cantar que diz que fez
por mí, se o por mí fez.
Un cantar d’ amig’ á feito,
e, se mho disser alguén
dereito como el é feito,
cuido eu entender mui ben
no cantar que diz que fez
por mí, se o por mí fez.
O cantar este mui dito
pero que o eu non sei,
mais, pois mho ouveren dito,
cuid’ eu que entenderei
no cantar que diz que fez
por mí, se o por mí fez.
VIII
—Amiga: voss’ amigo vi falar
oje con outra, mais non sei en qual
razón falavan, assí Deus m’ empar,
nen se falavan por ben, se por mal.
—Amiga: fale con quen x’ el quiser
en quant’ eu del com’ estou estever,
ca si tenh’ eu meu amigo en poder
que quantas donas eno mundo son
punhen ora de lhi fazer prazer,
ca mho non tolherán se morte non.
—Amiga: med’ ei de prenderdes i
pesar, ca ja m’ eu vi quen fez assí
e vós faredes, pois, en voss’ amor,
vos esforçades tanto eno seu
que vós vos acharedes én peior
ca vós cuidades, e dígovol’ eu.
—Amiga: non, ca mi quer mui gran ben
e sei que tenh’ en el e el que ten
en min, ca nunca nos partirán ja,
senón per morte nos poden partir,
e, pois eu esto sei, u al non á,
mándomelh’ eu falar con quantas vir.
—Con voss’ esforç’, amiga, pavor ei
de perderdes voss’ amigo, ca sei,
per boa fe, outras donas que an
falad’ en como vo-lo tolherán.
—Amiga: non, ca o poder non é
seu nen delas, mais meu, per boa fe.
IX
—Par Deus, amiga: podedes saber
como podesse mandad’ enviar
a meu amigo, que non á poder
de falar mig’, e morr’ én con pesar?
E ben vos digo, se el morr’ assí,
que non viverei ja máis des alí.
—Amiga: ben sei que non pod’ aver
meu amig’ arte de migo falar,
e ouv’ eu art’ e fígilhe fazer
por outra dona un mui bon cantar,
e, pois por aquela dona trobou,
cada que quis, sempre migo falou.
—O meu amigo non é trobador,
pero tan grand’ é o ben que m’ el quer
que filhará outra entendedor
e trobará, pois que lho eu disser;
mais, amiga, per quen o saberá
que lho eu mando ou quen lho dirá?
—Eu, amiga, o farei sabedor
que tanto que el un cantar fezer
por outra dona, e pois por seu for,
que falará vosco quando quiser,
mais á mester de lho fazer el ben
creent’, e vós non o ceardes én.
—Amiga: por ceos é quant’ eu ei
de mal, mais nunca o ja cearei.
—Mester vos é, ca vo-lo entenderán,
se o ceardes, e guardar vos an.
X
Sei eu, donas, que non quer tan gran ben
om’ outra dona com’ a mí o meu
amigo quer, ca porque lhi dix’ eu:
«Non me veredes ja máis des aquí»,
desmaió logo ben alí por én
e ouve log’ i a morrer por mí.
Porque lhi dixi que nunca veer
me podería, quis por én morrer,
e fui alá e achei o jazer
sen fala ja, e ouv’ én gran pesar
e faleilh’, e ouve mi a conhocer
e diss’: «Oí unha dona falar?»
Dix’ eu: «Oístes», ja polo guarir,
e guareceu; maila que vos disser
que ama tanto om’ outra molher,
mentir vos á, ca ja x’ o el provou
con quantas viu, e achou as partir
todas d’ amor, e assí as leixou.
E ben vos poss’ eu en salvo jurar
que outr’ ome vivo non sab’ amar
dereitamente, ca, por me provar,
venheron outros en min entender
se poderían de min guanhar,
mais non poderon de min ren aver.
Mais aquel que mi tan de coraçón
quer ben, par Deus, mal sería se non
o guarisse, pois por mí quis morrer.
XI
—Dizede, madre: por que me metestes
en tal prisón, e por que mi tolhestes
que non possa meu amigo veer?
—Porque, filha, des que o vós conhocestes,
nunca punhou erg’ en mi vos tolher,
e sei, filha, que vos traj’ enganada
con seus cantares que non valen nada,
que lhi podía quenquer desfazer.
—Non dizen, madr’, esso en cada pousada
os que trobar saben ben entender.
Sacádeme, madre, destas paredes
e verei meu amigo, e veredes
que logo me met’ en vosso poder.
—[…]
nen m’ ar venhades tal preito mover
ca sei eu ben qual preito vos el trage,
e sodes vós, filha, de tal linhage
que devía vosso servo seer.
—Coidades vós, madre, que é tan sage
que podess’ el con mig’ esso poer?
Sacádeme, madre, destas prijoes,
ca non avedes de que vos temer.
—Filha: ben sei eu vossos coraçoes,
ca non quer’ én gran pesar atender.
☛ PyoZ ☚