31 de octubre de 2019

Mañana de otoño



Llueve a las nueve;
ella está sola: mueve
sus dedos. Llueve.

egm.2019

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Decaigo,



Brevis esse laboro, obscurus fio.
(Tan breve quiero ser que soy oscuro.)
Horacio, Ars poetica, 25-26

me destropiezo y me yergo,
y, ergo,
vuelvo a excavar sin motivo,
cultivo

una utopía en tu pelo,
revelo
tu resplandor más oculto,
sepulto

mis perversiones contigo,
predigo
que he de volver a estar cuerdo,
recuerdo

que no habrá sol más profundo,
me hundo
en una nube de sarro,
desbarro

donde recaigo y tropiezo
y empiezo
otro poema sin hilo,
vacilo

ante el verdor de tu loto,
rebroto
y entre estas algas arraigo,
y caigo.


egm.2019

Nuevo poema publicado en Luz de invierno escrito en 2016
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30 de octubre de 2019

Actinia



Pero, cariño, no pares; tú sigue y no hables.
A. Comesaña / P. López-Cabanillas (Semen Up), Lo estás haciendo muy bien

Desde tus gafas ladeadas
miras más allá de la tarde opaca
y el translúcido atardecer.
Di, ¿qué ves? ¿ves el orto en el ocaso?
Alzándose al oscurecer.
Tan ahí.

Bien, ahora arrodíllate y adora
al sol naciente del anochecer
mientras que, autolimitándome,
yo sopeso tu bruna actinia
honrando la luz del atardecer.
Justo ahí.

La actinia agita sus tentáculos
bajo la cadencia del mar.
Vuelve y va, vuelve y va, aún más allá,
dividiendo por su cuadrado
la velocidad del atardecer.
Sí, ahí.

Cálidas aguas y campos de algas,
colonias de estromatolitos
desde el mismo origen del mundo;
ocultas sinfonías verdegueantes,
los vívidos colores de la sal.
Ay, ahí.

Contempla el alba en el crepúsculo
—brazo arriba, la pierna allá—
y la aurora contra el anochecer.
Te has quitado también las gafas:
Verás el sol sobre la sal.
Oh sí, ahí.

Isla blanca, suave marea;
medusas y velellas en el mar.
La actinia vuelve, vuelve y va.
Serpientes entre los algares.
Verás lo más profundo de la sal.
Ay. Ahí.

Alzándose al atardecer.
Vuelve y va, vuelve e irá. Aun más que allá.
Reflejos de tus ojos a mis ojos
—pierna laxa, la mano acá—
de rojo fulgor al anochecer.
Ahí. Ahí.

Estromatolitos en la marea.
Tentáculos de anémona. Oleaje.
Sargazos en la tempestad.
Fragmentos de coral, troncos y redes…
Los fúlgidos sabores de la sal.
Ay… Ahí va.


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29 de octubre de 2019

Lodo y polvo



A casa de Gingiz finou hai mil anos.
Os seus catro reis xacen nun oasis,
e a docísima auga das dez fontes
escurre polos canos dos seus ósos.
(La casa de Gingiz se extinguió hace mil años.
Yacen sus cuatro reyes en un oasis
y la dulcísima agua de diez fuentes
se vierte por los caños de sus huesos.)
Á. Cunqueiro, Os catro chefes da casa Gingiz

Cubren ciudades las dunas
—solo arena—,
con el tiempo pasa el tiempo
y hasta al tiempo
lo desmenuza el desierto
grano a grano;
solo lluvia,
polvo a polvo en el desierto.
Y al desierto
—solo tiempo, solo lluvia
en mis ojos solo rojos—
lo va descarnando el tiempo.
Solo tiempo.

Los jefes de la casa de Gingiz,
leones sin rival en la batalla,
guirnaldas de camelias en la tarde,
en un oasis yacen, en sus fuentes:

El primero murió en una emboscada
entre dunas y altos peñascales;
reposa, príncipe, en el suelo tu cabeza
y corónate con las arenas del desierto.

El segundo a traición fue envenenado
y en el sueño sus sueños se durmieron;
la noche se queja en tu frágil sueño
como el halcón del rey en el guante oscuro.

Vilmente degollado fue el tercero,
incauto, en un banquete en tierra extraña;
rojo vino y roja sangre en las manos y las rosas,
y en las estrellas, a las que llamaba por su nombre.

Y el cuarto, el más amado, huyó al desierto:
los condes encontraron su cadáver
y junto a sus hermanos lo enterraron;
las hienas y los buitres lo acogían;
ese para quien guirnaldas de camelias
se trenzan silenciosas en las cañadas del crepúsculo.

La casa de Gingiz se extinguió hace mil años;
sus cuatro reyes en un oasis yacen
y la dulcísima agua de diez fuentes
se escurre por los caños de sus huesos.
Leones que en la piedra de los siglos
recuerdan a los reyes su arrogancia.

El tiempo en el desierto, eternalmente,
irá desmenuzando el polvo eterno.
Ojos rojos en la lluvia,
—solo tiempo—
polvo en el lodo, sueños
que sobre el tiempo insomne se durmieron.


egm.2019

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28 de octubre de 2019

Polvo y lodo



Reyes, poetas y amantes que murieron
legando al sutil polvo sus conquistas.
O. Jayam, Rubaiyat

El viento remueve el polvo disperso
de los palacios vencidos en ruinas
y lo arrastra a la estepa.
La lluvia recoge escombro y guijarros
de antiguos castillos desmoronados
y el río los lleva al mar.
Los anillos de los emperadores
permanecen para siempre olvidados
bajo el légamo podrido e insondable
de los pantanos.
Y nada es.

A aquellos que marcharon a las sombras
y atravesaron las puertas del orco,
hace unos años apenas,
muy pocos hoy los evocan y añoran
y en unos años, escasos,
nadie tampoco podrá recordarlos,
y su miseria y grandeza,
días y hechos, y aun su existencia,
no serán nada,
y del olvido el espectro espantoso
los abrazará eternamente,
y no serán nada.
Y el viento hesita en los patios vacíos
de los castillos.
Y nada es.

Cada planeta
gira en torno a su estrella
y cada estrella subsiste
rotando en su galaxia brevemente.
Pocas cosas
siempre serán lo que son,
muchas en cambio cambian
continuamente y siempre cambiarán.
Cada galaxia se aleja del centro
del universo
desde el origen del tiempo
y hasta el extremo de la eternidad.
Ay, —demasiado— pronto aún
… para esperar.

Y polvo y lodo
en el hueco del corazón.
El viento rueda en los patios umbríos
de los castillos
y los anillos
duermen el sueño de lodos impíos,
rancios y fríos.
Y nada es.


egm.2019

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27 de octubre de 2019

Invierno



Blühn und verdorrn ist uns zugleich bewußt.
(Somos a un tiempo conscientes del florecer y el marchitarse.)
R. M. Rilke, Duineser Elegien, IV, 5

Será un fatal invierno
sin otoño ni primavera;
se entregará la fiera
a su rastreador eterno.

Ya se adueña la nieve
de las antes doradas cimas
y a las umbrías simas
va ciñéndose un vaho aleve.

En un latido alterno
de escarcha y hielo ni siquiera
perdurarán los climas;

tras, quizá, algún fulgor interno
no volverá la era
del largo sol y el cierzo breve.

Vendrá un inicuo invierno
y con su luz, el moho eterno.


egm.2019

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26 de octubre de 2019

Pliego a joven alma sucia



Tu deseo es beber esas hojas lascivas.
L. Cernuda, Diré como nacisteis

Clemátide oscilando neviscada,
fleo o trébol, onecen sensualmente;

digitaria enanzada,
trémula urticularia,

camelia obriza, ñipe opalescente,
milenrama, estelaria:

me arpan si tu úlmea raíz brota oblicuada.


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25 de octubre de 2019

Chillidos



Algo gritan, en lo alto,
que tú no escuchas, absorta.
Á. González, Son las gaviotas, amor

1. Chillido

A dónde vas, gaviota,
chillando en esta noche
ardiente; ella

duerme ahora su sueño
sin desmemoria
y yo estoy demasiado

borracho para
ni recordar sus ojos.
Ni recordar sus ojos.


2. Llamas

Gaviota remota
—violento viento—,
tu llama me llama.


3. Una gaviota

me llama, dice:
Ve junto a ella;
sabes bien donde,
junto a la arena.

Le digo: Sigue
vuelo, agorera;
vete a graznar
a las bateas,

que aquí la roca
es dura y seca
y las borrascas
poco golpean.


4. Noche

1
Gritos, ladridos
en la noche encerrada:
vuelan gaviotas.

2
Como ladridos
en la noche emperrada:
gritan gaviotas.

3
Largos ladridos
en la noche enterrada:
perras gaviotas.


egm.2019

Nuevo poema publicado en Luz de invierno , fusión de tres poemas escritos en 2016, 2017 y 2020
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24 de octubre de 2019

Uno que una



Y es por mi mala cabeza
que me muevo a contraviento.
C. Cano, Las murgas de Emilio el Moro

El río, súmate al río,
sube a la duna;
la playa, baja a la playa,
salta en la espuma:
tocas el mar que a la Tierra circunda,
eres el mar y la tierra
que abriga y encierra;
uno en el sol y la lluvia fecunda,
uno en el mar y la Tierra
que ampara e inunda.
Tan uno que una.

—El crambe en flor con mimo
cala mi arena.
—La limosella drena
mi savia al limo.

Más o menos contento
con lo que he sido;
más o menos tranquilo
con lo que he hecho:
Nunca estuve en los desiertos de África
ni en sus pirámides,
nunca anduve por las selvas de América
ni vi sus templos,
no recorrí las estepas de Asia
ni sus palacios,
nunca ascendí a las montañas de Europa
ni a sus castillos,
no navegué Oceanía,
no me perdí en las planicies de Australia
ni en sus orillas;
no vi la banquisa en el Ártico,
los sargazos del Atlántico
ni las tendidas islas del Pacífico.
¡Qué hermosas fotos podría mostrar
de haber estado alguna vez allí!

Pero de momento
—polvo y lodo—
no sopla el viento.
Oh, demasiado tarde
para descubrir continentes;
ay, demasiado pronto
para colonizar planetas.
Así que, de momento,
más o menos satisfecho
de lo que he sido,
más o menos convencido
de lo que he hecho,
espero al viento.

Una en el mar que la tierra circunda,
araña en la grieta;
uno en la tierra que ampara y encierra,
lobo en la tundra.

Qué hermosas fotos
de los cráteres de Calisto
y los barjanes de Marte,
de los anillos de Neptuno
—¿o era Saturno?—
y los quebrados hielos de Miranda,
además de algún selfi
al pie del volcán Monte Olimpo,
qué lindas fotos
para subir de inmediato
a los trasmallos sociales
y para guardar para siempre
en el PqC
(personal quantum computer)
y enseñar a las coleguillas.
Qué preciosas fotos, ay,
ay demasiado pronto…
—moi cedo aínda pra min—
… para esperar.

Cardos marinos, lirios,
pino, aulaga y azahar.
Peña y pinar;
oh: las dunas de tus nalgas
—crambe, algas—
extendidas frente al mar.

—Uno en el mundo,
la Tierra te encierra.
—Una en la Tierra,
el mundo circundo.

Aún demasiado pronto.
Solo en la playa;
loba en la lluvia.
Aun otra vez.
Perro en la bruma,
eres la sombra que el Cosmos circunda;
tan uno que una.


egm.2019

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23 de octubre de 2019

Sombra sobre agua



In einem fremden Wasser
mein Schatten.
(En una extraña agua,
mi sombra.)
I. Bachmann, Schatten Rosen Schatten

Derivo mis problemas hacia el álgebra
febril de los dilemas del momento,

vertidas las incógnitas al denso
espacio de constantes y variables,

ensayo en un enigma hallar el aire,
quizá —sombra en el viento— expreso dudas,

formulo adivinanzas sin pregunta,
jinete de longincuos logaritmos,

agrego a la ecuación un acertijo
que acaso incluirá agujeros negros,

encierro tu secreto en un misterio
que envuelve la evidencia en su incerteza,

me alzo girasol en las fronteras
robándole a la luz oscuro brillo,

profundas en el miedo más umbrío
deduzco en un azar fresas silvestres,

susurro en el silencio a la serpiente
el son de mis sinuosas soluciones,

reflejo refulgentes nuevos soles,
me alejo del tipejo del espejo,

despejo inecuaciones sin criterio,
resuelvo que no habré de hallar el aire…

derivo contra el Tiempo —interrogante—,
tal vez sombra de viento sobre agua.


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Nuevo poema publicado en Luz de invierno escrito en 2011
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22 de octubre de 2019

Los cuerpos sin esqueleto



And it's hard to say
Who you are these days
But you run on anyway.
(Y es dificil decir quién eres en estos días,
pero sigues corriendo de todos modos.)
T. Petty, Saving Grace

Me asombran los cuerpos sin esqueleto;
corro por carreteras sin señales,
bebo en los bares de los extrarradios,
almuerzo en las tabernas más mugrientas,
me orino en las cabinas telefónicas
y beso a las princesas en sus torres.

Acampo en despoblados y explanadas,
camino los caminos sin camino,
escupo a los pies de los concejales
y lloro entre las piernas de las putas;
me consumo en el humo del incienso
y ardo en fatuos gestos de soberbia.

Me asombran los caparazones huecos,
las calles de solares sin aceras,
me admiran los ejércitos de insectos
que anidan en las playas en verano.
Someto a las esposas de los próceres,
seduzco a los marinos en los muelles.

Indago entre los restos y excrementos
que dejan las gaviotas en las rocas;
presumo que los días del pasado
no son muy diferentes del futuro:
auguro que la mierda venidera
será tan pestilente como esta.

Me admiran los fuegos artificiales,
el ruido de los disparos, los cláxones,
las manos que recorren las espaldas
y los paneles de las autopistas…
los gestos ensayados de sorpresa,
los cuerpos sin esqueleto. Me asombran

las palabras evisceradas.


egm.2019

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21 de octubre de 2019

Objetos



Povoações surgem do vácuo.
Habito alguma?
(Poblaciones surgen del vacío.
¿Habito alguna?)
C. Drummond de Andrade. Dissolução

Y el objeto se levanta indeciso
y consigue mantenerse derecho
y se acerca despacio a la ventana

y aparta el extremo de la cortina
y ve el barranco del otro edificio
y las ventanas vacías e inertes

y busca una mirada que le busque
y solo encuentra pálidas paredes
y un insondable cielo sin refugio

y vuelve —objeto— a su mundo, de objetos.


egm.2019

Nuevo poema publicado en Luz de invierno escrito en 2017
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20 de octubre de 2019

Reducción de la teoría de la expansión acelerada del universo



Qual’è la velocità quale sarà
quando il sole quanta materia questo inizio.
Cuál es la velocidad, cuál será
cuando el sol, cuánta materia, este comienzo.
N. Balestrini, Ormai in salvo la signorina Richmond s’interroga sul Big Bang

Rula un límite más allá
de los límites de la comprensión,
entre el tiempo del espacio

y la velocidad del tiempo.
Porque resulta que la luz
tiene un límite en su velocidad,

y vale que la velocidad
tiene un límite en la luz;
el espacio, sin embargo,

puede dilatarse infinitamente
a una velocidad superior
a la velocidad de la luz.

Hay así una velocidad,
en el límite del discernimiento,
que supera los límites

de toda posible velocidad.
No se trata siquiera de física
ni de poesía cuántica,

sino que se trata de comprender
que la comprensión no es suficiente
para imaginar el cosmos.


egm.2019

Nuevo poema publicado en Luz de invierno escrito en 2016
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19 de octubre de 2019

El tamaño



But whose mass is greater than the ringed planet?
(Pero ¿de cuál es la masa mayor que la del planeta anillado?)
S. Armitage, Zoom!

Contempla, maravillosa, la imagen
—apenas un instante—
de un rincón cualquiera del universo.

Mira todos los millones de estrellas.
Imagina millones de planetas
invadidos de vida inteligente.

Piensa en los millones de seres vivos
acuciados por tantos
millones de minúsculos problemas.

Contempla. Comprende, acepta y disfruta
—y es que nada más tienes—
el tamaño de tu insignificancia.


egm.2019

Nuevo poema publicado en Luz de invierno escrito en 2011
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18 de octubre de 2019

Poema prosódico



Bâtards honteux des grammairiens
et mauvais joueurs de syntaxe.
(Bastardos vergonzosos de los gramáticos
y los que tienen mala sintaxis.)
P. Soupault, Grammaire

Pues resulta ser que brújula
es una palabra esdrújula,
a la vez que meridiano
es vocablo más bien llano
y, sin duda,
corazón
es palabra tan aguda
como hipsilofodón.

¡Ay, quién tuviera una brújula
para andar el meridiano
del brumoso corazón!

Miseria, miseria,
qué brumosa es la materia…
¡Y quién, en vez de una cabra,
tuviera un hipsilofodón!!


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Nuevo poema publicado en Luz de invierno escrito en 2011
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17 de octubre de 2019

Verbo



Ay de vosotros, los que ahora os saciáis,
porque pasaréis hambre.
Lucas, 6:25

Primo:
            Desdichados los sabios
pues mientras buscan luz en pleno día
les deslumbrará el sol a media noche.
Sabios que siempre serán los más necios.

Dudo:
            Desdichados los necios
pues ellos harán el bien sin saberlo
y harán también el mal sin proponérselo.
Necios que siempre serán los más tontos.

Terto:
            Desdichados los tontos
pues ellos vivirán siempre felices,
aun a pesar de ver la realidad.
Tontos que siempre serán los más listos.

Cuarco:
            Desdichados los listos
pues al creer tontos a los demás
serán ellos los más grandes idiotas.
Listos que siempre serán los más simples.

Quinco:
            Desdichados los simples
pues no podrán saber qué es lo que son
aunque nunca sabrán lo que no son.
Simples que siempre serán los más torpes.

Secso:
            Desdichados los torpes
pues en el mismo daño que ocasionan
hallarán más dolor del que merecen.
Torpes que siempre serán los más locos.

Septo:
            Desdichados los locos
pues ellos sabrán que todo lo ignoran
e ignorarán que ya todo lo saben.
Locos que acaso serán los más sabios.


egm.2019

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16 de octubre de 2019

El daño hecho



See the wreckage and the damage done.
(Mira los escombros y el daño hecho.)
A. Eldritch (Sisters of Mercy), The Damage Done

Todo vira un jodido día
y se invierte para siempre,

y el daño hecho es perenne,
ningún salmo lo atempera,

y los recuerdos son estrellas
fugaces sobre la bruma

de los años que se derrumban,
perlas falsas deshiladas

de la memoria en desbandada,
guirnaldas en los abetos

de navidades que vencieron,
turbias sombras en los charcos,

y el presente es suelto sargazo
que el oleaje consume

mientras pájaros grises suben
cielo adentro a refugiarse

de la tormenta que se abate
al corazón de la arena,

y el futuro es fría certeza
mineral, templado mazo,

de que el hoy no aplaca el pasado
ni ha de curvar el mañana,

porque el daño hecho quebranta
crestas, farallones, muros,

y abre abismos que antes el mundo
no temía que existiesen,

pero expuestos quedan, patentes,
y el daño hecho persiste,

no se depura ni redime,
cernido sobre la vida.


egm.2019

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15 de octubre de 2019

Presunción y carencia



Yo he mirado por encima de la muralla
y he visto los cadáveres flotando en el río.
Gilgamesh y el País de la vida

L'éternité n'est guère plus longue que la vie.
(La eternidad es apenas más larga que la vida.)
R. Char, Feuillets d'Hypnos

Distingo muy bien el acento
del que jamás ha pisado la hierba
y dice haber creado la humedad;

reconozco la voz equívoca
de quien, aun sabiendo el refrán
es su vana víctima y lo ejecuta.

Suele ser cierto, tantas veces,
que la búsqueda del conocimiento
conduce solo a la estulticia

y que la persistencia en la ignorancia
consolida la necedad.
Sería mucho más fácil contar

que aquella fulana famosa
pasó a diez metros de tus gafas,
sin mirarte, y que aquel político

fulero le encargó al fin el montaje
a alguien que no eras tú.
Las pócimas de los chamanes

mezcladas con los brebajes de bruja,
en la terraza de la playa,
más el espíritu del humo, nunca

resolverían ninguna ecuación.
Tras los muros de la ciudad
el Tiempo con todos salda su deuda

y también los héroes la cobran
—y, una por una, a cada hieródula
paga— y sus lavados cadáveres

son arrojados al río; a ti
la corriente te ha arrastrado hasta el mar
y te ha abandonado allá,

flotando entre algas, desnudo
de pretensiones y cielos de sílice,
inerte junto a una roca desnuda.


egm.2019

Nuevo poema publicado en Luz de invierno escrito en 2016
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14 de octubre de 2019

La cueva de las brujas



For a charm of powerful trouble,
like a hell-broth, boil and bubble.
(Para un hechizo de poderosa dificultad,
como un caldo infernal, hierva y burbujee.)
W. Shakespeare, Macbeth, IV, 1

Yo vi a las brujas anoche
en la cueva junto al pantano;
no les quedaba un solo diente,
bebían whisky y aguardiente
con una jarra en cada mano
blasfemando a troche y moche.

Bailando desnudas, yo soy testigo
—las tetas les llegan a la barriga
y el pelo del coño hasta el ombligo—,
graznaban borrachas esta cantiga:

«Rabo de rata, pata de gata,
hueso de oso, crin de raposo,
hoja de tejo, dedo de viejo,
uña de niño, garra de armiño,
diente de lobo, baba de bobo,
cuerna de ciervo, lengua de cuervo,
anca de rana, ojo de iguana,
raya de cebra, cruz de culebra,
belfo de jaca, cola de urraca,
mano de mono, pie de patrono,
labio de puta, raíz de cicuta,
poro de esponja, himen de monja,
pene de cura, brazo de ofiura,
riñón de hurón, pulmón de tritón,
hiel de cabrón y piel de dragón.
Hierve que hierve en el viejo caldero
filtro del diablo que hará lo que quiero;
hierva en burbujas el caldo infernal,
ligue un hechizo de fuerza bestial».

¡Uf! Apreté el culo y salí corriendo
mientras de lejos aún iba escuchando:
«¡Hierva que hierve el brebaje fatal,
cuece que cueza un hechizo infernal!».

· · ·

Yo espiaba a las brujas anoche
allá en la cueva detrás del pantano.
Cantaban borrachas esta cantiga,
bailando desnudas, y soy testigo:
las tetas les llegan a la barriga
y el pelo del coño hasta el ombligo.


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13 de octubre de 2019

Última noche en Betmoria



No guard goes round Bethmoora’s
battlements, no enemy assails them.
(Ningún centinela hace la ronda en las almenas
de Bethmoora; ningún enemigo las asalta.)
Lord Dunsany, Bethmoora

Volvamos a Bethmoora una vez más.
Vayamos a bailar el kalipac:
Ya suenan el tambang y el titibuk
y el dulce y melodioso zotivar;
bebamos el oscuro syrabub,
dancemos en la rúa el kalipac.

Vayamos a Betmoria, aunque tal vez
las viñas solo estepa sean ya
y —débil— en las torres otra luz
no alumbre que el borroso centelleo
de estrellas que se encogen sin brillar
huyendo de las ruinas de Betmoria…

Bailemos en la calle el calipán,
bebamos el negrizco sirabur:
resuenen el tambán y el zotivar
y el ronco y cadencioso titibul;
bebamos del acedo sirabur:
dancemos en la plaza el calipán.

Vayamos a Betmoria a terminar,
sabiendo —pues sabemos— que jamás
habrá ya kalipac ni syrabub
y, ciegos, embriagados, sin razón,
dancemos el infame kalipac
bebiendo el ponzoñoso syrabub.

Volvamos a Betmoria una vez más;
vayamos para nunca regresar.
Bailemos sin saber dónde el final
del baile que no deja recordar.
Vengamos a Bethmoora esta vez más:
Volvamos para nunca retornar.


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12 de octubre de 2019

La desesperación



Cortèges ô cortèges
Les femmes débordaient tant leur nombres était grand.
(Comitivas, oh, comitivas.
Las mujeres desbordaban, tan grande era su número.)
G. Apollinaire, Le musicien de Saint-Merry

El chamán miró
a las brillantes monedas
y vio el sol,
y no la sombra perniciosa
que tras él se cernía en el desierto.
De aquellos polvos vienen estos limos;
de aquellos fangos vienen estos polvos.
¡Arde el aire!

Oh, Perceval:
¿Has encontrado el Grial?
Aunque es pronto,
a veces
cuando voy, volvéis;
a veces, cuando vais, no voy.
Don Perceval
demanda el Grial.

Dices: ¡Eh, chiquito!
Demasiado sol, morenilla;
¡ay, tanto sol!
Se te ha puesto incluso el chichi moreno
de tanto sol.

El espíritu cortadito a tiras;
entre cada resquicio,
los ecos a la luz del precipicio:
ficciones y mentiras.
Arde el aire,
el mar rehierve,
remolinos de fuego se inflaman
en las uñas del viejo dragón;
brama el monte,
gime el llano,
algún algo musita en las sombras
sin cadencia una antigua canción.
¡Arde el aire!

Ah la bella Genoveva,
rubia y sonriente,
en su casa junto al puente
como el río se me lleva.

Aquel día el chamán,
a cambio de unas pobres baratijas,
condujo al sabio etnólogo a la cueva
de aquel desierto donde se ocultaba
desde siglos incontables
la efigie de madera del Gran Dios,
el Gran Antepasado de la tribu,
Padre y Madre de todos,
el Anciano del Mundo.

Sí, chiquito:
¡Repta el rito!

No termina la función:
La máscara ahora es la cara,
de sus vértices avara,
y la cara es el telón.

¡Oh sublime trabajo,
talla maravillosa!
¡Oh vida y real efigie de la vida!
¡Oh representación cierta de dios!
Atónito, mudo, paralizado
se quedó el sabio etnólogo;
se sintió seducido
y, ávido, codicioso,
después de negociar brevemente
con el necio chamán,
y en nombre de la ciencia,
se hizo con su botín
y huyó alborozado con él a Europa.

Ey, chiquito,
baila hasta que se te rompa el tacón,
mientras tu linda morena
retuesta su coño al sol.
Sí, chiquito,
olvídate de Perceval;
no pienses más en el precio
de la desesperación.

Y aquel día el chamán,
por nada, traicionó a toda su gente
y a sus antepasados.
Y el ego del etnólogo,
pensando ya en su pieza en el museo,
se expandió como una zarza.
Y el pueblo del desierto
se vio desposeído de su dios
y solo entre la arena.

El aire arde.
Se despierta la bestia dormida,
el cínico dragón
que no olvida nunca sus tretas
y canta su arcana canción.
¡Arde, arde!
Acaso las acciones inocentes
son muchas veces culpables,
quizá,
y los besos impulsivos
pueden ser premeditados,
tal vez.

Pulsa la tecla.
Los ecos son las voces de los muertos.
Chica guapa, tipo astuto,
comenzando el viejo juego
de la sabida recuperación.
Pero el verano pasa,
pasa el ave y pasa el sol,
y en el centro de un círculo ciego
rueda un cortejo ritual.

Aún demasiado tonto…
ay Melisa, ay Paula,
ay triste Antonia, ay,
… para esperar.

Si bien por las mañanas
todos los príncipes son ranas
e incluso las princesas
se vuelven sapos si las besas.

Ah! Ariene.
Clica de nuevo el botón.
Los ecos de los ecos se bifurcan.
¿No sabías que mentías
cada vez
que creías que decías
la verdad?
Gira el cortejo ritual.
Y tú Ariana y tú Paquita y tú Amanda
y tú Mila y tú Simona y tú Marisa
y tú Colette y tú la bella Genoveva…
Lo único cierto es la incertidumbre,
y de las dudas, la herrumbre.

Y dijo el dios desde lo más profundo
de su alma de madera:
¡Ay, humanos: no os merecéis
ni el agua de la que estáis hechos!
Broza, escoria, polvo y lodo
en el hueco del corazón.

Arde que arde.
Para ti el firmamento
es un enigma sin señal,
para el tiempo las estrellas
son mariposas en el mar,
para el mar las borboletas
son colores de la sal,
pero el tiempo para mí
es un sueño que vuelve a comenzar.

¡Arde el aire!
A veces, cuando regresáis
yo aún sigo intentando huir
… para esperar.

En las hojas de los magnolios
susurra seducciosa la nortada:
Polvo y lodo y fango y limo
serán el pago que obtengas
de la reptante desesperación…
… ación … ación … ación…

Y Perceval
—¡corre, jinete, cabalga!—
no encontraba el Grial.


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11 de octubre de 2019

Puedes creerme



Bienvenido
al club de los que vamos a triunfar.
J. Santiago (Los Enemigos), La cuenta atrás

No digo hola ni hasta luego,
no tengo miedo.

Miro a la gente con gesto hosco,
pero no es miedo.

No me disculpo, nunca agradezco,
sin ningún miedo.

Canto en voz alta, silbo a las chicas;
no tengo miedo.

Bebo en los bares mirando al suelo,
pero no es miedo.

Cierro los puños en mis bolsillos
sin ningún miedo.

Hablo muy poco y pienso menos;
no tengo miedo.

Piso con fuerza, doy empujones;
quién dijo miedo.

Respeto solo mis propios huevos:
nada de miedo.

No tengo miedo; puedes creerme.
No tengo miedo.


egm.2019

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10 de octubre de 2019

Lo que me hablaron las brujas



And you all know: security
Is mortals’ chiefest enemy.
(Y todos lo sabéis: la confianza
es el principal enemigo de los mortales.)
W. Shakespeare, Macbeth, III, 5

Yo oí a las brujas anoche,
en la gruta, junto a la ciénaga
y el frondoso cañaveral.

La más flaca me dijo esto:
«No hagas daño conscientemente
ni permitas que te lo hagan,
y perdona siempre que puedas,
si es que puedes.
No trates con necios
ni fíes tu amistad a los astutos.
Vive despacio, muere aprisa,
y no dejes tras de ti
la más leve huella, sombra o susurro».
En la gruta junto a la ciénaga
me dijo una bruja.

La más fea me habló así:
«Nunca renuncies a nada
y tampoco desprecies nada.
Prueba lo que te ofrezcan,
busca lo que no encuentras.
Marca tu propio paso
con fuerza y voluntad sobre la Tierra.
Súmalo, abárcalo todo,
tómalo todo
mas no te quedes ni con una mierda».
En la gruta junto a la ciénaga
me dijo otra bruja.

Y la más vieja me confundió:
«Habla a quien te escucha
y escucha a quien te habla.
No hagas preguntas
y obtendrás las respuestas;
detente a escuchar el silencio
y oirás lo que las palabras esconden.
Evita mirar a los ojos
y captarás los pensamientos
e incluso las mentiras más innobles».
En la gruta junto a la ciénaga
me dijo esta bruja.

Yo hablé con las brujas anoche,
en su cueva, junto a la ciénaga
y el umbroso cañaveral.


egm.2019

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9 de octubre de 2019

Banquisa



Oh silencio xeado!
(¡Oh silencio helado!)
Manuel Antonio, Gardábate un segredo…

No oriento
sendero
en el hielo

—el cielo
se ha vuelto
de cieno—;

me envuelvo
de un juego
sin tiempo:

un viento
de acero
en el gesto.


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Nuevo poema publicado en Luz de invierno escrito en 2016
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8 de octubre de 2019

Adiós, reina de las hadas



Hoje sou verdadeiramente um poeta menor.
(Hoy soy verdaderamente un poeta menor.)
Á. de Campos, Tenho uma grande constipação

no volveremos a amarnos:
tus alas eran de luna
y mis pasos son de cieno.

Dejadme, pues, seguir
con mis banales bromas,
sin pretensión ni sentido,
sin sueño de trascendencia:

cuanto pudiera yo —quizá—
escribir sobre mí sensatamente
lo dejó ya escrito antes
algún heterónimo de un falsario,

algún gran poeta menor
—¡para y por siempre adiós,
oh reina de las hadas!—
en la vaga fiebre de un mal resfriado.


egm.2019

Nuevo poema publicado en Luz de invierno escrito en 2017
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7 de octubre de 2019

Yo mismo



De mim mesmo sou miragem.
(De mí mismo soy espejismo.)
M. Couto, O bebedor de sóis

acaso, o no yo mismo;
neblina de un equívoco espejismo:
vacío del abismo.

Yo mismo el espejismo:
vacío en el espasmo del abismo;
ni siempre o nunca el mismo.

Neblina del abismo;
no el mismo que un equívoco yo mismo:
efímero espejismo.


egm.2019

Nuevo poema publicado en Luz de invierno escrito en 2017
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6 de octubre de 2019

Ni ella o él



Man hands on misery to man.
(El hombre transmite su miseria al hombre.)
P. Larkin, This Be the Verse

Viviréis sin comprender
de qué hilos se os teje la vida:

Hablaréis
sin haber nunca escuchado,

oiréis
sin notar que el aire os habla,

andaréis
sin perder ningún camino,

bailaréis
sin sentir salvaje el ritmo,

follaréis
sin pensar en qué es el sexo,

rezaréis
sin que un dios pueda escucharos,

creeréis
sin creer en lo evidente,

miraréis
sin jamás ver los abismos;

moriréis
sin saber qué fue la vida.

Y, ¿amaréis?
Y ella y él.


egm.2019

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5 de octubre de 2019

Tú mismo



Y el hombre no ha tomado conciencia real de su
ubicación en el cosmos hasta hace menos de un siglo.
F. Sáez Pastor, La percepción del Universo

En tu efímera vida
dos solas cosas habrás de entender:

La evolución de las especies vivas
y la estructura del vasto universo.

Si no comprendes esto
nunca podrás entenderte a ti mismo.

Aunque, de todos modos,
te sentirás igualmente perplejo.


egm.2019

Nuevo poema publicado en Luz de invierno escrito en 2011
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4 de octubre de 2019

Restas



Hablando para hacer del pensamiento
un incierto paisaje, así persisto.
J. E. Cirlot, Bronwyn, w, I

Iceberg que el mar diluye,
en su rolar,
y es ya agua de este mar
sobre el que fluye.

· · ·

Soy el río que a otro mar
lleva su cieno;
buscaré en un orto ajeno
desembocar.

En la mano traigo el gran
puñal de humo
y del río en que me asumo,
un gavilán.

Tras el rastro de la sal
quizá mi alma
hallará la rara calma
existencial.

Solo, aguardo en cualquier bar,
si el mal me quiere,
a que el tiempo decelere…
… por no esperar.

Y aunque duermo en un zaguán
que el frío amarra,
cuando el cosmos se desgarra
altero el plan:

Bebo el filtro de este grial
y observo el rito,
y en el caos infinito
quiebro mi mal.

· · ·

En las olas del azar
vidas remonto…
Ay —¡ay!— demasiado pronto…
… para esperar.


egm.2019

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3 de octubre de 2019

Hora de nadie



Pero del día y la hora, nadie sabe.
Mateo, 24:36

Si es que
nadie tiene, nadie da,

como
nadie sabe, nadie ya,

donde
nadie quiere, nadie irá,

cuando
nadie vuelve, nadie allá,

porque
nadie puede, nadie va,

y es que
nadie viene ni vendrá.


egm.2019

Nuevo poema publicado en Luz de invierno escrito en 2012
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2 de octubre de 2019

Corona de triunfo



En adelante no discutas más sobre cómo debe ser
un hombre de bien, sino procura serlo de verdad.
Marco Aurelio, Meditaciones, X, 16

El bronce corta el cuero
y al hierro, la eternidad.

¿Debo dejar constancia
de los hechos de mis contemporáneos?

Actúan igual, botarates,
que los hombres de hace diez mil años.

¿Debo hablar, yo, también,
de errores tantas veces renovados?

Sea el olvido su corona
y el silencio su merecido lauro.

El cuero teme al bronce
y el hierro, a la eternidad.


egm.2019

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1 de octubre de 2019

Angst in Wiedikon



Diese Zuversicht gestern,
als der Himmel so blau war.
(Aquella confianza de ayer,
cuando el cielo era tan azul.)
K. Merz, Glück

Hemos llegado en el tren de dos pisos;
si dudas, desapareces,
si no dudas, dejarás de existir;
las campanas amplifican la tarde,
los tranvías traquetean ansiosos
atronando Goldbrunnenplatz.

Llueve en los pasos de cebra amarillos,
paraguas contra el desprecio de dios:
sáldanos tú nuestras deudas;
la ingenua fealdad de adolescente
en los escaparates descuidados
de Birmensdorferstrasse.

Sobrevuelo dudas y errores
en el rastro azul de la masa
para demostrarme a mí mismo
que por mí aún fluye la sangre humana;
vieiras al estilo Rías Baixas
en el horno de Rotachstrasse.

Hiedra, recuerdos reversibles,
y húmeda densidad vegetal;
Meister Krähe posado en una antena
explica su breve razón
a los siempre indiferentes abetos
de los huertos de Schrennengasse.

Levanto una montaña ante mí,
los cómics de coleccionista,
olvido que los días se consumen,
la vieja Zenith Trans-Oceanic
junto a otras piezas de la antigüedad
de mañana en Badenerstrasse.

El olor del mirto, saúco seco,
Willkommen im Hotel Gemüse;
espadas cruzadas marcan las horas,
qué bonito lugar para morir;
Kampf Amsel nos da las noticias
al atardecer en Bühlstrasse.

El tiempo no será jamás así
ni los colores del sueño
volverán a brillar sobre la nieve:
se desliza la indiferencia
hacia el presente empozado de espectros,
hier, an der Rotachstrasse, in Wiedikon.


egm.2019

Nuevo poema publicado en Luz de invierno, escrito en Wiedikon, Zurich, en 2012
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