29 de marzo de 2024

Estridores, IV - #17



Nimbo

Nube fui
y lloví
sobre ti.



Hormigueo

—Esto se está volviendo peliagudo.
—¿A qué te refieres?
—A las agujas y los alfileres.



Paso

Pese al mal tiempo anunciado
salió la cofradía con
la Virgen Golfa del Monte Pelado.



Qué de cua

Qué del no,
qué del sí; qué de mí:
qué sé yo.



Dentaɀo

Antes de que tú cayeras
por esas abruptas pendientes
yo ya me había roto allí los dientes.



Orígenes

Utnapishtim inspiró a Noé;
Hammurabi, a Moisés;
Prometeo, a Jesús de Nazaret.



Ay que no

Nadie te adora —a que sí—
como yo a ti; nadie me ignora
—ay que no— como tú a mí.



Apps

Con tan estúppida tecnología
hay que complicarse mucho la vida
para hacerla más sencilla.



Éroꭗ (de H. Hustvedt)

No estaría yo muy cuerdo
—señora mía—
si solo le tocara el pecho izquierdo.



Aqueos

Åjax Néstor
Teucro Odiseo
Neoptólemo Idomeneo Aquiles.

egm. 2024

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28 de marzo de 2024

Que qué de qué



Qué se fue,
qué de mí,
qué de ti,
qué de qué:

qué del hada,
qué de todo,
qué del lodo,
qué de nada;

qué de allá,
qué de aquí,
qué del sí,
qué más da:

qué del no,
qué sé yo.

egm. 2024

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27 de marzo de 2024

Estridores, IV - #16



Soyermo

Somos
algún pasado que no recordamos;
somos / el polvo en los páramos.



Brindis

Píllate un vaso
y brindemos otra vez
por el fracaso.



Gigantomaquia

Niños, pequeños humanos:
proyectos de gigantes
que la vida convertirá en enanos.



Teosofismo

Yo sé más de tu Dios que tú,
por eso a mí tu Dios
se me parece tanto a Belcebú.



Conseja

Ven a mi lado
y escucha los necios consejos
de un consejero desaconsejado.



Vini Jr

Demasiado malo
para ser tan bueno; / demasiado negro
para ser tan blanco.



Uvas

Si —espera— es peras
lo que aguardas, a guardas
lo que no esperas.



Taco

¡A tomar po’l saco!
Ya sé que sabes lo que yo no sé,
¡tontorraco!



Afondo

Sé un poco más guarro:
siempre queda algo de miel
en el fondo del tarro.



Latría

Ånte nadie
titubeas, oh
novitísimo ídolo arcaizante.

egm. 2024

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26 de marzo de 2024

Estridores, IV - #15



Este

Año tras año:
nada fue un sueño;
todo fue engaño.



Toti

Estás pensando en nada,
y el verso acusa; / dices: será la Musa,
que está cabreada.



Torna

Te fuiste aprisa
y has vuelto del abismo
sin tu sonrisa.



Datos

Sigue a tu instinto, tontorrón,
pero nunca al deseo,
aunque quieras llamarlo «corazón».



Malicio

Es la de la maldad
una explicación demasiado simple
para el mal de la Humanidad.



Tranca

Saca la tranca, seca
la trenca, sica la trinca, soca
la tronca, suca la trunca.



Limos

No discutamos
sobre los grandes memos
que no leímos.



Ojo

Esto importa:
si tienes la lengua larga
debes tener la oreja corta.



Melos

Reencontraste en él
el sabor dulce y picante
de la oscura miel.



Oeste

Las violetas se fueron,
y los petirrojos marcharon,
y así los días fueron.

egm. 2024

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25 de marzo de 2024

Emilio Villa

Natus de muliere, brevi vivens

El hombre en la naturaleza sin duda
fue inventado como un grito
a bocajarro: odio,

ira, indumentaria; propagado
en la apariencia, o fiebre
universal: nacido para oír

ley y fe, nacido de mujer
para comer el fruto, para contarlo
largo, para contarlo corto

traga tanto como puede
saliva; nacido de mujer
para comer el fruto, habla y quiere

maneras de todo tipo,
seco el cuero de las suelas,
hace rechinar los dientes; realiza

reacciones químicas, cosas
que son lícitas o no lo son, a voluntad,
honestas que causan buena impresión, o desho-

nor: comerciales, generosas,
que enredan al prójimo, y consuman
los deseos y la frescura del rostro;

que no llegan a nada, gélidas
que dan escalofríos; serviles
que humillan a servidos y sirvientes;

públicas, que son de pacotilla
no tan leves, que mucho
trabajo exigen, y no corazón,

¡finalmente!; nacido de mujer,
maldice y va a lo suyo, astuto
o no, higiénico o inmortal; se las arregla,

lee en los corazones, en los ojos,
en las piedras, en los periódicos,
y, en cuanto puede, muere; come,

construye aglomerados sentimentales
sobre guías telefónicas, apiña
ladrillos uno encima de otro,

los rojos ladrillos, que comen
mortero, protegen los miembros
y articulaciones de los golpes de aire,

y está bien
pero no pueden hablar
ni tampoco las flores, o los dientes:

ser hombre no es más que una
forma como cualquier otra
de salvarse por los pelos:

hombre, nadie le da la razón nunca,
ni la razón ni el error,
ni la ley ni la fe;

y entonces compite: actos
que no puede saber ni querer,
calcula, vende, cree, sufre

y no obtiene: será alimento
del morbus novus, cebo
de la inevitable bacteria: porque

porque el cadáver está apretado; el aire tira
fuerte, y lejos con esa su alma
huye, temerario, cobarde,

fuerte presa del placer
nacional: y tal vez sea

que tal vez aquí necesite cambiar de aire
todo el mundo: es un consejo,
un argumento decisivo.



Emilio Villa. Natus de muliere, brevi vivens (escholarship.org, pdf, p. 186)
Trad. E. Gutiérrez Miranda 2024


                    ∼

Natus de muliere, brevi vivens

L’uomo in natura senza dubbio
fu inventato come un grido
a bruciapelo: odio,

ira, indumenti; propagato
nella apparenza, o febbre
universale: nato a sentire

legge e fede, nato di donna
per mangiare la foglia, per contarla
lunga, per contarla corta,

manda giù quanto più può
saliva; nato di donna
per mangiar la foglia, parla e vuole

maniere d’ogni sorta,
secco il corame delle suole,
fa digrignare i denti; agisce

azioni chimiche, cose
che son lecite o non sono, a voglia,
oneste che fan gran figura, o diso-

nore: commerciali, generose,
che fregano il prossimo, e consumano
i desideri e la freschezza al viso;

che non arrivano a niente, fredde
che mettono i brividi; servili
che umiliano serviti e servitori;

pubbliche, che son strapazzi
mica tanto lievi, che molta
opera chiedono, e non cuore,

finalmente!; nato di donna,
sacramenta e fa i suoi fatti, scaltro
o no, igienici o immortali; s’arrangia,

legge nei cuori, negli occhi,
nelle pietre, nei giornali,
e, appena può, muore; mangia,

costruisce sentimentali agglomerati
sugli elenchi telefonici, sbatte
quadrelli uno in pigna all’altro,

i quadrelli rossi, che mangiano
calcina, difendono gli arti
e le giunture dai colpi d’aria,

e va bene
ma non possono parlare
come né i fiori, come né i denti:

fare l’uomo non è che una
maniera come un’altra
per scamparla bella:

uomo, nessuno non gli dà mai ragione,
e né la ragione e né il torto,
e né la legge e né la fede;

e allora gareggia: azioni
che non può sapere né volere,
misura, vende, crede, tribola

e non ottiene: sarà cibo
al morbus novus, esca
ai batteri più sicuri: perché

perché la salma è stretta; l’aria tira
forte, e via con essa l’alma
sfugge, temeraria, vile,

forte presa dal piacere
nazionale: e forse è

che forse qui bisogna cambiar aria
tutti quanti: è un consiglio,
un argomento decisivo.


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24 de marzo de 2024

Louise Glück

Nostos

Había un manzano en el patio
—de esto hará
unos cuarenta años—, después
solo prados. Dormita
la pulsatilla en la hierba húmeda.
Me detenía en aquella ventana:
final de abril, flores
de primavera en el patio de al lado.
¿Cuántas veces realmente floreció
el manzano en mi cumpleaños;
el día exacto, ni
antes ni después? Sustitución
de lo inmutable
por lo cambiante, lo evolutivo.
Sustitución de la imagen
por la tierra implacable. Lo que
yo sé de este lugar:
el papel de árbol asumido
durante décadas por un bonsái, voces
que llegan de las pistas de tenis;
campos, olor a pradera recién segada…
Lo que se espera de una poeta lírica.
Miras al mundo una sola vez, en la infancia.
Lo demás son recuerdos.



Louise Glück. Nostos (readalittlepoetry.com)
Trad. E. Gutiérrez Miranda 2024


                    ∼

Nostos

There was an apple tree in the yard —
this would have been
forty years ago — behind,
only meadows. Drifts
off crocus in the damp grass.
I stood at that window:
late April. Spring
flowers in the neighbor’s yard.
How many times, really, did the tree
flower on my birthday,
the exact day, not
before, not after? Substitution
of the immutable
for the shifting, the evolving.
Substitution of the image
for relentless earth. What
do I know of this place,
the role of the tree for decades
taken by a bonsai, voices
rising from tennis courts —
Fields. Smell of the tall grass, new cut.
As one expects of a lyric poet.
We look at the world once, in childhood.
The rest is memory.


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23 de marzo de 2024

Estridores, IV - #14



Nuncas

A veces lo que esperas nunca llega,
sin embargo
lo que no te esperabas, nunca espera.



Traca

Saca la traca, seca
la treca, sica la trica, soca
la troca, suca la truca.



Humanum

Despreciarás
como a los tuyos propios
los errores de los demás.



Aɀares

Como es de inseguro
ser supersticioso, / es tan azaroso
ir de tipo duro.



T’amo

Temo
que me
times.



Panthera (literal)

Su estilizada figura
le permite [al leopardo] adentrarse
en cualquier espesura.



Con sentimiento

Ay, lo siento,
pero en este momento
no consiento.



Carpática

Dijo la carpa, en un carpado:
«Carpe maledictus diem»;
y yo carpido me he quedado.



Irraɀón

Es lo razonable
en no pocas ocasiones
ser irrazonable.



Chufla

Con tanta chanza y cuchufleta
entre rima y ripio
jamás te tomarán por un poheta.

egm. 2024

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22 de marzo de 2024

Emilio Villa

A veces, un destello...

A veces, un destello...

Somos muertos que no pueden
persuadirse de que están muertos,
siempre escondidos en los portales de las casas:
como ladrones, en el fondo, tras la puerta
de la felicidad (pero con los cordones
desatados), con la nariz levantada, y a la espera
de otra ocasión propicia. Bah, andando;
pero deja de escupir en las paredes.

A veces, un destello…

Hablar, hablar de ceniza, de rocío, hablar
con los ojos cerrados, los labios parloteando
solos, maquinalmente, sin querer, hablar
es como decir: «nada. Paciencia. Es así.
Nos veremos de nuevo, no temas».
Pero luego me vuelve la melancolía, como un tonto,
y doy la vuelta de repente, corro a casa
por miedo a que mi hijo en la cuna
se haya prendido fuego.

Dejad que os tienda una mano, chicas, dejad
que os la tienda: la vida es un vals, un temporal.

A veces, un destello...



Emilio Villa. A volte, un lampo… (escholarship.org, pdf, p. 185)
Trad. E. Gutiérrez Miranda 2024


                    ∼

Di volt, una lüsnada… [Original en milanés de E. Villa]

Di volt, una lüsnada…

Nün sem di mort che vörarisen minga
persüadiss de vess mort,
che sem scundüu dedré i purtùn:
’me di làder, dedré la porta, in fund,
de la legria (ma cun la stringa
dislasada), cul nas in ari, e speta
che la te vegna bona. Be’, a mund;
ma söta no a spüašà sül mür.

Di volt, una lüsnada…

Parlà, parlà de šender, de rusada, parlà
cui öcc saràa, cui laber che čičaren
de per lur, sensa vurè, parlà
l’è cume dí: “nagott. Pasiensa. Amen.
Se vedarèmm anmò, va là.”
Ma pö me ven la lüna, cume un martur,
e turni indré de cursa, curi a cà,
per paüra che ‘l fiö dent in la cüna
el me taca fög.

Lasèm slungà la man, tusànn, lasèm
slungà: la vita è un valser; un tempuràl.

Di volt, una lüsnada…


A volte, un lampo… [Traducción del milanés al italiano de E. Villa]

A volte, un lampo…

Siamo dei morti che non sanno
persuadersi d’essere morti,
sempre nascosti dietro i portoni delle case:
come ladri, in fondo, dietro la porta
della felicità (ma coi lacci
delle scarpe slacciati), col naso in su, e aspetta
che torni un’occasione propizia. Beh, lasciamo andare,
ma smetti di sputacchiare sui muri.

A volte, un lampo…

Parlare, parlare di cenere, di rugiada, parlare
cogli occhi chiusi, colle labbra che chiacchierano
da sole, automaticamente, senza volere, parlare
è come dire: “nulla. Pazienza. Così sia.
Noi ci vedremo ancora, non temere.”
Ma poi mi torna la malinconia, come uno stupido,
e torno indietro di scatto, corro a casa
per paura che mio figlio nella culla
abbia preso fuoco.

Lasciatemi allungare una mano, ragazze, lasciatemi
allungare: la vita è un valzer; un temporale.

A volte, un lampo…


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20 de marzo de 2024

Estridores, IV - #13



Croac

No creas
todo lo que crees
que creas.



Retroingeniería

Cuanta más ciencia
y más tecnología,
más superstición y superchería.



Tempo

Si afirma a la primera,
pronto llega; si a la tercera niega,
tarde espera.



Metodología

Adoctrinad a los niños,
explotad a los adultos,
deshaceos de los viejos.



Eꭗpectativa

Quien más quien menos,
cuanto más aguarde
debe esperar menos.



Disculpas

Si te he molestado,
sinceramente: lamento mucho
no lamentarlo demasiado.



Lumita

Tu alma fría
nadie alcanza: lumia a ultranza,
oh poesía.



Planeta errante

Renace en cada estrella,
traspasa desfrenado el universo
y extínguete sin dejar huella.



Pemento mori

Momento
en que vivir no es un guisante; instante
en que la vida fue un pimiento.



Lampo

Ålba, nívea;
térrea, ocre: nubla,
ígnea, áurea.

egm. 2024

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16 de marzo de 2024

Estridores, IV - #12



Fusca

Neblina y humo;
o algo de oscuridad,
muy a lo sumo.



Hojas

Y trashoja y deshoja,
linda rubita, / que el ojo al juego incita
que nunca enoja.



Épocas

Entre el Holoceno
y el Antropoceno pleno
ocurrió el Estultoceno.



Don

No es laso el caso:
quejumbroso payaso
es don Fracaso.



Contra (de I. Newton)

A toda inacción se opone
una no-acción equivalente
y de sentido indiferente.



Dinos

Antes fue el huevo
—dijo el terópodo en sordina—
que la gallina.



Fallas

Fuego en las parras:
a veces solo fallas
y a veces marras.



Lunar

Llueve
sobre la duna; bajo la luna,
nieve.



Sombra (de Safo)

Nadie se acordará
jamás de ti; sin las rosas de Pieria,
sombra en el más allá.



Mata

Canta, morena,
que los cantares matan pesares,
callan la pena.

egm. 2024

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14 de marzo de 2024

Emilio Villa

Pero antes del viento

Pero antes del viento,
antes de que el viento llueva
a largo plazo, por extenso,

los verbos mal conjugados, y los gemi-
dos, y esfuerzos, y quehaceres, y tribu-
tos, lo bueno de la vida,

son semillas calientes entre los dedos
de una sola mano, de una lengua
liberada, de una lengua nueva;

y las raíces simples o gemi-
nadas, en la nube sumergida
del habla, ¡durante un siglo

al menos! ¿Y estás dispuesto
a no saber, y a negar,
a pronunciar dichos absurdos

como: «Credo quia…»,
«creo que es hora de irse»,
«creo que todo» o «pienso que»?

Pero antes de que llegue
antes de que la sombra de la belleza
anuble los modernos continentes,

pero antes de que llegue
tarde, y que alguien
llame a la puerta, o el teléfono

suene y nos interrumpa,
hagamos juntos alguna cosa:
la esperanza no se ha acabado, empieza:

esa cosa en mitad de las cosas
nos dará la frase con las justas
resonancias para usarla

como una cuchilla, como una decisión
en la maraña, en el tumulto:
apenas pensando otra vez

en un chisme vegetal que perfuma
de pomas y algarrobas, o en las hormigas
en fila sobre el alféizar de la metró-

poli, y una cara amistosa en la ventana,
sus brazos tan largos, y a lo lejos,
solo entre cielo y cielo, el cielo se desvanece,

un clamor de latas y cacharros:

pensando así en los áridos
cuadros para indígenas o turistas, y agua
para después, agua para siempre,

y un temporal no de acritud y destrozo,
sino albo e inmóvil, silencioso
y sin viento, del auténtico

color del agua en el fondo del pozo,
para los hijos de la ley, buenos hijitos
de sentencia varia y ropas cortas.



Nota. Credo quia…: De Tertuliano, De Carne Christi, «Prorsus est credibile, quia ineptum est», resumido en «Credo quia absurdum» (Lo creo porque es absurdo).
Emilio Villa. Però, prima del vento (escholarship.org, pdf, p. 176)
Trad. E. Gutiérrez Miranda 2024


                    ∼

Però, prima del vento

Però, prima del vento,
prima che il vento piova
a lungo andare, a stesa,

i verbi coniugati a malapena, e i gemi-
ti, e imprese, e faccende e càno-
ni, il bene della vita,

sono i semi riscaldati tra le dita
di una sola mano, di una lingua
sciolta, di una lingua nuova;

e le radici semplici o gemi-
nate, nel nuvolo sommerso
dei parlari, per un secolo

almeno! E siete voi pronti
a non conoscere, e a negare,
a pronunciare detti assurdi,

come così: “Credo quia…”?
“credo che è ora di andar via”,
“credo che tutto”, e “penso che”?

Però prima che venga
prima che l’ombra della bellezza
annuvoli i moderni continenti,

però prima che venga
tardi, e che qualcuno
bussi alla porta, o il teléfono

squilli e ci interrompa,
facciamo tutti insieme qualche cosa:
la speranza non è finita, ma comincia:

quella cosa nel pieno delle cose
ci darà la frase giusta
di riverberi, da usare

come una lama, come una decisione
nel groviglio, nel tumulto:
appena ripensando

a un affarino vegetale che profuma
di pomi e di carrube, o le formiche
in pista sul davanzale della metro-

poli e una faccia nostrana alla finestra,
le braccia assai lunghe, e di lontano,
solo tra cielo e cielo, il ciel che sfuma,

un strido di tolle e di gavette:

pensando così a delle secche
pitture per indigeni o croati, e acqua
per dopo, acqua per sempre;

e un temporale non scabroso, rozzo,
candido e immobile, silenzioso
e senza vento, dell’autentico

colore dell’acqua in fondo al pozzo,
per i figli della legge, bei figlioli
di sentenza varia e panni scarsi.


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12 de marzo de 2024

Historia secreta de los mongoles

Los dichos de madre Hö’elün

En la primavera de ese año, Örbei y Soqatai, las dos viudas del emperador Ambaqai, fueron a ofrecer sacrificios a los antepasados; pero como dejaran atrás a Hö’elün y no le guardaran ofrendas, Hö’elün dijo: «Yesügei ha muerto, y sabéis que mis hijos son aún pequeños. ¿Por qué me habéis dejado sin mi parte de la ofrenda de carne de nuestros mayores? A fe que, así como me habéis dejado sin ofrendas, habréis de levantar el campamento sin avisarme».

Örbei y Soqatai respondieron: «Tú eres de las que van a las ceremonias sin ser invitada y comes cuanto encuentras a tu paso». Y Hö’elün dijo: «¿Pues no ha muerto el emperador Ambaqai?».

Y las viudas se dijeron: «Ya que tanto porfía, bien haríamos en dejarlos a todos, madre e hijos, en el mismo lugar de acampada y no llevarlos con nosotros». Y así fue, pues al otro día, Tarqutai Kiriltuq, Tödö’en Girte y los demás levantaron el campamento, abandonando a su suerte a la madre y a los hijos. Cuando se iban, el venerable Charaqa intentó persuadirlos, pero Tödö’en Girte le dijo: «Las aguas profundas ya se han secado, las piedras brillantes ya se han quebrado». Y partieron sin atender a razones, clavándole al venerable Charaqa una lanza en la espalda.

Yaciente en casa herido el venerable Charaqa, Temüjin fue a verlo, y el anciano le dijo: «Se llevan a todo nuestro pueblo, que tu padre unió; intenté persuadirlos, pero me han malherido». Temüjin lloró al oír sus palabras, y al cabo partió. Hö’elün, en tanto, montó en su caballo y, mandando enarbolar el estandarte, salió al frente de unos cuantos y consiguió alcanzara a la mitad de los que se habían ido; pero esa mitad no consintió en quedarse con ella y siguió camino en pos de los tayichi’ut.

Quedaron a su suerte la madre y los hijos, abandonados de los hermanos tayichi’ut; pero Hö’elün no desfalleció, pues, con frutos, hierbas y raíces sacó adelante a los hijos; y estos, criados en tiempo de tantos trabajos, crecieron y cobraron la apostura de los emperadores.

Criados con las hierbas que Hö’elün recogía, los hijos crecieron y medraron, y hasta osaban medirse con los hombres. Para alimentar a la madre, de agujas hicieron anzuelos, con los que pescaban en el Onon, y también trenzaron redes para atrapar peces. Así mantenían a la madre.

Pescando un día con Qasar, Bekter y Belgütei, Temüjin atrapó un pez dorado; pero como sus hermanos de distinta madre Bekter y Belgütei se lo quitaran, Temüjin y Qasar volvieron a casa y dijeron a la madre: «Hemos pescado un pez dorado, pero Bekter y Belgütei nos lo han quitado». La madre les dijo: «Cómo podéis trataros así los hermanos, cuando no tenemos otra compañía que no sea nuestra propia sombra, ni otro látigo que no sea la cola del caballo? ¿Cómo podéis vivir en desacuerdo, como los cinco hijos de madre Alan, cuando ni siquiera podemos vengar la afrenta de los tayichi’ut? Dejad de portaros así».

No gustaron a Temüjin ni a Qasar las palabras de la madre, y respondieron: «Nos han quitado la alondra que el otro día cazamos y también el pez dorado que acabamos de pescar. ¿Podemos vivir todos así, en el mismo lugar?». Dicho esto, salieron, apartando con brusquedad la antepuerta. En ese instante Bekter apacentaba los caballos sentado en una loma. Temüjin se escondió detrás y Qasar delante, y sacaron sus flechas para disparar; pero Bekter los vio y dijo: «Aún hemos de vengar la indigna afrenta de los hermanos tayichi’ut, y vosotros, como pelo en el ojo, como espina en la boca, ¿sois incapaces de perdonarme? Matadme, pues, si he de morir, pero no repudiéis a mi hermano Belgütei». Sentado sobre los pies cruzados aguardó sus flechas, y los dos hermanos lo asaetearon a muerte desde delante y desde detrás.

Al volver a casa Temüjin y Qasar, madre Hö’elün, viendo el semblante que sus dos hijos traían, comprendió lo que había ocurrido y dijo: «Tú, Temüjin, naciste aferrando un coágulo de sangre negra en la mano. Vosotros sois como perra que se come su propia placenta, como pantera que ataca en el desfiladero, como león que no puede refrenar su furia, boa que engulle vivos a los animales, águila que ataca a su propia sombra, lucio que traga quedo su presa, camello que muerde los talones de su propia cría, lobo que se ampara en la tempestad para atacar, ganso que devora los polluelos que no pueden seguirlo, chacal que protege su guarida, tigre que atrapa sin vacilación a la presa, fiera que se lanza a ciegas sobre la víctima; vosotros, que no tenéis otra compañía que no sea la de vuestra propia sombra, ni otro látigo que no sea la cola del caballo. Aún no hemos vengado la indigna afrenta de los hermanos tayichi’ut, y vosotros, ¿cómo podéis vivir así y hacer lo que habéis hecho?». Y de tal manera, recitando dichos de los ancianos, los denostó la madre.



Historia secreta de los mongoles. Edición, traducción y notas de Laureano Ramírez Bellerín (altaica.ru, pdf pp. 102-109)



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11 de marzo de 2024

Estridores, IV - #11



Querella

Trina el mirlo;
grazna la corneja
sin oírlo.



Ñoñiporno

Entre la ñoñez
y el pornerío,
por otra vía me desvío.



Novas

Estas florecillas —qué tierno—
de apenas dos o tres milímetros
que prefieren brotar en el invierno.



Anauralia

Debo salir —antes
de que el día vaya a peor—
a por mi voz interior.



Falco forninculus

El fornícalo es un ave
que se excede donde cabe
y no aprehende lo que sabe.



Loita

Nunca te rindas:
tómate otra copa
de aguardiente de guindas.



÷

Divide
y
fraccionarás.



El tú

Si apenas sé quién soy yo,
cómo crees tú
que pueda importarme quién seas tú.



Energética

No seas tan trágica
o te desencantaré
con mi barrita mágica.





Peor y nunca, ya: o
desinserta en mirrealismo
e insúmate a Dadô.


egm. 2024

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8 de marzo de 2024

Carol Ann Duffy

Eurídice

Chicas, yo estaba muerta y hundida
en el Inframundo, una sombra,
una sombra de mi antiguo yo,
en ningún tiempo.
Aquel era un lugar donde el lenguaje se detenía,
un punto muy negro, un agujero negro
en el que las palabras debían llegar a su fin.
Y allí terminaron,
las últimas palabras,
famosas o no.
Me vino de maravilla.

Así que imaginadme allí,
inasequible,
fuera de este mundo,
luego imaginad mi cara en aquel lugar
de Eterno Reposo, el único
en el que pensaríais que una chica estaría a salvo
de esa clase de hombre
que la sigue a todas partes
escribiendo poemas,
expectante
mientras ella los lee,
que la llama Su Musa
y que una vez se enfurruñó durante un día y una noche
porque ella comentó su debilidad por los sustantivos abstractos.
Imaginaos mi cara
cuando escuché
—oh dioses—
unos golpes familiares en la puerta de la Muerte.

Él.
El Gran O.
Más largo que la vida.
Con su lira
y un poema preparado, conmigo como premio.

Las cosas eran diferentes por aquel entonces.
Para los hombres, en cuanto a versos,
el Gran O era el ídolo. Legendario.
La promoción en la contracubierta de sus libros
proclamaba que los animales,
de abeja a zorro,
acudían en tropel a su lado cuando cantaba,
los peces saltaban en sus cardúmenes
al sonido de su voz
e incluso las mudas y hoscas piedras a sus pies
lloraban lagrimitas de plata.

Gilipolleces. (Yo misma lo mecanografié todo,
debería saberlo).
Y si lo viviera desde el principio,
tened por seguro que prefiero hablar por mí misma
a ser la Adorada, Amada, Dama Oscura, Diosa Blanca, etcétera.

A decir verdad, chicas, preferiría estar muerta.

Pero los dioses son como los editores,
mayormente varones,
y lo que sin duda conocéis de mi historia
es el acuerdo.

Orfeo se pavoneaba con sus cosas.

Los exánimes espectros sollozaban.
Sísifo se sentó en su roca por primera vez en años.
A Tántalo se le permitieron un par de cervezas.
La mujer en cuestión apenas podía creer lo que oía.

Me gustase o no,
debía seguirlo de vuelta a nuestra vida
—Eurídice, esposa de Orfeo—
y quedar atrapada en sus imágenes, metáforas, símiles,
octavas y sextetos, cuartetas y dísticos,
elegías, coplillas, madrigales,
leyendas, mitos…

Le habían dicho que no podía darse la vuelta
ni mirar atrás,
sino caminar hacia arriba sin detenerse,
conmigo justo detrás de él,
hacia fuera del Inframundo
al aire superior que para mí era el pasado.
Le habían advertido
de que una mirada y me perdería
para siempre jamás.

Así que caminamos y caminamos.
Ninguno hablaba.

Chicas, olvidad lo que habéis leído.
Sucedió así:
Yo hice todo lo que estaba en mi mano
para lograr que mirara atrás.
¿Qué tenía que hacer, me dije,
para que entendiera que habíamos terminado?
Yo estaba muerta. Difunta.
Descansando En Paz. Demodé. Acabada.
Pasada de fecha de caducidad…
Extendí mi mano
para tocarle una vez
en la nuca.
Por favor, déjame quedarme.
Pero la luz ya comenzaba a languidecer del púrpura al gris.

Era un camino cuesta arriba,
de la muerte a la vida,
y a cada paso
deseaba que él se volviera.
Estaba pensando en quitarle el poema
de su manto,
cuando finalmente me llegó la inspiración.
Me detuve, emocionada.
Él iba un metro por delante.
Mi voz tembló cuando hablé:
Orfeo, tu poema es una obra maestra.
Me encantaría volver a escucharlo

Él sonreía modestamente
cuando se volvió,
cuando se volvió y me miró.

¿Y qué más?
Reparé en que ni se había afeitado.
Saludé una sola vez y me fui.

Los muertos tienen mucho talento.
Los vivos caminan por la orilla de un vasto lago;
cerca, el sabio y ahogado silencio de los muertos.



Carol Ann Duffy. Eurydice (ens-paris-saclay.fr)
Eurydice Summary & Analysis (litcharts.com)
J. Flores Jurado. El ascenso a la superficie: Eurídice en The World's Wife de Carol Ann Duffy y Retrato de una mujer en llamas de Céline Sciamma (revistas.filos.unam.mx)
carolannduffy.com
Trad. E. Gutiérrez Miranda 2024


                    ∼

Eurydice

Girls, I was dead and down
in the Underworld, a shade,
a shadow of my former self, nowhen.
It was a place where language stopped,
a black full stop, a black hole
Where the words had to come to an end.
And end they did there,
last words,
famous or not.
It suited me down to the ground.

So imagine me there,
unavailable,
out of this world,
then picture my face in that place
of Eternal Repose,
in the one place you’d think a girl would be safe
from the kind of a man
who follows her round
writing poems,
hovers about
while she reads them,
calls her His Muse,
and once sulked for a night and a day
because she remarked on his weakness for abstract nouns.
Just picture my face
when I heard —
Ye Gods —
a familiar knock-knock at Death’s door.

Him.
Big O.
Larger than life.
With his lyre
and a poem to pitch, with me as the prize.

Things were different back then.
For the men, verse-wise,
Big O was the boy. Legendary.
The blurb on the back of his books claimed
that animals,
aardvark to zebra,
flocked to his side when he sang,
fish leapt in their shoals
at the sound of his voice,
even the mute, sullen stones at his feet
wept wee, silver tears.

Bollocks. (I’d done all the typing myself,
I should know.)
And given my time all over again,
rest assured that I’d rather speak for myself
than be Dearest, Beloved, Dark Lady, White Goddess etc., etc.

In fact girls, I’d rather be dead.

But the Gods are like publishers,
usually male,
and what you doubtless know of my tale
is the deal.

Orpheus strutted his stuff.

The bloodless ghosts were in tears.
Sisyphus sat on his rock for the first time in years.
Tantalus was permitted a couple of beers.
The woman in question could scarcely believe her ears.

Like it or not,
I must follow him back to our life —
Eurydice, Orpheus’ wife —
to be trapped in his images, metaphors, similes,
octaves and sextets, quatrains and couplets,
elegies, limericks, villanelles,
histories, myths…

He’d been told that he mustn’t look back
or turn round,
but walk steadily upwards,
myself right behind him,
out of the Underworld
into the upper air that for me was the past.
He’d been warned
that one look would lose me
for ever and ever.

So we walked, we walked.
Nobody talked.

Girls, forget what you’ve read.
It happened like this —
I did everything in my power
to make him look back.
What did I have to do, I said,
to make him see we were through?
I was dead. Deceased.
I was Resting in Peace. Passé. Late.
Past my sell-by date…
I stretched out my hand
to touch him once
on the back of the neck.
Please let me stay.
But already the light had saddened from purple to grey.

It was an uphill schlep
from death to life
and with every step
I willed him to turn.
I was thinking of filching the poem
out of his cloak,
when inspiration finally struck.
I stopped, thrilled.
He was a yard in front.
My voice shook when I spoke —
Orpheus, your poem’s a masterpiece.
I’d love to hear it again

He was smiling modestly,
when he turned,
when he turned and he looked at me.

What else?
I noticed he hadn’t shaved.
I waved once and was gone.

The dead are so talented.
The living walk by the edge of a vast lake
near, the wise, drowned silence of the dead.


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7 de marzo de 2024

Historia secreta de los mongoles

Alan Qo’a y las cinco flechas

Duwa Soqor tenía un solo ojo en medio de la frente con el que podía ver a una distancia de tres jornadas.

Un día Duwa Soqor subió al monte Burqan en compañía de su hermano menor, Dobun Mergen, y como avistara desde lo alto gran tropel de gentes que bordeaban el río Tönggelik, dijo: «En medio de esas gentes hay una carreta de toldo negro y, al frente de ella, una hermosa muchacha. Si aún no es casada, la pediremos por esposa para ti, hermano Dobun Mergen».

Dicho esto, envió al hermano a informarse. Y el hermano, Dobun Mergen, entró por medio de la multitud y supo que la muchacha, ciertamente hermosa, se llamaba Alan Qo’a y no había sido dada a hombre alguno.

Las gentes eran de la casa de Qorilartai Mergen, que en su día fuera comandante de los qori-tumat, casado con Barqujin Qo’a, hija de Barqudai Mergen, el otrora señor de Köl Barqujin; con ella tuvo en Ariq Usun a esta muchacha, que llamaron Alan Qo’a.

Qorilartai Mergen había roto con los mayores de su clan a raíz de que estos prohibieran la caza de martas cibelinas, ardillas y otros animales en el territorio de los qori-tumat. Sabiendo que en el Burqan la caza era abundante, partió hacia allí con toda su familia y se puso bajo la protección del chamán de la montaña, Shinchi Bayan, formando el clan de los qorilar.

Fue así que Dobun Mergen pidió y tomó por esposa a Alan Qo’a, hija de Qorilartai Mergen, nacida cabe el río Ariq.

Alan Qo’a y Dobun Mergen tuvieron dos hijos, Bügünütei y Belgünütei; y Duwa Soqor, hermano mayor de Dobun Mergen, cuatro. Vivían todos juntos, pero al morir Duwa Soqor, sus cuatro hijos dejaron de reconocer como tío a Dobun Mergen y, separándose de él, tomaron por nombre de clan el de dörben.

Un día, pasado algún tiempo, Dobun Mergen salió a cazar a Toqochaq Ündür y en medio del bosque encontró a un hombre de la tribu de los uriangqan que estaba asando las costillas y las entrañas de un corzo de tres años que había cazado.

Dobun Mergen le pidió carne, y el uriangqai apartó para sí la cabeza, medio pecho y la piel y le dio el resto. Una vez cargado el corzo en su caballo, Dobun Mergen echó a andar, y en el camino de vuelta topó con un hombre muy pobre que venía con su hijo.

Dobun Mergen le preguntó de quién era, y el hombre dijo: «Soy Ma’aliq, del clan baya’ut, y estoy en la mayor miseria. Dame carne de ese corzo que llevas y yo te daré a mi hijo». Y Dobun Mergen le dio una pata trasera del corzo, llevando consigo a casa al hijo de ese hombre para que le sirviera de criado.

Muerto Dobun Mergen, su esposa Alan Qo’a parió tres hijos, que se llamaron Buqu Qadagi, Buqatu Salji y Bodonchar.

Pero Belgünütei y Bügünütei, los dos hijos que había tenido cuando aún vivía Dobun Mergen, decían a espaldas de ella: «Esta madre nuestra no tiene marido ni cuñados, y ha parido estos tres hijos. Y en nuestra casa solo vive el criado, de la casa de Ma’aliq el baya’ut; a fe que los ha tenido con él».

La madre oyó lo que decían y, un día de primavera, mientras aliñaba cecina de oveja, llamó a los cinco hijos, y sentándolos en fila dio a cada uno una flecha y les pidió que las partieran; y todos partieron su flecha. Mas luego ató juntas cinco flechas y les pidió que las partieran; y los cinco lo intentaron, uno tras otro, pero ninguno pudo partirlas.

Entonces la madre les dijo: «Belgünütei y Bügünütei, vosotros dos dudáis de con quién he tenido estos tres hijos. Hacéis bien en dudar, mas no sabéis que todas las noches, un hombre de color oro y plata entraba por el respiradero o el dintel de la puerta y venía a acariciarme la piel del vientre, y su brillo penetraba en él. Y cuando se iba tomaba la forma de un perro dorado, y salía trepando por un rayo de sol o de luna. No hagáis juicios precipitados, pues estos son sin duda hijos venidos del cielo, a los que no hay que tomar por seres comunes. Con eI tiempo, cuando sean reyes, habréis de comprenderlo».

Y a modo de consejo Alan Qo’a les dijo: «Vosotros cinco, hijos míos, sois todos nacidos de un mismo vientre. Como acabáis de ver con las flechas, separados, cualquiera podrá partiros; pero si obráis de común acuerdo y os mantenéis unidos como las cinco flechas, no habrá quien pueda destruiros». Poco tiempo después, Alan Qo’a murió.



Historia secreta de los mongoles. Edición, traducción y notas de Laureano Ramírez Bellerín (altaica.ru, pdf pp. 70-76)



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5 de marzo de 2024

Estridores, IV - #10



Presunto

Presumo que se me presume
cierta presunción —¿verdad?—
de presuntuosidad.



Torpor

No por tus bienes o tus males
sino por tus torpes mediocridades
te juzgan los mortales.



Saber

Las cosas son como son;
es todo lo que sabes —hoy y ayer—
y cuanto te permitirán saber.



Equilibrio

En la profunda ignorancia
de su superficial autoindulgencia
encuentra la soberbia penitencia.



Sin/con suelo

No te lamentes
por lo que no has tenido:
de todos modos lo habrías perdido.



Fondo

Cuanto más corres mejor logras ver
que jamás llegarás,
pero no puedes dejar de correr.



A.I. Art

Feas fantasías eróticas
de adolescentes neuróticos
con oscuras pesadillas psicóticas.



Bombas

Las obras de los grandes pensadores
y las de los malos poetas
destruyen por igual las espoletas.



Fervor

Agua bendita y santas abluciones
hierven en las negras
calderas del averno a borbotones.



Prestigio

—¿Y por qué no lo publicas?
—Ya está publicado. —Digo en papel.
—Es más restringido y caro.

egm. 2024

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2 de marzo de 2024

Estridores, IV - #09



Prosidia

Oh, versos vacilantes:
a veces hilarantes,
de veces delirantes.



Multii

No divo o mito,
yo solo quiero ser
tu multinstrumentista favorito.



Ɀumo de ganso

Si ladra como un gato
y ronronea como un pato,
lo más probable es que sea un pazguato.



Faliɀ

Nadie engaña ni miente:
cada cual crea y cree una verdad
falazmente diferente.



Cuantismo

Te amo tanto
como a uno de esos símiles
en los que el cómo es mucho más que el cuánto.



Debatir

Entre si bato o si no bato
los huevos en la taza o en el plato
me debato.



Huella

Nova ilusoria:
solo soy un falso recuerdo
en tu memoria.



Prosudia

Me pregunto
hasta qué punto
será mejor una coma que un punto.



Juncar

Ånades nadan;
tonalidades obvias
ni incluso agradan.



Abiso

Eh, tú, quien seas
que esto leas:
de lo que cuento, ni un cuanto creas.

egm. 2024

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