Aún le quedaba
un poco de razón,
no lo sabía,
pisadas, marcas
en el glaciar del tiempo,
no era él quien,
el cuerpo, cuarzo y sílex,
un rescoldo, la mente,
en la ceniza,
no era él, le arrojaron
bajo el silencio,
un algo de razón,
vacío, blanco helado,
con la palabra
atrofiada en sus dedos,
las huellas, marcas,
duros crampones
sobre el hielo del tiempo,
no sabía, no era,
con la cellisca
encerrada en sus ojos,
bajo el silencio,
con la memoria
aterida en las manos,
cuarzo, sílex, ceniza,
y la distancia
agrietada en su lengua.
egm. 2018
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