20 de septiembre de 2017

Clayton Eshleman

Silencio delirante

Golpeteos, golpeos, esferas de Apolo, sonido
rompiendo en silencio, brasas
que aún oigo, maraña de pozos de sentido,
el modo en que una cueva puede gotear perfume…

fue en los cromañones, por sus húmedas paredes ocultas,
como si una flor dentro, allí dentro, dibujara sus zancudos
cuerpos panespermáticos, trotando como arañas sobre
presagios sin fondo, a tientas hacia el destino de Perséfone:
arrastrados por la pulpa del hongo del pelo púrpura de Hades
         estallando en sus cerebros.

Vertieron sus frentes en las brasas y los rediles
zigzagueados en el aire de la noche,
         —los animales conducidos a cruzarse—
una enorme vulva incisa ante la puerta,
el poder que surgió de allí era el paraíso, el poder
que los cromañones nos legaron:
hacer un altar de nuestras gargantas.

Las primeras palabras se mezclaron con grasa animal,
los heridos intentaban decir quién lo había hecho.
El grupo era la llanta de una rueda por-ser-inventada,
su lenguaje era radios, girando,
alrededor, el eje del fuego, su hilo de nosotros,
su quema de ellos,    monta nos moja, tú moja,
nosotros moja a ti, tú moja a nosotros, Dioniso
el renuente, reuniendo palabras, agitado
por las pausas de la lira entre los picos de la llama,
agua al fuego, nosotros a ellos.

Ojos-brasa, flexibles, que giran de nuevo
en aquellas cuevas cuyas paredes podrían ser ensartadas
entre sus dientes, la viscosa materia del alma tiraba de
sus manos hacia los flancos, ooh
qué hueso mostraban cosido dentro de sí mismos, ah
qué diminutas arañas macho eran
capaces de devorarlos en lo inmenso
¡palabra elástica de roca hembra!



Clayton Eshleman. Silence Raving (poets.org)
Trad. E. Gutiérrez Miranda 2017


                    ∼

Silence Raving


Patters, paters, Apollo globes, sound
breaking up with silence, coals
I can still hear, entanglement of sense pools,
the way a cave might leak perfume—

in the Cro-Magnons went, along its wet hide walls,
as if a flower in, way in, drew their leggy
panspermatic bodies, spidering over
bottomless hunches, groping toward Persephone's fate:
to be quicksanded by the fungus pulp of Hades' purple hair
exploding in their brains.

They poured their foreheads into the coals and corrals
zigzagged about in the night air—
the animals led in crossed
a massive vulva incised before the gate,
the power that came up from it was paradise, the power
the Cro-Magnons bequeathed to us:
to make an altar of our throats.

The first words were mixed with animal fat,
wounded men tried to say who did it.
The group was the rim of a to-be-invented wheel,
their speech was spokes, looping over,
around, the hub of the fire, its silk of us,
its burn of them, bop we dip, you dip,
we dip to you, you will dip to us, Dionysus
the plopping, pooling words, stirred
by the lyre gaps between the peaks of flame,
water to fire, us to them.

Foal-eyes, rubbery, they looped
back into those caves whose walls could be strung
between their teeth, the sticky soul material pulled to
The sides by their hands, ooh
what bone looms they sewed themselves into, ah
what tiny male spiders they were
on the enormous capable of devouring them
female rock elastic word!




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