—Has vuelto pronto del baño.
—Solo fui a escupir el chicle.
—¿Por qué no lo escupiste en ese cacharro de ahí?
—Porque eso es un chisme de poner velitas.
—Me he bebido una botella entera de vino. Creo que es mejor que me vaya a casa.
—Creo que deberías quedarte.
—Creo que si me quedara, voy a querer ver tus tetas.
—Ahora no mola, hay niños por aquí.
—Fíjate bien: es una enana.
—No me gusta mi culo.
—Tu culo es bonito. Eres toda bonita, bonita normal, pero tus tetas son internacionales.
—Me gusta tu pantalón blandito, permite sentir exactamente cómo es tu polla.
—¿No quieres sentirla en la boca?
—Sí, en cuanto se vayan los niños.
—Fíjate bien: es una enana.
—No lo es.
—Pero si está fumando.
—Por Dios. Es verdad, es una enana.
—¿Entonces me chupas la polla?
—Espera, ¿vamos a mi casa?
—¿Vas a llevarme a tu casa?
—Solo si prometes que no vas a matarme.
—Lo prometo, porque además hoy no tengo tiempo.
—Si haces eso, no voy a poder conducir.
—Sigue conduciendo, quiero ver.
—No puedo golpear el coche, voy a venderlo el miércoles.
—¿Está cerca? Estoy muy caliente.
—Yo también. Aunque tomo un medicamento que afecta a mi libido. Me parece raro estar tan caliente.
—Yo no tomo nada, pero debería porque no duermo.
—Duerme en mi casa.
—Dijiste que odias que duerman en tu casa.
—Pero tú me gustas. Me gusta tu olor.
—¿Mi olor o mi colonia?
—No lo sé. Me gustaste porque eres medio ogro, medio dulce. Eres ogrodulce.
—Te has puesto muy sensual ahora.
—¿Solo ahora?
—Solo.
—Pero estamos juntos desde las seis de la tarde ¿y solo me he puesto sensual ahora?
—Solo.
—Pero te he hecho reír desde las seis de la tarde hasta ahora.
—Un mono de circo no es sensual. Es divertido, es majo, pero no es sensual.
—Siempre pensé que ser graciosa era mi punto fuerte.
—No lo es.
—(...).
—¿Te ha sentado mal lo que he dicho?
—Mucho.
—¿Por qué?
—Porque si no hago chistes no sé hacer nada más.
—Entonces chúpame la polla.
—Me da asco si no estoy excitada.
—Entonces excítate.
—Ya está.
—¿Llegamos?
—Sí.
—Majo esto, pequeño pero majo.
—¿Y si yo dijera lo mismo de ti?
—¿Vas a volver a hacer chistes?
—No consigo parar.
—Para solo un poco, solo un poco.
—Voy a intentarlo.
—Ríndete, vamos.
—Voy a intentarlo.
—¿Puedo mirar ahora?
—Puedes.
—¿Puedo quitarte el pantalón?
—Puedes. Pero antes quita la bota, las botas son complicadas.
—Quito.
—¿Tú solo me obedeces?
—Solo.
—¡Ah, no. Estás haciendo chistes!
—Sí.
—No tiene gracia. Entrégate. Hacer chistes es tu defensa, no te defiendas.
—Yo estoy borracho, no estoy defendiéndome.
—Para ti es fácil.
—¿Por qué?
—Porque tú eres hombre.
—Un hombre se muere de miedo con una mujer como tú.
—¿Cómo soy yo?
—Todo el tiempo analizando profundidades, dando notas de actuación para almas.
—¿Notas?
—Sí, eres la Bruna Surfistinha de la profundidad.
—Quiero chuparte la polla.
—No. Antes quiero ver una cosa.
—Puedes ver.
—¿Tienes frío?
—No, estoy temblando porque tú me gustas mucho.
—Calma.
—Ya sé.
—Calma.
—Ya sé.
—¿Puedo?
—Espera, déjame coger una goma.
—¿Dónde las tienes?
—Ahí.
—Eres una descarada.
—¿Porque tengo las gomas junto a la cama?
—Mañana, cuando yo me vaya, el portero va a reírse y a pensar «esa tía del 64 no pierde el tiempo».
—¿Soy una zorra porque voy a acostarme contigo y acabo de conocerte?
—¡No!
—¿Lo soy?
—No.
—Entonces no.
—Chupa un poco más antes de ponerla.
—(…).
—Espera, despacio.
—Ya está.
—¿Puedo?
—Puedes.
—¿Te giras?
—Me giro.
—¿Te quedas así?
—Me quedo.
—¿Qué pasa?
—Me ha dolido un poco.
—Disculpa.
—No.
—¿No disculpas?
—Disculpo. Pero no, no pares.
—¿Puedo correrme?
—Puedes.
—¿Y tú?
—Yo bien, gracias.
—No hagas chistes ahora, porfa. Yo estoy a punto de correrme y tú sigues en guardia.
—Disculpa, pero me siento sexy siendo graciosa.
—Eres muy sexy siendo graciosa.
—Has dicho que no.
—Mentí.
—Adoro esta música.
—¿Qué es?
—Animal Collective.
—No me gustan esas cosas extrañas, medio electrónicas, medio no sé qué.
—Tienes el mejor beso del año, el mejor sexo oral del año, la mano caliente, la boca caliente, y es todo tan sabroso.
—¿En serio que no vas a hablar de mi polla?
—Tu polla es linda.
—Nunca imaginé que sería tan bueno.
—¿Por qué?
—Porque eres demasiado intelectual, bla bla bla.
—¿Puedo lamer tu tatuaje?
—¿Puedo estrangularte un poco?
—Ahí digo basta.
—Toda mujer dice basta, pero tú pareces ser del tipo de loca que dice basta enseguida.
—Ya estoy diciendo basta.
—Voy a correrme.
—¡¡¡¡¡Córrete!!!!!
—Siento vergüenza ahora.
—¿Por qué?
—Por culpa del escándalo.
—Fue chulo, parecías Luisa Marilac hablando “pijo” y tomándose unos buenos drinks en Eu-ro-pa.
—¿Parezco un travesti cuando me corro?
—Disculpa, no consigo dejar de hacer chistes.
—Me voy.
—¿Cinco más, por favor?
—¿Revolcones?
—No, minutos.
—Tengo que irme.
—¿Por qué?
—Para no quedarme para siempre.
—Quédate para siempre.
—¿Por qué?
—Porque aquí tienes amor, dinero y pastillas. Solo tienes que descansar existiendo, yo hago todo el resto.
—Las pastillas vician.
—El dinero también.
—¿Estás dándotelas de rica?
—No, estoy dándomelas de hombre.
—Tú eres una niña.
—Junto a ti yo consigo ser, y tú no sabes el placer que me da eso.
—¿Sentirte niña?
—Estar con un hombre. Solo he estado con chiquillos en los últimos años.
—¿Soy viejo yo?
—Tú eres demasiado guapo.
—Yo soy guapo porque tú admiras mi trabajo, yo no soy un tipo guapo andando por la calle.
—Tú eres un tipo guapo andando por la calle.
—Tus tetas son internacionales.
—Llévate una y déjame la otra.
—¿Cuál quieres darme?
—La que tiene el corazón.
—¿Cuándo vas a Río?
—Quiero verte de nuevo.
—Entonces, vas a Río.
—Le tengo fobia a Río.
—Yo también.
—Porque allá todo es feliz, pero yo me siento sola.
—Exactamente.
—Deseo tanto verte.
—La próxima vez pagas tú el vino.
—Pero fuiste tú quien lo bebió.
—No importa.
—Di «no importa» otra vez.
—No importa.
—Me encanta tu voz.
—¿Y qué más?
—Y tu mano caliente y tu beso suavecito e intenso y tu manera de lamer las bragas antes para ver sí olía bien.
—Olía genial.
—Pero trabajé todo el día.
—Pero estaba genial.
—El olor combina o no combina.
—Cierto.
—Cierto.
—Llama a un taxi.
—No.
—Me quedaría más si no tuviera que marcharme.
—No te marches, quédate desnudo para siempre. Estás tan guapo desnudo.
—Voy a tirar esto antes de que se caiga todo en tu cama.
—Déjalo caer. Fecunda mi soledad.
—Qué bonito eso. Deberías ser escritora.
—Que cínico tú. Deberías ser actor.
—Me quedaría más.
—Nunca me gusta nada y tú me has gustado tanto.
—¿Sí?
—Droga.
—¿El qué?
—Yo hablando de gustar.
—¿Y por eso?
—Y por eso que va a suceder todo de nuevo.
—¿El qué?
—Voy a sentir demasiado, hablar demasiado, escribir demasiado. Tú te vas.
—Ahora me voy.
—¿Y después?
—Después no sé.
—Ya.
—Me quedaría, en serio, me quedaría mucho, mucho, mucho.
—Lo sé.
—Pero ahora me voy.
—Entonces saca el dedo de ahí.
—No lo consigo.
—Entonces no lo saques.
—Yo quería follar el día entero contigo.
—Yo quería follar la vida entera contigo.
—Eres una exagerada.
—Es todo lo que puedo ser.
—¿Me chupas la polla?
—Para siempre.
☛ Tati Bernardi. Ogrodoce (capitule.tumblr.com)
Trad. E. Gutiérrez Miranda 2017
∼
Ogrodoce
— Você voltou rápido do banheiro.
— Eu só fui cuspir o chiclete.
— Por que não cuspiu nessa catarreira aí do lado?
— Porque isso é um troço de botar velas.
— Eu tomei uma garrafa inteira de vinho, acho melhor ir pra casa.
— Acho que você deveria ficar.
— Acho que se eu ficar, vou querer ver seus peitos.
— Agora não rola, tem criança aqui.
— Olha bem: é uma anã.
— Eu não gosto da minha bunda.
— Sua bunda é bonita, você é toda bonita, bonita normal, mas seus peitos são internacionais.
— Eu gostei da sua calça molinha, dá pra sentir exatamente como é o seu pau.
— Você não quer sentir ele na boca?
— Quero, assim que as crianças forem embora.
— Olha bem: é uma anã.
— Não é.
— Mas ela tá fumando.
— Meu Deus, é mesmo uma anã.
— Então chupa meu pau?
— Espera, vamos pra minha casa?
— Você vai me levar pra sua casa?
— Só se você prometer que não vai me matar.
— Eu prometo, até porque tô sem tempo hoje.
— Se você fizer assim eu não vou conseguir dirigir.
— Dirige assim, quero ver.
— Não posso bater o carro, eu vou vender o carro na quarta.
— Tá perto? Eu tô com muito tesão.
— Eu também. Mas eu tomo um remédio que mexe com a minha libido, tô achando estranho tanto tesão.
— Eu não tomo nada mas deveria porque eu não durmo.
— Dorme na minha casa.
— Você disse que odeia que durmam na sua casa.
— Mas eu gosto de você. Eu gostei do seu cheiro.
— Do meu cheiro ou do perfume?
— Não sei. Eu gostei de você porque você é meio ogro, meio doce, você é ogrodoce.
— Você está tão sensual agora.
— Só agora?
— Só.
— Mas estamos juntos desde as seis da tarde e só fiquei sensual agora?
— Só.
— Mas eu te fiz rir das seis da tarde até agora.
— Macaco de circo não é sensual, é divertido, é legal, mas não é sensual.
— Eu sempre achei que ser engraçada era meu ponto forte.
— Não é. (…). Você ficou mal com o que eu falei?
— Muito.
— Por quê?
— Porque sem fazer piada eu não sei fazer mais nada.
— Então chupa meu pau.
—Tenho nojo sem estar apaixonada.
— Então se apaixona.
— Tá.
— Chegamos?
— Sim.
— Legal aqui, pequeno mas legal.
— E se eu falar o mesmo de você?
— Vai voltar a fazer piada?
— Eu não consigo parar.
— Para só um pouco, só um pouco.
— Vou tentar.
— Se desarma, vai.
— Vou tentar.
— Posso ver agora?
— Pode.
— Posso tirar a calça?
— Pode. Então tira a bota antes, botas são complicadas.
— Tiro.
— Você só me obedece?
— Só.
— Ah não, você tá fazendo graça!
— Tô.
— Não faz graça, se entrega, fazer graça é sua defesa, não se defende, eu tô bêbado, eu não tô me defendendo.
— Pra você é fácil.
— Por quê?
— Porque você é homem.
— Homem morre de medo de mulher como você.
— Como sou eu?
— O tempo todo analisando profundidades, dando notas de desempenho para almas.
— Notas?
— É, você é a Bruna Surfistinha da profundidade.
— Eu quero chupar seu pau.
— Não, antes eu quero ver uma coisa.
— Pode ver.
— Você tá com frio?
— Não, eu tô tremendo porque gosto tanto de você.
— Calma.
— Eu sei.
— Calma.
— Eu sei.
— Posso?
— Espera, deixa eu pegar a camisinha.
— Onde tem?
— Ali.
— Você é safada.
— Por que tenho camisinha perto da cama?
— Amanhã quando eu for embora seu porteiro vai rir e pensar “essa dona do 64 não perde tempo”.
— Eu sou uma vadia porque vou transar com você e acabei de te conhecer?
— Não!
— É?
— Não.
— Então não.
— Chupa mais um pouco antes de eu colocar. (…).
— Espera, devagar.
— Tá.
— Posso?
— Pode.
— Vira?
— Viro.
— Fica assim?
— Fico.
— O que foi?
— Doeu um pouco.
— Desculpa.
— Não.
— Não desculpa?
— Desculpo, mas não, não para.
— Eu posso gozar?
— Pode.
— E você?
— Eu vou bem, obrigada.
— Não faz piada agora, peloamor, eu tô quase gozando e você continua armada.
— Desculpa, mas me sinto sexy sendo engraçada.
— Você é muito sexy sendo engraçada.
— Você disse que não.
— Eu menti.
— Adoro essa música.
— O que é isso?
— Animal Collective.
— Não curto essas coisas estranhas, meio eletrônicas, meio sei lá.
— Você tem o melhor beijo do ano, o melhor sexo oral do ano, a mão quente, a boca quente, é tudo tão gostoso.
— Sério que você não vai falar do meu pau?
— Seu pau é lindo.
— Eu nunca imaginei que seria tão bom.
— Por quê?
— Porque você é metidinha intelectual, nhãnhãnhã.
— Posso lamber sua tatuagem?
— Posso te enforcar um pouco?
— Eu dou defeito.
— Toda mulher dá defeito, mas você parece ser o tipo louca que dá defeito rápido.
— Eu já tô dando defeito.
— Eu vou gozar.
— Goza!!!!!!!!!!
— Eu tô com vergonha.
— Por quê?
— Por causa do escândalo.
— Foi lindo, você parecia a Luisa Marilac falando “porra” e tomando uns bons drink na Eu-ro-pa.
— Eu pareço um traveco gozando?
— Desculpa, eu não consigo parar de fazer piada.
— Eu vou embora.
— Mais cinco, por favor?
— Trepadas?
— Não, minutos.
— Eu preciso ir.
— Por quê?
— Pra não ficar pra sempre.
— Fica pra sempre.
— Por quê?
— Porque aqui tem amor, dinheiro e tarja preta, você pode só descansar existindo, eu faço o resto todo.
— Tarja preta vicia.
— Dinheiro também.
— Você tá tirando onda de rica?
— Não, eu tô tirando onda de homem.
— Você é uma menininha.
— Perto de você eu consigo ser e você não sabe o prazer que isso me dá.
— Se sentir menina?
— Estar com um homem, eu só andei com moleques nos últimos anos.
— Eu sou velho?
— Você é bonito demais.
— Eu sou bonito porque você admira meu trabalho, eu não sou bonito tipo andando na rua.
— Você é bonito tipo andando na rua.
— Seus peitos são internacionais.
— Leva um e me deixa com o outro.
— Qual você quer me dar?
— O que tem o coração.
— Você vai pro Rio quando?
— Eu quero te ver de novo.
— Então, vai pro Rio.
— Eu tenho fobia do Rio.
— Eu também.
— Porque lá é tudo feliz mas eu me sinto sozinha.
— Exatamente.
— Quero tanto te ver.
— Dá próxima vez você é que vai pagar o vinho.
— Mas foi você que bebeu.
— Não interessa.
— Fala “não interessa” de novo.
— Não interessa.
— Adoro sua voz.
— E o que mais?
— E sua mão quente e seu beijo calminho e intenso e seu jeito de lamber antes a calcinha pra ver se tava cheirando bem.
— Tava cheirando ótimo.
— Mas eu trabalhei o dia inteiro.
— Mas tava ótimo.
— Cheiro ou combina ou não combina.
— É.
— É.
— Chama um táxi.
— Não.
— Eu ficaria mais se não tivesse que arrumar as malas.
— Não arruma, fica pelado pra sempre, você é tão bonito pelado.
— Vou jogar isso fora antes que caia tudo na sua cama.
— Deixa cair, engravida minha solidão.
— Que bonito isso, você deveria ser escritora.
— Que cínico você, deveria ser ator.
— Eu ficaria mais.
— Eu não gosto nunca de nada e gostei tanto de você.
— É?
— Droga.
— O quê?
— Eu falando de gostar.
— E daí?
— E daí que vai acontecer tudo de novo.
— O quê?
— Vou sentir demais, falar demais, escrever demais, você vai embora.
— Agora eu vou embora.
— E depois?
— Depois não sei.
— Tá.
— Eu ficaria, sério, eu ficaria muito, muito, muito.
— Eu sei.
— Mas agora eu vou.
— Então tira o dedo dai.
— Não consigo.
— Então não tira.
— Eu queria foder o dia inteiro com você.
— Eu queria foder a vida inteira com você.
— Você é exagerada.
— É só como dá pra ser.
— Chupa meu pau?
— Pra sempre.
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