Este es el este,
donde termina el sueño
y el alba descubre,
un nunca bien, un algo mal,
los crímenes convexos de la noche,
el barquito de papel
intenta remontar la realidad,
cristales,
pero en el río zozobraba,
los niños contemplan desde la orilla,
espumas,
espejos,
la niebla que condensa
los mansos prados y el sendero,
el río, salta el río,
espejo inextinguible,
redibujando la realidad,
bruma lánguida y viscosa
que al barquito arrebataba
en vahos de lasciva levedad,
sin reacción ni redención,
hay demasiada pimienta en el aire,
lábil amnesia,
y es imposible transmitir el sueño,
serpiente oblicua,
ni la vivencia del ensueño, ni
la fulguración de la vida,
arena arisca, solos,
coletas,
ah, Ariene!
secretas pecas,
no lo alcanzo, no sé qué es,
la niebla ahoga las orillas
con la inercia de un pensamiento obsceno,
desde la muralla espío
los cadáveres que pasan flotando,
hilos aéreos,
y apresa el valle como una crecida,
cristales,
densa, láctea, nebulosa,
que después de desleír en sí misma
pasiones, toscos afanes,
no entenderás qué fue,
niña risueña,
anhelo de tedio sin riesgo,
se desvanece arrebatando el tiempo
en el frío fulgor del remolino,
sabías que mi amor era de cuarzo,
feldespato y, a veces, mica,
el hilo es,
oblicuas piernas,
patrimonio de la araña,
ven a bailar,
niña radiante,
al cíclico círculo intemporal,
dame un spritz, y tu lívida sal,
o tal vez una escala en Monastirion,
a veces concreto un nuevo teorema,
no es fácil evitar la gravedad,
a veces bajo a la más lacia trampa,
olor de las algas,
salor de la sal, exacto
como que el viento solar es un plasma
y los epilobios florecen
en todos los planetas con anillos
de este brazo de la Galaxia
y los dados siguen rodando
más allá del confín del universo,
donde rechina nítida
la reconocible arpa del grillo,
coletas,
lo que ocurre es
que no sabes casi nada de nada,
brumoso albor de otro universo,
lentos millones de años llovió,
nuestra vida va en las hojas
que por el río se van,
arboleda mental,
pero debo regresar al revólver,
sin imaginación nunca
podrías comprender la realidad,
deja que el caos ocupe su espacio
en el crítico vórtice
del centro del vacío universal,
hoy solo es otro día lúbrico
junto a las dunas extendidas,
pino, aulagas, cardos marinos, crambe,
creemos,
no es el mapa lo que está equivocado,
hay siempre una trampa en la oscuridad,
linda rubita cobriza,
frágil amnesia eventual,
es el imán quien no cree en la brújula,
suben las algas al calmo arrecife
y un pétalo de semen en tu espalda
reconfigura las sombras
y el reflejo de las olas
en la ondulación de la arena
revierte la flecha del tiempo,
desde ahora mismo hacia casi jamás,
minerales, metales
y bismuto fundido y enfriado
lentamente para formar
hermosos cristales iridiscentes,
confusión es el signo de esta edad,
no sospecháis
lo muchitito que ignoráis,
confusión será mi simple epitafio,
la inútil mentira en la que creemos,
creemos,
rendez-nous la lumière, danos la luz,
helada geometría
de serpientes entrelazadas,
rendez-nous la beauté, y la belleza,
metales, minerales,
pequeños emblemas de eternidad,
el eco de los agujeros negros
canta ante el caos,
meteoritos,
cada planeta retorna a su órbita
y cada estrella busca su rincón
en la mente del ser,
más bebo y menos duermo,
noche en nieve,
la luna despierta a los criminales
y a los raptores de orquídeas,
amnesia circunstancial,
y danza el tordo,
el futuro determina el presente
y el presente modifica el pasado,
dejad que la bala vuelva al revólver
y que el caos encuentre su lugar,
dedo, saliva, amor en el cristal,
y cada delito es cometido
a la hora y en el sitio oportunos,
ponme otro spritz
y unas croquetas de champán,
dame sexo intersideral,
vibra el agua en el labio de la ninfa,
linda coleta, bonitas pecas,
whisky und cervezas,
un corazón de tiza en tu ventana
y otro en el tercer magnolio
con negro indeleble rotulador,
y cada ser humano
es amado por algún ser humano
a la hora y en el sitio precisos,
watusi!
en la plaza y en la playa,
a la luz de la luna o los ledes
o en los descorazonados desiertos
o en la perversa banquisa,
a las siete de la mañana,
obsesióname,
Ah, Geneviève, ma petite mordonnante!
dame el ardor,
aun creemos
que el futuro siempre ha existido,
que el pasado siempre ha de existir
en la mente del ser,
dame cuanto tú quieras darme,
cede al dolor,
dame la lluvia que me quieras dar,
violáceas noches mil,
qué me da más,
como epilobios en flor,
porque todo lo que piensas tú,
qué más me da,
tú nunca elegiste ser quien yo soy,
flujos de sal,
como medusa en el mar,
como es el océano prisionero en la Tierra,
sí, Perceval,
cual un cometa de hielo y vacío,
como un guijarro en el lodo del río
se deja llevar,
mil noches violáceas
reidealizan la realidad,
antes yo nunca me hacía preguntas,
si no estuviera conectado
ni siquiera sangraría,
ahora apenas intuyo respuestas,
virus arbóreo,
qué más me da, son ilusiones,
con mis fermiones la danza va,
wah watusi!
el oleaje te impide ver el mar,
arboleda viral,
son ilusiones y así nací,
con los bosones baila,
echaré mis fatigosas metáforas
en una bolsa del supermercado,
toma el ardor,
rompe este enésimo trozo de mí,
baila watusi, mi amor!
no detengas la crecida,
si caminas lo suficiente
a alguna parte llegarás,
la eternidad no es tan larga,
lácteo fluir
de aves marinas tras el viento,
realineando la realidad
el barquito de papel
detrás del crepúsculo se asumió,
el pasado se licuó con el río
la tarde de la niebla inconsistente
y no quiso más volver,
olvida todo el tiempo contra el tiempo,
recuerda que el ayer nunca ocurrió,
efímera amnesia local,
no es tan larga la eternidad,
uy, Perceval,
si puedes aguantar hasta el final,
los pájaros saben algo
que el viento sabe ignorar,
el futuro está bajando las dunas
dando al badajo,
con mi ritmo y con mi rima
con mi áspera línea de bajo,
por arriba y por debajo,
por abajo y por encima,
din, don, el badajo,
dumb, dub, dumb, con el bajo,
se yergue la incorpórea
mientras cambia el sabor de las estrellas,
el futuro falsifica el pasado
en la mente del ser,
bajando la alegría del desierto
muere y renace el cauce
de alguna indubitable hesitación,
no oculta la roca sus grietas
ni tampoco quiere la coccinela
el trazo y la cantidad de sus motas
redelinear ni variar,
medusas,
sobre el río ramas rotas arrastran,
la garza,
junto a la niebla, esa bruma,
los sucios derrelictos del pasado,
para entregarlos a la bajamar,
todo lo que no tienes que saber
es lo que yo he olvidado,
con las inmundicias de la marea,
redes, plásticos,
y en la ribera los chopos susurran,
gaviotas,
que un grito reduce a otro grito,
cerezas,
que un beso disuelve a otro beso,
aullidos,
que un lobo reemplaza a otro lobo
en la jerarquía de la manada,
a qué dios rezar,
en qué templo orar
por la reina de las algas,
los niños atraviesan en la orilla
lientas reviviscencias fantasmáticas,
rubio escamaje,
este es el este,
donde la sierpe habita, la incorpórea,
chubasco en el páramo
contra la madrugada nueva,
donde se abisma el sueño,
en el primer amanecer
de la sabana, tan vasta y extraña,
pasa el silencio sobre el agua,
duerme el león,
el presente se integra en el pasado
transfigurando el futuro
y al bonito barquito de papel
se lo comió un fermión,
¿eres acaso el mismo que ayer eras?
¡baila y rebaila, mi amor!
¿acaso quizá la misma?
no en este ni en otro infierno,
coletas, rubita,
mi amor,
la niebla
entre la inflorescencia del crepúsculo,
vencejos,
pía el agapornis,
vagando la vaga planicie,
anuncia
que un día devora a otro día
como un rey destrona a otro rey,
los hilos,
y una araña substituye a otra araña
entretejiendo su ardid en el risco
en el que el vencejo cazó,
sin razón ni reducción,
coloca otra bolsa del súper
en el roto cubo de la basura,
wah-watusi,
ay, chiquilla en minifalda
a las siete de la mañana,
y acuérdate de seguir olvidando
el polvo y los derelictos del tiempo,
olvida que el futuro ya no existe,
cristales,
recuerda que el pasado no existió
…
egm. 2016
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