You know the day destroys the night
Night divides the day
1.
La tarde devora el día
que ya se revuelve entre nubes.
De noche.
La mañana engulle esa noche
aún granulada de estrellas.
De día.
2.
El día levanta la cabeza
en un gargarismo fatal:
la tarde le hiende la carótida.
Noche.
La noche segrega proyectos
de mundos flacos, sin color.
Y llega el día con su cortejo:
mañana.
3.
Nada cual la tarde, con trapos mugrientos
secando los restos de una luz ya sucia,
quitando las manchas de sol desmayado
con la complacencia de un apagavelas.
Nada cual la mañana, con sus dedos de fieltro,
franelas metafóricas de pura indiferencia,
extendiendo en lo oscuro la realidad plena
de un día aún hace poco del todo inconcebible.
4.
¿Por qué es que esa tarde despinta y desmaya y
sofoca lo que el día erigió por muy poco?
¿Por qué es que la mañana con todo ese estrépito
disipa lo que la noche a tal precio reunió?
5.
Disparate de la tarde:
porque al final el día invirtió tanto
en ocuparse, en instalar en el techo
el armatoste caro y trabajoso
del sol, en esparcir añil en el cielo
como un tintorero alucinado.
Artimaña de la mañana:
reventar toda la sábana de la noche
y detonar tantos colgantitos
de luz laboriosamente pinchados
y encendidos uno por uno, con desvelo
obsesivo de monomaníaco.
6.
Mañana, que nunca piensas dos veces
antes de remendar con tu plástico
banal el tapiz de la noche,
¡cómo eres de enorme!
Oh tarde, que tienes la desfachatez
suprema de apalear sin pudor
el pescuezo fino y albo del día:
¡cómo te envidio!
7.
La cara de esta tarde
es muda y austera, la cara de quien
asiste, no muy de cerca, a la muerte
prolongada y silenciosa de alguien
que no conoce, y no
desea conocer.
El rostro de la mañana
es el rostro frío e indescifrable
de quien contempla apático la muerte
de alguien desconocido, rostro
de quien, fuera la licencia poética,
no tiene rostro.
8.
Si acaso esta noche se extinguiera
en el féretro aéreo de la alborada,
tal como el día aún hace poco se desvaneció
en la cruda hemorragia de un crepúsculo,
será la comprobación aplastante
del triunfo de lo real insensible
sobre los sueños sublimes e inefables
de nuestros más insignes metafísicos.
9.
Todo todo es menor que la menor parte,
muchos mundos caben en una avellana.
No hay día que no muera en una tarde,
ni noche que no termine en mañana.
☛ Paulo Henriques Britto. Nove variações sobre um tema de Jim Morrison (prosaempoema.com)
☛ The Doors. Break On Through (To The Other Side) (youtube)
Trad. E. Gutiérrez Miranda 2016
∼
Nove variações sobre um tema de Jim Morrison
You know the day destroys the night
Night divides the day.
1.
A tarde devora o dia
que já estrebucha entre nuvens.
É noite.
Manhã engole essa noite
encaroçada de estrelas.
É dia.
2.
O dia levanta a cabeça
num gargarejo fatal:
a tarde lhe rasga a carótida.
Noite.
A noite segrega projetos
de mundos magros, sem cor.
E vem o dia com seu préstito:
manhã.
3.
Nada como a tarde, trapos encardidos
enxugando os restos de uma luz já suja,
recolhendo as manchas de sol desmaiado
com a complacência de um apagador.
Nada como a manhã, com seus dedos de feltro,
flanelas metafóricas de pura indiferença,
a estender sobre o escuro a realidade plena
de um dia ainda há pouco de todo inconcebível.
4.
Por que é que essa tarde desmancha e desmaia e
sufoca o que o dia erigiu por um triz?
Por que é que a manhã como esse estrépito todo
dissipa o que a noite a tal custo ajuntou?
5.
Boçalidade da tarde:
porque afinal o dia custou tanto
a se investir, a instalar no teto
a gambiarra cara e trabalhosa
do sol, a despejar anil no céu
como um tintureiro alucinado.
Artimanhas da manhã:
despipocar todo o lençol da noite
e detonar tantos penduricalhos
de luz laboriosamente espetados
e acendidos um por um, com desvelos
obsessivos de monomaníaco.
6.
Manhã, que nunca pensas duas vezes
antes de atamancar com tua fórmica
banal a tapeçaria da noite,
como és enorme!
Ó tarde, que tens a desfaçatez
suprema de garrotear sem pejo
o pescoço fino e alvo do dia:
como te invejo!
7.
A cara desta tarde
é muda e austera, cara de quem
assiste, não de muito perto, à morte
prolongada e silenciosa de alguém
que não conhece, e nem
deseja conhecer.
O rosto da manhã
é o rosto frio e indecifrável
de quem contempla apático a morte
de alguém desconhecido, rosto
de quem, fora a licença poética,
rosto não tem.
8.
Se por acaso esta noite se extinguir
no féretro aéreo da alvorada,
tal como o dia ainda há pouco se esvaiu
na crua hemorragia de um crepúsculo,
será a comprovação esmagadora
do triunfo do real insensível
sobre os sonhos sublimes e inefáveis
dos nossos mais insignes metafísicos.
9.
Todo todo é menor que a menor parte,
muitos mundos cabem numa avelã.
Não há dia que não morra numa tarde,
nem noite que não se acabe em manhã.
☛ PyoZ ☚
17 de diciembre de 2016
Paulo Henriques Britto
Nueve variaciones sobre un tema de Jim Morrison