15 de febrero de 2020

La lanza y la aguja




La discontinuidad no es diáfana,

tampoco mayor ni menor,

como son la aguja y la lanza,



menor o mayor, por lo que

la probabilidad no es mucha,

no menor o mayor, no obstante,



o al menos, en tanto mayor

es lo mayor y es menor

lo menor, no mayor, acaso,



ni menor de lo previsible,

ni es menos el más, ni el más menos,

ni un poco más, ni algo menos,



o nada en absoluto, pero

a veces, tal vez no del todo,

o al menos, quizá, de momento,



y, así, no nos encontraremos,

tal como la lanza y la aguja,

ya menor o mayor, no pueden,



jamás conseguirá la aguja

quebrar la lanza, ni la lanza

clavarse en la aguja, no pueden,



es así que cualquier intento,

cualquier conclusión, serán nulos,

o bien tenderán a infinito,



y es, pues, así, y no de otro modo,

que no podremos encontrarnos

—tú y yo— entre estos laberintos



de estruendo estridencia y estrépito,

o, acaso, tal vez no del todo,

o al menos, quizá, de momento.





egm.2020