Manos, mis manos, las manos,
antes de lo primero,
lo primero siempre fue lo primero,
lo primero es lavarse las manos,
lo primero,
pero
por qué lo llaman sexo oral cuando
quieren decir bucal,
oh la lengua, qué indiscreta es,
por si acaso echa dos o tres litros de agua fría
en una olla,
hola olla,
y luego ponla al fuego,
la profundidad del fuego,
el ego del juego,
mírame desnudo, solo en mi jaula,
mi lengua es mi universo,
y en la olla la zanahoria
y media cebolla y apio y perejil
y ajo carajo,
mi multiverso,
y pimienta y enebro y canela,
y la lengua,
háblame en tu lengua exótica,
yo miraré la curva de tus piernas,
de tus nalgas,
de las dunas de tus playas
reducidas a la geometría absoluta del abismo,
ah la lengua,
y ahí que cueza una hora,
oh señor, soy un formulador,
intrusos contra el templo de este abismo,
una hora por cada kilo,
oh esplendor del fuego de la tierra,
desentrañas el tiempo de esta entraña,
en mi jaula,
apaga el fuego,
retira la verdura,
deja que se enfríe la lengua dentro del agua,
en la olla,
oh la olla,
cuando esté tibia quita la piel a la lengua,
la piel de mi lengua,
la dermis de una duna,
los hondos tesoros que el mar encubre,
por la libertad,
oh hombre,
los calmos abismos que el cielo ignora,
la larga sombra
de la bestia en el desierto,
deja mientras tanto la lengua despellejada
en el agua tibia de la cocción,
el ocre hostil del desierto,
en mi jaula,
mírame aquí,
yo también puedo mirarte,
aceite en la sartén,
lucha de universos en el vacío,
dos cucharadas,
dos cucharadas de cebolla picada también,
póchala,
setas, hongos de la profundidad del bosque,
donde la humedad gime
hacia la curva de tus dunas,
donde la humedad repta, playas,
playas, veo tus playas,
troceadas,
cuando empiecen a dorarse echa un poco de harina,
para espesar,
y un chorro de vino, de vino aromático, quizá,
serenidad,
después medio litro del agua de la cocción,
serenidad,
sosiego, y el gran río de arena,
agua que mana de sí misma,
inundando el hondo abismo, distancias,
salpimienta,
mídeme, mírame, en mi universo, solo,
en mi jaula,
mírame,
a veces, del volcán surge la vida,
tritura las nueces con las avellanas,
pareces,
y échalas,
mi lengua, mi universo,
a veces,
mi propia meteorología,
en la sartén,
te doy mi lluvia sobre tus dunas y tus junglas,
a veces,
bosque brumoso,
desierto acechante, el cuarto
de una hora,
por qué lo llaman tiempo,
profundamente dentro,
y cinco minutos más de reposo,
no mires,
no lo llames por su nombre,
por qué lo llaman lengua,
mi universo,
la dermis de mi tiempo, tú,
tu tiempo,
córtala en lonchas,
el pequeño trozo de tu universo
que puedo ser capaz de capturar,
de un medio centímetro,
incendios hallarán la hierba seca,
gritando cantaré,
comprenderé,
disponlas en los platos,
la sombra del tornado en los bajíos,
y cúbrelas con la salsa de nueces, con setas,
rojiza mancha hostil,
la salsa de setas con nueces,
en mi jaula,
en mi jaula,
la entraña de tu tiempo
desentrañas,
la tierra bajo el fuego en esplendor,
abismo de geometría absoluta,
reducción de tus dunas en mis playas,
desnudo
solo puedes ver tu máscara,
desnuda
puedo ver mi plenitud,
mírame,
marídame esta deconstrucción,
deconstrúyeme este maridaje,
desnudo
en mi jaula,
emplátame esta tonta estupidez,
mírame a los ojos y no
a lo oscuro,
serenidad,
las curvas absolutas del abismo,
la lluvia traerá sosiego
a aquel hondo abismo de profunda indolencia,
oh hombre,
la lengua de mi lengua.
egm. 2024
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