21 de febrero de 2017

Mary Oliver

Octubre

1

Hay esa forma negra, como la entrada de una cueva.
Una avidez brota en su garganta
igual que una flor
respirando lentamente.

¿Qué significa el mundo
para ti si no puedes confiar
en que siga brillando cuando ya

no estés ahí? Y hay
un árbol, caído a lo largo; alguna vez
las abejas volaron a él, como un desfile
de mensajeros, y lo llenaron
de miel.


2

Le dije al herrerillo, cantaba desde el corazón
en el verde fresno:

pequeño fulgor,
pequeño canto,
pequeño pico.


3

La forma se alza de la hierba ondulada. Gruñe
hasta ser vista. No hay medida
para la confianza en el fondo de sus ojos;
y qué decir de
la flexibilidad de sus hombros cuando se gira
y bosteza.
Junto al árbol caído,
algo —una hoja desprendida
de la rama que desciende aleteando— intenta tirar de mí
hacia su trampa de atención.


4

Tira de mí
hacia su trampa de atención.

Y cuando me vuelvo otra vez, el oso ya se ha ido.


5

Mira, ¿no se ha sentido ya mi cuerpo
como el cuerpo de una flor?


6

Mira, voy a amar este mundo
como si fuera la última oportunidad que tuviera
de poder vivir
y conocerlo.


7

A veces, al final del verano, no quiero tocar nada, ni
las flores, ni las moras
que colman los zarzales; no quiero beber
del estanque; no quiero nombrar a los pájaros ni a los árboles;
no quiero ni susurrar mi propio nombre.

Una mañana
el zorro bajó la colina, centelleante y confiado,
sin verme, y pensé:

Así es el mundo.
Y yo no estoy en él.
Es hermoso.



Mary Oliver. October (rabbit-light.tumblr.com)
Trad. E. Gutiérrez Miranda 2017


                    ∼

October

1
There’s this shape, black as the entrance to a cave.
A longing wells up in its throat
like a blossom
as it breathes slowly.

What does the world
mean to you if you can’t trust it
to go on shining when you’re

not there? and there’s
a tree, long-fallen; once
the bees flew to it, like a procession
of messengers, and filled it
with honey.

2
I said to the chickadee, singing his heart out in the
green pine tree:

little dazzler
little song,
little mouthful.

3
The shape climbs up out of the curled grass. It
grunts into view. There is no measure
for the confidence at the bottom of its eyes–
there is no telling
the suppleness of its shoulders as it turns
and yawns.
Near the fallen tree
something–a leaf snapped loose
from the branch and fluttering down–tries to pull me
into its trap of attention.

4
It pulls me
into its trap of attention.

And when I turn again, the bear is gone.

5
Look, hasn’t my body already felt
like the body of a flower?

6
Look, I want to love this world
as thought it’s the last chance I’m ever going to get
to be alive
and know it.

7
Sometimes in late summer I won’t touch anything, not
the flowers, not the blackberries
brimming in the thickets; I won’t drink
from the pond; I won’t name the birds or the trees;
I won’t whisper my own name.

One morning
the fox came down the hill, glittering and confident,
and didn’t see me–and I thought:

so this is the world.
I’m not in it.
It is beautiful.




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