28 de julio de 2012

Ibn Zamrak

Poema de la Fuente de los Leones

Bendito sea Aquel que otorgó al imán Mohamed
bellas ideas para engalanar sus mansiones.
Pues, ¿acaso no hay en este jardín maravillas
que Dios ha hecho incomparables en su hermosura,
y una escultura de perlas de transparente claridad
cuyos bordes se decoran con orla de aljófar?

Plata fundida corre entre las perlas
a las que semeja belleza alba y pura.
En apariencia, agua y mármol parecen confundirse
sin que sepamos cuál de ambos se desliza.
¿No ves como el agua se derrama en la fuente,
pero sus caños la esconden enseguida?

Es un amante cuyos párpados rebosan de lágrimas,
lágrimas que esconde por miedo a un delator.
¿No es, en realidad, cual blanca nube
que vierte en los leones sus acequias
y parece la mano del califa, que, de mañana,
prodiga a los leones de la guerra sus favores?

Quien contempla los leones en actitud amenazante
sabe que solo el respeto al Emir contiene su enojo.
¡Oh descendiente de los Ansares, y no por línea indirecta,
herencia de nobleza que a los fatuos desestima:
Que la paz de Dios sea contigo y pervivas incólume
renovando tus festines y afligiendo a tus enemigos!



Poema de Ibn Zamrak (1333-1393) escrito en los muros de la Alhambra
alhambra.org


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