22 de diciembre de 2011

Sangre y serrín



Algún ruido,
no parece que ahora llueva, algún ruido,
cerrada noche,
dios y humano, chamán y sacerdote
en el culto a la diosa prostituta,

todo está interconectado
en la realidad de los sueños,
entre la profundidad silenciosa
y el mundo de la superficie,
algún ruido,

hoy la novia va sin bragas
a la mesa electoral,
serrín y sangre,
el año pasado votó a los rubios,
este votará a los morenos,

el brujo dijo que no,
en la garganta un cuesco atravesado,
oh mi amigo,
le permite vislumbrar
la realidad de los sueños,

el oráculo lo ha revelado:
el futuro será mañana,
el pasado ya pasó,
pero muerde en el presente
con colmillo abrasador,

allá, lejos,
se oxida lentamente la razón,
ven, vomítame,
senderos como cicatrices
en la mano del hombre hueste,

algún ruido,
y después un silencio más oscuro
que la longitud de la luz,
sed,
creced, eyaculad y decreced,

con la puntualidad de la marea,
vomitad,
por el sur la luz comienza a cambiar,
antropología de tres en cuarto,
y a crecer,

la disoluta diosa prostituta
bebe ron con miel y sal,
conoció a un cantante famoso
en la barra de un hotel,
y sin bragas sigue aún,

y hacia el norte el día empieza a variar,
el hombre hueste divisa
hilos de humo en la brisa,
la marea se retira
hacia la profundidad de los sueños,

crees que aún puede amanecer?
cicatrices como senderos
en las olas de hierba seca,
alza un ojo, hombre hueste,
el chamán decapita una gallina,

ritual cinematográfico,
la realidad finge estar
detrás de los matorrales,
decreciendo hacia el amanecer,
creciendo hacia la complejidad,

vomitad,
buscad en el bar de abajo,
muy lejos de la polución visual,
ay hermano,
la profundidad de los sueños

y el mundo de la superficie,
alza un ojo, hombre hueste,
la noche abrió,
la diosa y el chamán
no logran dejar de fumar,

no me iré con nadie más
si tú me das lo que yo necesito…
sexo, amor y cariñito?
vino, arroz y pollo frito!
algún ruido,

sangre en los cuerpos cavernosos
y en el cerebro, serrín,
real danza ritual,
roja, a lo lejos se oxida una flor,
y yo crezco hacia tu hondura, mi amor.

egm. 2011

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13 de diciembre de 2011

Papeles y colillas

Deconstructo

Después de la tormenta
pasajera que en rojo vira el negro
cuando brilla y al mundo estupefacto

maravilla con luz de chispeante
primavera se escurren como lluvia
por la acera llevándose el papel

y la colilla al fondo de la turbia
alcantarilla los días de la vida
que, ligera, fulgura un raro instante

sobre el cielo atónito en antorcha
abrasadora no más que el chaparrón
que no demora y pronto se transmuta en

un riachuelo que arrastra en su corriente
decrecida los sueños, las quimeras,
y la vida.

egm. 2011

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12 de diciembre de 2011

Sombra sobre agua



Derivo con los ojos hacia el álgebra
febril de los derrumbes del desierto,

caídas mis incógnitas al denso
espacio de variables circundantes,

ensayo en un islote hallar el aire,
quizá sombra en el viento expreso dudas,

desciendo hacia las llamas la llanura
jinete en logaritmos infinitos,

añado a la ecuación un acertijo
que acaso incluirá agujeros negros,

sellando con cerrojos el misterio
no encierro la inrazón en una esfera,

me alzo girasol en las estepas
tomando de la luz el poco brillo,

profundas en el bosque más umbrío
deduzco sin querer fresas silvestres,

susurro en el silencio a la serpiente
el son de las ocultas ecuaciones,

deflagro en refulgentes ciegos soles,
me alejo del reflejo en el espejo,

despejo inecuaciones sin criterio,
resuelvo que no habré de hallar el cable…

derivo contra el tiempo, fluctuante,
tal vez sombra de viento sobre agua.

egm. 2011

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8 de diciembre de 2011

La princesa, a medianoche,



Iuppiter, admonitus nihil esse potentius auro,
corruptae pretium uirginis ipse fui.
Ovidio

cerval se despertó, fría y ardiente
—la crespa cabellera enmarañada
alzando negras ondas en la almohada—,
transida en el recuerdo de un torrente

de oro que cerniéndose a su pecho
llovía bajo el fin de su cintura
y, pronta, con la mano aún insegura
—dudando fuera sueño o daño hecho—,

rozó la herida, donde halló, pungente
y densa, una humedad inesperada
quemando de sus muslos la blancura…

urdimbre de un oráculo impudente
que el dios trabó en la virgen, difamada
por siglos de vender su arcano lecho.


egm. 2011

* Júpiter, persuadido de que no hay nada tan poderoso como el oro, se convirtió en él para seducir a una virgen. Ovidio, Amores III 8, 29-30. Trad. Germán Salinas.


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5 de diciembre de 2011

Nordeste



Muerde el viento de la sierra
en la landa enmarañada.
Baja a los bosques —hambrienta—
la manada.

Canta el lobo con la lluvia
en la peña recortada;
canta a la noche y la luna,
y a su amada.

Corre el lobo por el valle
tras la presa acorralada,
huele y puede ver la sangre
la manada.

Duerme el lobo en un recodo
de la profunda vaguada
cerrando un ojo y el otro
en su amada.

Vira a nordeste en la sierra;
ama el lobo —garra armada—.
Espera en silencio, inquieta,
la manada.

egm. 2011

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3 de diciembre de 2011

El tamaño



Contempla, maravillosa, la imagen
de un rincón cualquiera del universo.

Mira todos los millones de estrellas.
Imagina millones de planetas
habitados por vida inteligente.
Piensa en los millones de seres vivos
acuciados por tantos
millones de minúsculos problemas.

Contempla. Comprende, acepta y disfruta
el tamaño de tu insignificancia.

egm. 2011

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1 de diciembre de 2011

Altivamente inalcanzables,



los cisnes vuelan blancos
más allá del acantilado, sobre
el laberinto azul
del tiempo eternamente inalcanzable.

¿Recuerdas cuando, azules,
éramos cisnes que volaban sobre
el blanco laberinto
del tiempo, altivamente inalcanzables?

Pero estos cisnes vuelan
blancos sobre el lejano laberinto
del tiempo altivo,
azul y eternamente inalcanzable.

Blancos y ajenos vuelan
los cisnes en la blanca lejanía,
más allá del acantilado
del tiempo, altivamente inalcanzables.

egm. 2011

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28 de noviembre de 2011

Flores si nieva



Para Nuria M. M. 19.11.11

Trae flores si nieva
o una postal de Gilbert & George
comprada de paso al volver.

Tráeme un beso nevado con copos
bordando tu gorro de lana;
un beso de flores y frío.

Trae una botella de vino tinto
y una lata de mejillones
de la tienda de abajo.

Trae algunas flores si nieva
y un poco de aire limpio de invierno
en tus desfondados bolsillos.

Y pondremos las flores
en un feo vaso grande con agua
junto a la ventana empañada.

Miraremos nevar bebiendo
el vino barato con mejillones.
Y la nieve nos abrazará.

Y follaremos girando despacio,
sin que se deslice la manta,
mientras el perro nos mira sabiendo.

Trae flores si nieva
y algún recuerdo del tiempo esquivado
que en la nieve se ha ido.

Que en la nieve se fue
y nunca pudo volver a encontrarnos.
Trae algunas flores de nieve.

Trae flores si nieva
o una postal de Gilbert & George.
Y la pegaremos en la pared.

egm. 2011

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27 de noviembre de 2011

Soneto a Cirlot en Santa Mónica



Nadie habla en el espacio, nadie canta.
J. E. Cirlot

Envueltas tras las letras las espadas,
soldado a su pesar, mas no poeta,
cifrados ya los versos con la treta
de no mostrar el alma de las hadas

sino sus varios nombres en variadas
variantes que varían la concreta
dicción de una emoción de abstracto esteta,
venido de un nadir de inanes nadas

y sima de silencios sin salida,
mitólogo y mitómano absoluto,
a él, aun de recio hierro bruto
calzada la coraza con la vida,

las hadas, las espadas, los dragones
le son del viejo mito nuevos dones.

egm. 2011

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26 de noviembre de 2011

El gris



Entonces los ordenadores
no cabían encima de las mesas,
íbamos los dos y el perro
por el camino viejo de la sierra,
a cada lado del puente

acechaban los mismos árboles,
fresnos, abedules,
de deshojadas ramas silenciosas,
urracas, cuervos
eran los ecos de la tarde,

entonces un teléfono
era algo en el extremo de un cable,
caminábamos por el bosque
como tramperos ebrios,
cayéndonos en la nieve,

buscando una puesta de sol,
un gris preciso en el crepúsculo
que no existe en ningún otro lugar,
té y coñac en el albergue
del urogallo disecado,

entonces la crueldad
era tan primitiva como siempre,
en la carretera del puerto,
profunda umbría y misteriosa,
el invierno parecía eterno,

sin principio ni tiempo, infinito,
y los brillos de la luz
entre las ramas amenazadoras
eran reflejos de un caleidoscopio
girando abierto desde el cielo

hacia los musgos ocultos
en la profundidad del bosque,
entonces los caleidoscopios
tenían tanta magia como ahora,
y, urracas, cuervos,

con el áspero graznido
en el claro surgió el gris
sobre una montaña azulada,
el gris crepuscular buscado,
cazado en la trampa de la retina,

blancos, lilas, azules, pero el gris,
el gris fundente
único del crepúsculo de invierno,
fijado para siempre en la memoria
sin píxeles ni negativo,

indeleble como un beso
bajo los pinares nevados,
y también entonces,
entonces las cámaras fotográficas
eran tan prescindibles como ahora.

egm. 2011

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25 de noviembre de 2011

Otro alguien



Alguien que se parece a mí,
alguien como una imagen
en un espejo empañado
o una caricatura, o un dibujo
de una artista callejera,

bastante parecido
pero ligeramente deformado,
algún alguien con mis gestos
o un remedo de ellos,
alguien que imita mi acento

como un humorista televisivo,
no demasiado bien pero con éxito,
risas, ja ja ja,
carcajadas del público
que asiste en directo al plató,

alguien que usa ropa como la mía,
vaqueros y cazadoras
pero no de las mismas marcas,
alguien que pretende saber
lo mismo que yo sé

pero que no sabe ni apenas briznas,
mal le pesara saber,
alguien que dice lo contrario
de lo que se cree que está diciendo
pero que piensa aquello

que se supone que debe pensar,
más risas en directo, ja ja ja,
Enrique has vuelto a pasarte,
un alguien que parece
que algo quizá se pareciera a mí

sin ser en realidad
más que una caricatura en la acera
cuando está empezando a llover,
un trozo de cartón mojado
con manchones emborronados,

alguien que ya ha tomado mi lugar
no con mi consentimiento
pero sí con mi aquiescencia,
solo por la pura pereza
de no decir oye ya está bien,

alguien que con su mala imitación,
risas, ja ja ja,
ha convencido a unos cuantos
torpes y desorientados
de que es lo que no es

y está ya convenciéndose a sí mismo,
igual de torpe y desorientado,
más risas en el plató, ja ja ja,
Enrique eres genial,
de que es quien realmente no es.

egm. 2011

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16 de noviembre de 2011

La vara



Con la regla de tu vida
serás medido;
con la vara con que midas
serás vareado.

egm. 2011

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3 de octubre de 2011

KYRNEE



sweord wæs swátig• secg weorce gefeh.
Beowulf


Espadas.



Espadas,

                   espadas,
                                     espadas;

espadas,
                   espadas,
                                     espadas.



Espadas,
                   espadas

Se cruzan.



La muerte.



Espadas.



Espadas

                   Espadas.

                                     Espadas.



Espadas

                   espadas

                                     espadas.



Espadas

que chocan.



Espadas.

Mi muerte.



La espada.

La espada,

                      la espada.



La espada.

                      la espada,

                                        la espada.

Su muerte.



La espada,

                      la espada.


La espada.



La sangre.



La espada.



Y cae la espada
manchando la losa.

Resuena.



El otro ahora yace,

entre sangre,

al piso de piedra
entregado.



La sangre
se extiende

rodeando su cuerpo
ya inerte.



Su cuerpo

sangrante.



Y no sé
quién era.



Corría hacia mí,
desenvainada
la espada.

Furioso.



Y en mí
se encontró
con la muerte.



Y yo entonces vi
a la muerte.



Yo, vivo.



¡KYRNEE!


egm. 2011

Santa Rosa, Gràcia, Barcelona, 6 de febrero de 2005
* the sword was bloody, the warrior rejoiced in his work (Beowulf, v. 1569)


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1 de octubre de 2011

Nada no



Alada el hada, al Hada.

La nada,
nada.
Nada.

No yo.

Fluyendo.

Ya no
yo.



Confusión
confundo
confundido.

Fundido
en confusión
confluyo.

Fluyo.



Ciego
en la oscuridad.
Perdido.

Al filo
del precipicio,
un niño.

Perdido.



Ardo
en largo
desconcierto.

En huero
desvarío
muero.

Perdido,
vago
incierto.



Fluyo
en río hueco
de silencio,
eco.

Grito
al río,
al eco.

Del silencio
el eco.



Ardiente
nada
mi hada
nada.

Por mí,
por ti.

Por nada.



Soldado
de huera
guerra,

hiero,
mutilo,
muero.

Soldado,
vago
derrotado.



Huyo,
difluyo,
fluyo.

Tuyo
el fulgor
que huyo.

Tuyo.



Nada.

Fluida,
sola.

Fluente.

Nada.

No nada.



Roto
en trozos
trazo

el roto
mapa
de mi roto
desvarío,

La ruta
rota
de mi derrota.



El rito,
el mito,
el grito.

Grito.

Ciego
en lo oscuro.

El grito.



Fiera
furia.

Furia
aturdida.

Fluente,
fluida
furia

efluyo.



En huera
guerra,
rotos
los tratos,

hiero
mutilo
mato.

Soldado,
la muerte,
suerte.



Me sumo
al humo,

huero
vago.

Trago.

Vago
en humo

aciago.



Sin sentido,
sin destino.
Camino.

Ajeno.

Sin ruta,
sin destino.

Sin camino.



Teme
la muerte
el mito.

Teme.
Ama.

El mito
amo.

Temo.



Trago
a trago
vago.

Vago
vago.

En cada
trago
vago.



Huido
sin camino.
Fluido.

Fluente.

Roto,
solo,
muerto.



Gritando
en lo oscuro:
un niño.

Un grito,
un rito.

Solo
en lo oscuro.

El rito.



Soldado,
muerto.

Guerra
hago.
Trago.

Soldado,
mutilo,
muero.



Aciago
lago
que vago,
trago.

El hado
me trajo
al lago
que, vago,

vago.



Solo
gritando,
solo.

Un niño
ciego
en lo oscuro.

Un grito.
Solo.



Perdida
nada.

Mito
rito
hito.

Grito.

Nada
derrotada.



Construyo
un mundo,
un mito.

Confluyo.

Un mundo
tuyo,
un hito.

Difluyo.



Cada
hada,
nada.

Ajena
nada
el hada
nada.

Fluida
nada.



Trozo
a trazo,

trazo
a trozo

efluyo,

refluyo,

afluyo.



Confluyo

No
nada
yo.

No.

Derrotado
no.



Solo,
sin camino
fluyo.

En el río
de silencio
huyo.

Perdido.
Tuyo.



Soldado,
muerto,
vivo.

Sin destino
ni sentidos
vivo.

Soldado,
sobrevivo.



Nada
huida.

No nada.

Nada.

Sentido
confundido,
ido.



Camino
sin camino.

Fluyo
sin destino,
ciego,
perdido.

Solo,
desolado
hado.



Mi hada,
casi
nada.

Fluida
nada
mi hada
nada.

Fluyente,
afluye.



Perdido
vivo.

Fluido
fluente
afluyo.

En nada
nado.

Pervivo.



Gritando
fluyo.

Huyendo
aúllo,
huyo.

Llorando
lloro.

Yo lloro.



Un niño
llorando.

Solo.

El niño.
Solo.

Grito.



La nada
nado,

la furia
fluyo,

la huella
huyo.

Nado
fluyo
huyo.



Soldado,
muero.

El hada
si muere,
muero.

Si muero,
muere.

Mi hada.



Nada
hacia allá
la nada.

Nada
a nada
nada.

Casi nada.



El hada
me vive
y vivo.

Soldado,
sobrevivo.

Mi hada
vive.

Revivo



No
nada.

Ahora

no.

Nada no.


egm. 2011

Santa Rosa, Gràcia, Barcelona, 29 de enero de 2004


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La dimensión



Después de recorrer
la playa de las conchas blanqueadas,
blanqueo mi condición
de ignorado espectador
de los cíclicos vuelcos de la vida,

digo ¡tú!
pero la tierra gira sola,
confundida y extraviada
en un universo sin medidas
y de una única dimensión,
inerme, inerte y fría,

las conchas blanqueadas en la playa,
nada me excita más, pero
el tiempo es la única dimensión.


Veo en tus ojos la clave
de la cuantificación,
corazón,
en el espejo las grietas son casi
lejanos paisajes sin explorar.


Y unos dicen que sí,
tantos viejos preenvejecidos
que irremediablemente se unirán
a aquellos que de jóvenes odiaban
porque encontrarán en sus falsedades
una explicación a su desconcierto,

rechazarán a cuantos amaron
por una falsa seguridad
en su inseguro mundo incoherente,

vomitarán los jugos
que aún ayer les embriagaban,
vomitarán su propia vida insípida
en el suelo del ascensor,
y otros dicen que no.


Ven a bailar
la danza de las grullas, ven,
en los dorados trigales,
a los verdeantes maizales, ven,

junto a los bosques umbrosos
de nebulosas neblinas,
ven con las gráciles grullas,
vente, ven a bailar.


Dices ¡uj!
módulos nictálopes cabriolantes,
concéntrica orla nívea,
flor o tallo oscilando suaves,
días excéntricos
tóxicamente urbanos
cuando ondas ñoñas obviabas,
música extrema
me alza si tu uncial raíz besa obscena,

crecen arbustos floridos
en la ladera del volcán.


Unos dicen que hacia arriba,
¿qué verdades
se nos revelan en el sueño
disfrazadas de mentiras
para enzarzarnos mejor?

mano, ojo, nervio, impulso,
cuerda, arco,
en el mundo el claro marco,
firme el pulso,

todos los nombres
son tu extrema voz que cabriola
en los ecos de los acantilados,
modulados en todas las palabras,
vortigirando en ondas concéntricas
y oscilando obscenos y excéntricos
hacia la raíz del anochecer,

¿qué ilusiones
se nos muestran como realidades
a la luz del mediodía
para entramparnos mejor?
y otros dicen que no.


Esto pasa,
en el faro fiero,
no faro fero firo e o foro furo,
hiero y el foro horado,

y en mientras tanto,
otro día que fracasa
en su intento de tumbarme,
devastarme, descarnarme y devorarme,
otro día más que pasa.


En el sol de la mañana
vistas desde el este airosas
brillan más hermosas
las altas antenas en los tejados,

la chica del ala de cuervo,
negros mechones desbocados,
decía al amanecer
que en una cajita guardaba
siete núcleos de planetas perfectos
que no debía descuidar.


Vive la vida en rojo,
haz el amor con quien te ama
y, como si fuera una perra guerra,
fóllate todo lo demás,
me dijo la bruja,

porque esto dura
lo que dura el disco duro,
y ahora mismo no recuerdo
qué era lo que debía borrar,

ah, savia y resina en el monte
que de venus antes solía ser.


Dime ¿tengo la culpa yo
de no ser nada más que lo que soy?
procura no resbalarte en el vómito
que aún queda en el ascensor,

inconmovible en el azar estoy
y me importa un puro zarajo
la injusticia del juicio prejuicioso,

la antes perenne derrota
ya es una victoria cada hoy.


Tal que la diosa hechicera,
toco de memoria
y silbo de oído,
oigo como un ciego,
miro más que un sordo,
no digo que no diga lo que veo.


Intenta aprender de la bruja,

acaso los acasos son futuros,
los hoyes son ayeres repetidos,
los días que ahora vives son tu muerte,
tu muerte es cual el día en que naciste,
tu vida es un cometa en el océano
brillando fulgurante y apagándose
en un instante cósmico e infinito,

acaso los futuros son acasos,
ayer es solo un hoy que ya ha pasado,
mañana es un ayer que no empezó,

aprende que es el tiempo en este tiempo
tu única y entera dimensión,
corazón.


Otros dicen que hacia abajo,
la nada de la nada te creó,
la nada pronto te reclamará,

y en esa hora el mundo ausente,
insustancial e indiferente,
indiferente te verá partir,
algunos otros dicen que hacia atrás.


La danza de las grullas bailarás
junto a los lagos del crepúsculo,

cuentan que el hombre y la esfinge
temen al tiempo atroz,
el tiempo sin embargo fluye
sin meandros de temor,

pero otros dicen que pche,
entre conchas blanqueadas el tiempo
fue toda tu única dimensión,
admírate tú misma
de tu misma admiración.

egm. 2011

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19 de septiembre de 2011

¿Por qué lo llaman justicia cuando quieren decir venganza?



No seré justo. No seré ecuánime,
ni equilibrado;
tampoco injusto ni subjetivo.

No opinaré.

Dejaré a otros la fútil carga
de la justicia
o el placer vano de la venganza.

No juzgaré.

egm. 2011

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11 de junio de 2011

Esto es un billón, nena



Cultivad la ciencia de los números, ya que nuestros
crímenes suelen ser tan solo errores de cálculo.
Pitágoras

Un una o uno

Dos
Tres
Cuatro
Cinco
Seis
Siete
Ocho
Nueve
Diez

Veinte
Treinta
Cuarenta
Cincuenta
Sesenta
Setenta
Ochenta
Noventa
Cien

Doscientos
Trescientos
Cuatrocientos
Quinientos
Seiscientos
Setecientos
Ochocientos
Novecientos
Mil

Dos mil
Tres mil
Cuatro mil
Cinco mil
Seis mil
Siete mil
Ocho mil
Nueve mil
Diez mil

Veinte mil
Treinta mil
Cuarenta mil
Cincuenta mil
Sesenta mil
Setenta mil
Ochenta mil
Noventa mil
Cien mil

Doscientos mil
Trescientos mil
Cuatrocientos mil
Quinientos mil
Seiscientos mil
Setecientos mil
Ochocientos mil
Novecientos mil
Un millón

Dos millones
Tres millones
Cuatro millones
Cinco millones
Seis millones
Siete millones
Ocho millones
Nueve millones
Diez millones

Veinte millones
Treinta millones
Cuarenta millones
Cincuenta millones
Sesenta millones
Setenta millones
Ochenta millones
Noventa millones
Cien millones

Doscientos millones
Trescientos millones
Cuatrocientos millones
Quinientos millones
Seiscientos millones
Setecientos millones
Ochocientos millones
Novecientos millones
Mil millones

Dos mil millones
Tres mil millones
Cuatro mil millones
Cinco mil millones
Seis mil millones
Siete mil millones
Ocho mil millones
Nueve mil millones
Diez mil millones

Veinte mil millones
Treinta mil millones
Cuarenta mil millones
Cincuenta mil millones
Sesenta mil millones
Setenta mil millones
Ochenta mil millones
Noventa mil millones
Cien mil millones

Doscientos mil millones
Trescientos mil millones
Cuatrocientos mil millones
Quinientos mil millones
Seiscientos mil millones
Setecientos mil millones
Ochocientos mil millones
Novecientos mil millones
Un millón de millones

Esto es: un billón, nena,
espumeando como un perro rabioso.

egm. 2011

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31 de marzo de 2011

Sed de luna



La luna breve
de invierno besa al lago
y de un gran trago
la noche entera bebe.

egm. 2011

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10 de marzo de 2011

Almuerzo de chamán



Devoraré, latiente,
el corazón del águila
para luego convertirme en el mono
que el águila cazó.

egm. 2011

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14 de febrero de 2011

Poema prosódico



Pues resulta ser que brújula
es una palabra esdrújula,
a la vez que meridiano
es vocablo más bien llano
y, sin duda,
corazón
es palabra tan aguda
como hipsilofodón.

¡Ay, quién tuviera una brújula
para andar el meridiano
del brumoso corazón!

Miseria, miseria,
qué brumosa es la materia…
¡Y quién, en vez de una cabra,
tuviera un hipsilofodón!

egm. 2011

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7 de febrero de 2011

Tú mismo



En tu efímera vida
dos solas cosas habrás de entender:

La evolución de las especies vivas
y la estructura del vasto universo.

Si no comprendes esto
nunca podrás entenderte a ti mismo.

egm. 2011

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30 de enero de 2011

Cine de tarde



Ella no era rica.
Él nunca fue pobre.

Él se fue a estudiar a una ciudad del extranjero.
Ella decidió estudiar a la ciudad de la que él procedía.

Ella permitió que la desvirgara un chico que no le gustaba gran cosa.
Él se masturbó mirando porno con sus compañeros de piso.

Él terminó los estudios y se fue de putas con los amigos.
Ella acabó la carrera y se emborrachó por primera vez.

Ella encontró trabajo en la ciudad en la que había estudiado.
Él regresó a su ciudad a trabajar en la empresa de su padre.

Él tuvo tres novias pero permaneció soltero.
Ella se casó y se divorció a los dos años.

Ella comenzó a ver que no avanzaba en su trabajo.
Él dejó de jugar al tenis y probó con el golf.

Él la conoció a ella en una fiesta a la que se dejó arrastrar.
Ella se dejó conocer por él en una fiesta a la que acudió sin ganas.

Ella fingió que le interesaba lo él que le decía.
Él hizo como que entendía lo que ella le contaba.

Él logró acostarse con ella a las cinco semanas.
Ella consiguió casarse con él a los cinco meses.

Ella dejó su trabajo y se dedicó al arte y a las compras.
Él siguió esperando a que su padre se muriera.

Él sintió que aquel mundo cerrado le aburría.
Ella se aburrió de sentir que aquel mundo la encerraba.

Ella intuyó que era el momento de buscarse un amante.
Él empezó a pensar en la posibilidad de cambiar de secretaria.

Él se folló a la nueva secretaria el primer día en el sofá de su despacho.
Ella se folló a dos poetas, un escritor de moda y a varios artistas.

Ella se cansó de listos que se hacían el tonto y de tontos que se creían listos.
Él empezó a resentirse de la espalda por forzar posturas sobre el sofá.

Él lamentó casi sinceramente la muerte de su padre.
Ella se alegró en su interior de la muerte de su suegro.

Ella se ocupó de gestionar la empresa familiar.
Él cambió de despacho y también de secretaria.

Él comenzó a prestarle más atención a ella.
Ella se sintió halagada de que él la tratara con más atenciones.

Ella descubrió que le gustaba el mar y no solo la playa.
Él olvidó el deportivo en el garaje y se dedicó más al yate.

Él decidió que no valía la pena arriesgar lo que no es hipotecable.
Ella calculó que no compensaban sustos continuos con placeres fugaces.

Ella soltó lastre.
Él recogió velas.

Él inició una colección de monedas raras.
Ella siguió coleccionando joyas exclusivas.

Ella rehusó varias invitaciones del nuevo escritor de moda.
Él dejó de medir la longitud de las faldas de sus empleadas.

Él concluyó que total, en fin, para qué.
Ella se convenció de que bueno, total, qué más da.

egm. 2011

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11 de enero de 2011

Romance del Infante Henryques



Yo no digo esta canción
sino a quien conmigo va.
Romance del conde Arnaldos

¡Quién tuviera tal ventura
en las orillas del Sar
cual tuvo el Infante Henryques
una mañana sin par!

Yendo a recoger castañas
para asarlas en su lar
vio venir una morena
que el río quiere pasar.

Las faldas trae de seda,
de azabache su collar;
los labios, moras de zarza,
los ojos, algas del mar.

Mientras sonríe encantada
cantando viene un cantar
que la lluvia pone en calma,
al viento lo hace amainar;

a las aves de los árboles
las hace a tierra posar
y a los peces de lo hondo
los hace arriba asomar…

Allí habló el Infante Henryques,
el de ventura sin par:
«¡Por mi vida, moreniña,
canta otra vez tu cantar!»

Le respondió la rapaza,
tal respuesta le fue a dar:
«¡Solo canto mi cantiga
a quien me sabe besar!»

egm. 2011

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