Muerde el viento de la sierra
en la landa enmarañada.
Baja a los bosques —hambrienta—
la manada.
Canta el lobo con la lluvia
en la peña recortada;
canta a la noche y la luna,
y a su amada.
Corre el lobo por el valle
tras la presa acorralada,
huele y puede ver la sangre
la manada.
Duerme el lobo en un recodo
de la profunda vaguada
cerrando un ojo y el otro
en su amada.
Vira a nordeste en la sierra;
ama el lobo —garra armada—.
Espera en silencio, inquieta,
la manada.
egm. 2011
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