29 de junio de 2020

Safo

Poemas y fragmentos

Traducción de Joseph Canga Argüelles y Bernabé Canga Argüelles publicada en Madrid en 1797

Odas

A Afrodita

Sacra Afrodita, cuyo santo numen
en varios pueblos tiene incienso y aras,
hija de Zeus, y de amorosas tramas
dulce maestra,

te ruego yo que no me des tormento
con duros males, con mortal tristeza:
tú, que atendiste alguna vez la ardiente
súplica mía,

y abandonando la dorada casa
de tu gran padre, desde el alto asiento
a mis amores descender soliste
blanda y afable,

sentada, ¡aymé!, sobre un brillante carro,
del cual tiraban delicadas aves
que hendían el aire con las negras alas
rápidamente;

y tú bañada de una afable risa
me preguntabas por mi mal, piadosa,
y por qué tanto fervorosamente
yo te llamaba,

por qué tan triste en mi dolor gemía,
a quién tentaba enamorar, y quiénes
mal me trataban: «Dime quién te agravia,
mísera Safo,

que si te huye, volverá al momento,
dará regalos, lejos de admitirlos,
y amará presto, si de amor no siente
cándida llama».

Ven, pues, ahora, y compasiva acorre;
líbrame ya de los cuidados graves,
y favorece los ardientes votos
de este mi ruego.


De sí misma

Igual a un dios se me parece en todo
aquel mortal que, junto a ti sentado,
de cerca escucha cómo dulcemente
hablas y cómo

dulce te ríes; lo que a mí del todo
dentro del pecho el corazón me abrasa,
y un recio nudo en la garganta asido
muda me deja.

Se ata la lengua y por las venas
corre rápido fuego que me enciende y quema,
pierdo la vista, y mis oídos luego
dentro me zumban;

toda yo tiemblo, de sudor helado
toda me cubro y desfallezco. Entonces,
pálido el rostro y sin aliento, casi
muerta parezco.


A Afrodita

Ven, Afrodita, poderosa en Chipre,
propicia ven, y favorable entre estos
huéspedes caros, huéspedes, ¡oh diosa!,
míos y tuyos;

ven a libar el agradable néctar
y a derramar en los dorados vasos
vino mezclado con pequeñas rosas
plácidamente.


A sí misma

Mísera Safo, tú yacerás muerta
y tu memoria morirá contigo,
ni ya tu frente ceñirá de Pieria
rosa cogida:

irás al Hades, de la luz privada,
y nadie ya te mirará, mezquina,
cuando te lleve a los oscuros manes
rápido vuelo.


De la rosa

Si a las hermosas, apacibles flores
tal vez monarca Zeus quisiera dar,
para este cargo, la encendida rosa
fuera elegida.

Ella es el dije de la madre tierra,
ella es la gloria de las plantas todas;
como a sus ojos la aman, y la quieren
ramas y flores.

De verdes hojas coronada ostenta
toda su pompa y vanidad süave,
y en su oloroso y delicado cáliz
céfiro ríe.


Cantilenas

De sí misma

La luna luminosa
huyó con las Pléyades,
la noche silenciosa
ya llega a la mitad;
la hora pasó y en vela,
sola en mi lecho, en tanto,
suelto la rienda al llanto
sin esperar piedad.


Del amor

Amor que el pecho mío
continuamente agita
es dulce y es impío
y es más que una avecita,
volátil y ligero.
¡Ay!, ¿de su dardo fiero
quién consiguió victoria?
Renueva, amada mía,
renueva la memoria
de cuando Atis ardía,
tu dulce amor odiaba
y a Andrómeda estimaba.


A la Noche

Contigo, Noche amable,
vienen todas las cosas;
viene el vino agradable,
las cabras presurosas
también vienen gozosas,
y la tierna doncella
torna a su madre bella.


De sí misma

Amo el brillante lujo,
amo las cosas bellas,
y el esplendor y el fasto
mi corazón desea.


Epigramas

De Menisco

El mísero Menisco ha dedicado
a Pélagon un remo y una nasa
en monumento de la vida escasa
de todo pescador infortunado.


Epitafio a Tímadis

Yace aquí la ceniza recogida
de Timas infeliz, que al negro y feo
tálamo de Perséfone admitida
se vio, antes de cumplir el himeneo.
Sus mejores amigas se han raído
del todo la brillante cabellera
movidas de su suerte lastimera.


Fragmentos

1.
Yo te conjuro, por la amistad nuestra,
que escojas otra de más pocos años,
pues yo, que mucho con la edad te excedo,
nada te sirvo.

2.
¡Alba Afrodita!, dulce madre mía,
el tierno amor del adorado joven
toda me vence, y en mis dulces ansias
dejo la tela.

3.
Yerno feliz, ya coronó Himeneo
de tus deseos el ardor sublime,
y la doncella que quisiste tanto
ya la posees.

4.
Pónteme al frente, amigo,
y tierno y amoroso
despliega, ¡aymé!, despliega
la gracia de tus ojos.

5.
Con la suave Afrodita,
en delicioso lecho,
dormí entre frescas rosas;
dormí amorosos sueños.



Joseph y Bernabé Canga Argüelles. Obras de Sapho, Erinna, Alcman… (books.google, p. 00)
Francisco Rodríguez Adrados. Lírica griega arcaica (somacles.files, pdf, p. 336)


☛ PyoZ ☚