Los dóciles no heredarán nada.
Dios con su abrigo andrajoso
esta mañana, una lengua callada
en mi oído, pidiendo limosna,
frías manos que alcanzan mi falda.
Corderito, empobrecido rebaño,
bendice mi té negro con lágrimas.
He esquilado tu lana dorada,
grandes madejas usadas de encaje
blanco, precioso brocado, brillantes
hojas de higuera, polvo de joyas
en mi piel. Pelo de maíz en mi
dobladillo. He ordeñado a la fornida
bestia que llamáis América, y llevado
a vuestros hombres a través de mi pecho
como pieles. Zorro en alfiler y
chinchilla azul nieve: también ellos
venían a mordisquear a mi puerta,
tantos suaves ovillos rosa que atrapo.
Mis vigilantes en la sombra, mis
demonios de gruesos muslos. Con calma,
por favor. Decid a los perros que
me desnudan con sus ojos: no tengo nada
que ocultar. Me extenderé ampliamente.
Aquí, un destello de músculo. Aquí,
un poco de sangre de la caza. Ahora el centro
del mundo: mi incandescente coño.
Saludad todos a la oscura flor de azucena
y a la salvaje rosa de Damasco,
mi dulce Afrodita revelada
en el pliegue. Saludad al cálido jazmín
en la noche; denso almíbar
en tu boca, daga bifurcada
en mi lengua. Legiones en mi talón.
Aquí, en la roja meca del mundo,
arrodillaos. Aquí el Edén, aquí Belén,
aquí en la cuna de Tebas,
una altísima esfinge ronda el jardín,
devorando su alba húmeda.
☛ Safiya Sinclair. Center of the World (poetryfoundation.org)
☛ safiyasinclair.com
Trad. E. Gutiérrez Miranda 2016
∼
Center of the World
The meek inherit nothing.
God in his tattered coat
this morning, a quiet tongue
in my ear, begging for alms,
cold hands reaching up my skirt.
Little lamb, paupered flock,
bless my black tea with tears.
I have shorn your golden
fleece, worn vast spools
of white lace, glittering jacquard,
gilded fig leaves, jeweled dust
on my skin. Cornsilk hair
in my hems. I have milked
the stout beast of what you call America;
and wear your men across my chest
like furs. Stickpin fox and snow
blue chinchilla: they too came
to nibble at my door,
the soft pink tangles I trap
them in. Dear watchers in the shadows,
dear thick-thighed fiends. At ease,
please. Tell the hounds who undress
me with their eyes — I have nothing
to hide. I will spread myself
wide. Here, a flash of muscle. Here,
some blood in the hunt. Now the center
of the world: my incandescent cunt.
All hail the dark blooms of amaryllis
and the wild pink Damascus,
my sweet Aphrodite unfolding
in the kink. All hail hot jasmine
in the night; thick syrup
in your mouth, forked dagger
on my tongue. Legions at my heel.
Here at the world’s red mecca,
kneel. Here Eden, here Bethlehem,
here in the cradle of Thebes,
a towering sphinx roams the garden,
her wet dawn devouring.
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