Vibra un límite más allá
de los límites de la comprensión,
entre el tiempo del espacio
y la velocidad del tiempo.
Porque he aquí que la luz
tiene un límite en su velocidad,
y vale que la velocidad
tiene un límite en la luz;
el espacio, sin embargo,
puede dilatarse infinitamente
a una velocidad superior
a la velocidad de la luz.
Hay así una velocidad,
en el límite del discernimiento,
que supera los límites
de toda posible velocidad.
No se trata siquiera de física
ni de poesía cuántica,
sino que se trata de comprender
que la comprensión no es suficiente
para imaginar el cosmos.
egm. 2016
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