1 de octubre de 2014

Pedro Muñoz Seca

[El clavel carmesí]

―Trovador, soñador:
un favor.

―¿Es a mí?

―Sí, señor.
Al pasar por aquí
a la luz del albor
he perdido una flor.

―¿Una flor de rubí?

―Aún mejor:
un clavel carmesí.
Trovador,
¿no lo vio?

―No lo vi.

―¡Qué dolor!
No hay desdicha mayor
para mí
que la flor que perdí;
era signo de amor.
Búsquelá
y si al cabo la ve,
démelá.

―Buscaré,
mas no sé si sabré
cuál será.

―Lo sabrá,
porque al ver la color
de la flor
pensará:
¿Seré yo
el clavel carmesí
que la dama perdió?

―¿Yo, decís?

―Lo que oís.
En aqueste vergel
cual no hay dos
no hay joyel ni clavel
como vos.

―Quedad, señora, con Dios.



Pedro Muñoz Seca, La venganza de don Mendo, jornada tercera (ugr.es, pdf)



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