Larga y lluviosa noche; se ocultan ya las Pléyades
y yo, empapado, aún sigo rondando ante su puerta,
loco por esa pérfida, pues Cipris me ha lanzado
un dardo, no de amor, sino de hiriente fuego.
☛ Asclepíades de Samos, Antología Palatina Gredos, 234 (V 189) (mercaba.es, pdf, p.138)
Versión de E. Gutiérrez Miranda 2021
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