En algún incendiado paraíso
noviembre huele a flor de saptaparna
y en este frío infierno
la noche te expulsa al vacío; sobre
el Limago ahora fluye la nieve
—se adormilan los lémures
bajo la tibia cúpula metálica—
mientras los magnolios aquí liberan
tan solo algunas hojas
marrones. Tú piensas «ich und du», pero
el viento dice «weder du noch sie»,
el viento escupe: «nunca».
egm. 2018
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