1. La ley del aire
En el viento
domo el aire
como el naire
de tu aliento;
no lamento
tal desaire
y al desgaire
ya me oriento:
desde el cielo
vuelo al suelo
con tu amor
y en el humo
libo el zumo
de tu flor.
En el viento
de tu flor.
2. La ley del fuego
Si juego a este juego
o antes o luego
me quemo en el fuego;
no escuches mi ruego
e inflames mi ego,
o pierdo a este juego.
Si pronto o bien luego
me traes tu fuego,
sopesa mi ruego:
espera a que el ego
comience su juego
y aplástalo luego.
Si prendes mi fuego
atiende a mi ruego
pensando en mi ego;
calcula tu juego
y deja que luego
se encienda en el fuego.
Si entiendes mi ruego
devasta mi ego
e inflama tu juego:
incéndiame y luego
abrasa mi fuego,
tan solo te ruego.
Remata mi ego
rompiendo este juego
más pronto que luego.
Sofoca este fuego,
no esperes el ruego
e incendia tu ego.
3. La ley del agua
¿Cuál es el rumbo
y cuál la orilla,
cuál es el viento,
cuál es la playa?
¿Cuál es la fuente
del agua limpia,
cuál el arroyo
del agua clara?
¿Cuál es el río
del agua clara,
cuál es la fuente
del agua limpia?
¿Para buscarme
cuál es el alba,
para olvidarte
cuál es el día?
¿Cuál es el río
del agua clara,
cuál es la fuente
del agua limpia?
¿Cuál es el río
del agua limpia,
cuál es la fuente
del agua clara?
¿Cuál es la trocha,
cuál el camino,
cuál es la línea,
cuál es la raya?
¿Cuál es el río
del agua limpia,
cuál es la fuente
del agua clara?
¿Cuál es la fuente,
cuál es el río
del agua clara,
del agua limpia?
¿De la moneda
cuál es la cara,
cuál es la suerte,
cuál es la vida?
Cuál es la fuente
del agua clara,
cuál es el río
del agua limpia.
¿Cuál es el río,
cuál es la raya
del agua limpia,
del agua clara?
¿Cuál es el arco,
cuál es el tiro,
cuál es la flecha
y cuál la diana?
¿Cuál es la fuente
y cuál el río
del agua limpia,
del agua clara?
¿Cuál es la playa,
cuál es la orilla
del agua pura
que sin luz brilla?
4. La ley de la tierra
I
Debajo del volcán,
ignífero volcán,
dormita el Rey Dragón,
ignívomo dragón…
Debajo del volcán
dormita el Rey Dragón
echado en un jergón
de magma y alquitrán;
de pronto, en un amén,
retumba en el confín
del mundo, y en patín
regresa con desdén.
Se duerme el holgazán
y añil semidragón
soñando en un sinfín
de hadas en caftán
de seda. En el colchón
más muelle de su harén
dormita un haragán
dragón bajo volcán.
II
Debajo del volcán
dormita el Rey Dragón
guardando los tesoros
que nunca perderás:
Reflejos de la luna
jugando en el maizal,
la sombra del eclipse,
el rayo en el cristal;
los cuervos en la orilla,
las conchas y la sal,
la playa tras la lluvia
y algares bajo el mar;
la hiedra sobre el muro,
helechos del pinar;
los besos bajo el viento,
cervezas en el bar…
Retazos y fragmentos
que añade cada edad;
trocitos muy pequeños
de la felicidad.
III
Aún duerme el Rey Dragón
debajo del volcán
soñando con sirenas
de ojos de azafrán.
Retama y madreselvas,
medusas en el mar:
los mágicos tesoros
que no te fallarán…
―¡¡Rey Dragón!!
¡¡Corre, lánzate hacia el Cielo,
Rey Dragón!!
Vuela ya detrás del Viento,
Rey Dragón,
que el Tesoro que vigilas,
Rey Dragón,
te lo va a robar el Tiempo!!
¡¡Rey Dragón!!
Ya debajo del volcán
se despierta el Rey Dragón…
El ignífero dragón
del ignívomo volcán.
5. La ley del hielo
Acaso, ¿no hago eso?
Ardo e imploro.
Acaso te busco y duelo…
Rememoro.
En donde se envuelve el viento
me demoro;
por donde se encresta el hielo
grito y lloro.
Acaso, me incendio en fuego
poro a poro;
acaso no entiendo al viento
y me azoro.
Por donde se cierra el hielo
me demoro.
En donde se hiela el hierro
grito y oro.
Acaso, te vivo y sueño
y te añoro.
Acaso me hielo en fuego
poro a poro.
Acaso, ¿no hago eso?
Poro a poro,
por donde me incendia el hielo
me devoro.
6. La ley del tiempo
I
La trampa del tiempo
dibuja espirales. Ondula en el juego
de luces difusas,
te envuelve en las líneas
de brillos oblicuos
tangentes y obtusos
y añade volutas recientes
a ritmos arcaicos.
La trampa del tiempo
te atrapa en los trazos de lazos eternos
—geométrica trama—,
te obliga a rendirte a los ritos antiguos,
usados sabidos manidos,
los viejos arcanos del sexo y los días.
La trampa del tiempo
te encierra en sus líneas quebradas
fugadas revueltas partidas
—zigzag serpentino—,
el cruel laberinto de amor y deseo
que roe los sueños:
La trampa del tiempo.
La trampa, las trampas del tiempo
que son una sola.
Fatal laberinto latiendo en la sangre.
Alzada la lanza.
Lanzada la baza; vendida la vida.
La cíclica duda;
la danza del ave en la selva;
el río de ríos; la lava en el valle…
La trampa del tiempo.
Mendaz remolino
de vueltas y pasos de baile.
Saberes infusos en mentes triviales:
geométrica magia.
El juego ondulante de saltos oblicuos,
la sangre absorbida detrás de la vida,
la búsqueda inútil e inocua
de mitos distintos atroces y nuevos,
de flores perdidas
y antiguos misterios de sexo y de muerte,
de risa y de fuego.
La trampa del tiempo en un vuelo de luna,
tan nítida y clara
geométrica y lene,
abriendo su arcano a la luz de los astros.
Geométrico trazo mintiendo el destino:
geométrica danza.
Tan nítida y leve.
Tan clara.
II
El tiempo te entrampa
jugando en la onda
de luz en la oronda
y hélica rampa;
te entrampa despacio
en vil laberinto
de sexo indistinto,
geométrico y lacio.
El tiempo te alampa
de arcaica rotonda,
renuente al instinto,
cercado en la trampa
rotunda y redonda
de punto y espacio.
El tiempo te entrampa
del sexo en la trampa.
III
La danza del ave en la selva
—geométrico rito—,
la brama del ciervo en el bosque,
el canto del grillo en la hierba,
el perro corriendo los campos
—rituales antiguos—,
la araña pisando indecisa la tela
que nunca ha tejido.
Geométricos, lívidos brillos,
celestes o glaucos,
rosáceos, dorados, violetas, o níveos.
Arcanas volutas,
arcaicos designios,
antiguos dibujos de ansia y de instinto
—geométrica magia—,
cristales sangrantes pulverizados.
Tan clara.
Tan nítida y leve.
La trampa, las trampas del tiempo
que son una sola.
7. La ley del vacío
De anémonas y algas,
tu soledad, la mía;
la soledad del Homo,
la soledad del Globo,
la soledad del Cosmos,
del Universo solo.
(La soledad abstrusa
del Quark y el Homo
y al Universo romo,
la luz confusa).
Y anémonas y algas
medusas y sargazos
meciéndose en el ritmo
del sueño de la espuma
y del inerte viento
de un mar sin sal ni playas…
Y solos en la peña
tan sola en este océano,
y solo un arrecife
en la mitad de un vasto
azul sin continentes
y olas sin arena.
Y solo en este islote
tan solo entre galaxias,
entre materia oscura
y entre los solos soles
sin luz y sin planetas
ni sombras en el Cosmos.
Y solos en la roca
tan sola en nebulosas.
Y solas multitudes
en este viejo y solo
y equívoco Universo
de soledad sedienta.
Y solos y expandientes
entre materia oscura
y lóbrega energía.
Y solos en el tiempo
inalcanzable y calmo,
inextricable y cierto.
(La soledad confusa
del Cosmos romo,
y del Fermión al Homo,
la luz abstrusa).
egm. 2016
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