La noche que la mataron
Rosita estaba de suerte:
de tres tiros que le dieron
nomás uno era de muerte.
Corrido de Rosita Alvírez
El poder centralizalista
con su muy antiguo vasallaje,
los politiquetes aborígenes
con su sempiterna languidez,
la iglesia anticristiana
con su plurisecular cobardía,
los lusofonistas ombligados
con su patética desintegración,
la irreal inacademia
con su enfermiza pusilanimidad,
la burguesía populista
con su tradicional automenosprecio,
el pueblo aburguesado
con su inmemorial estupefacción...
y así, a la lengua gallega,
que tantos siglos yació,
entre todos la mataron
y ella sola se murió.
egm.2013
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