14 de febrero de 2012

Son de oleaje



Liquen bajo el subsuelo,
ofiura sobre el bentos,
consigues incluso creer
que también perdura la oscuridad,
qué eres,

allende el lugar tenebroso
en el que estás confinado a vivir,
vibra el agua en la ninfa,
sirenas vigilantes en las algas
y los prados de posidonias,

se encrespan los cardos marinos,
chillan las aves del mar en su vuelo
sobre las peñas, las olas
susurran preguntas de arena,
qué eres,

tiembla el crambe en el roquedal,
la primera ola movió sus pies,
la segunda lo derribó,
la tercera lo fue arrastrando
hacia los misterios del mar,

entiendes que es un papel,
tan solo los hombres sueñan con dioses,
evita su mirada en los abismos,
no creas la canción de las sirenas,
qué eres,

grisáceo arrecife sin costa,
cuando regresa la calma a la orilla
el viento en las rocas subraya
el rito inmemorial de la marea,
las algas y la arcana oscuridad,

de la bajamar   sigue el denso olor,
cede al estupor   de la pleamar,
cae con la planicie que se hunde
hacia la negrura insondable,
qué eres,

el págalo desde la altura
ignora todo tu desconcierto,
ocúltate en la tiniebla más fina,
porque, aunque fuera un papel de dios,
no más que un papel sería,

fluye trozada en sombras,
se disuelve en toboganes
la luz profunda hacia el bentos
sin hallar las pupilas en tus ojos,
apenas los trasluces de los congrios,

declives ondulantes, prismas,
no busques la mirada de los dioses,
ofiura, seas lo que fueres,
yaciendo en el fango del bentos,
el mismo fango sin memoria

en que las algas derivan al rojo,
donde los peces comienzan a andar,
extiende tus brazos escuálidos,
absorbe la penumbra en la pendiente
hadal de los olvidos abisales,

helecho en el acantilado,
musgo en el húmedo muro,
recuerda que el recuerdo es nada más
carnada del anzuelo de los días,
qué eres,

no hay tiempo en el silencio,
el cadáver del niño vagabundo,
perdido en las eternidades
donde ensueñan las crédulas sirenas,
jamás descansará en la tibia paz,

al fin llegas a entender
que existes sin temer la oscuridad
y desarrollas tu papel
aun después de saber que es una farsa,
qué eres,

la arena susurra, pregunta
en el frío de los sueños, sisea
el viento bajo las rocas
y la lluvia sobre el océano,
solo los niños seducen sirenas,

no escrutes la mirada de los dioses,
tú, hecho de la materia incorpórea
de la que, probablemente,
en esta antigua oscuridad,
deberían estar hechos los hombres.

egm. 2012

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