2
Salgamos a dar un largo paseo;
la tarde está tan buena
como las muchachitas en la playa.
6
Por si acaso hace falta,
sóplale un poco más de aire al viento,
échale una pizca de sal al mar.
14
Descubres, sin asombro, cualquier día,
que eres otra ola más
batiendo —mira— en las abruptas rocas.
19
Échale un poco de polvo al desierto
—criatura de las algas—
y que el simún empuje la marea.
20
Hablando de echar polvos…
Ese prado, junto al cañaveral,
insinúa una hierba muy mullida.
27
Evita siempre la erosión.
Es una fuente de graves problemas
y accidentes fatales.
34
Desde aquí las velas parecen
—tan arriba— poemas olvidados
difuminándose entre la neblina.
40
Duda de la verdad y las estrellas
y de que el sol produzca cáncer,
pero no de que el amor te hallará.
43
Cariño, ten cuidado:
El pino crece horizontal
cortando la pared vertiginosa.
50
Ocultos, negros bultos,
los hadrones nos muerden los talones,
podridos e insepultos.
52
Ten mi mano, cuidado,
cuidado; no te acerques demasiado
al borde del acantilado.
58
Gracias a la química cósmica
hay demasiados ritos interiores,
y el orbe es inseguro, ya que […]
59
Porque somos perecederos,
por eso tan solo necesitamos
dinero en la tarjeta para el caos.
65
Escupe en la grasienta acera,
orina en el río contaminado,
olvida tus cenizas en la arena.
68
Mi amor, qué día más loco.
Solo salimos a dar un paseo
y ahora estamos muertos, despeñados.
70
Las algas —la marea—,
las velas como dagas en la niebla,
las chicas en la playa, tan morenas.
egm. 2014
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